Entre las demandas ciudadanas una de las que resuena con mayor frecuencia por estos días es el acceso a una salud digna, con atenciones oportunas y tratamientos adecuados según cada enfermedad. Sin embargo, es una tema que no surgió en esta crisis, sino que se arrastra desde hace mucho tiempo.
Para nosotros en Fundación Vi-Da, que acompañamos a personas que padecen enfermedades oncológicas, se trata de un clamor concreto, con rostro, nombres y familias de personas que sufren cáncer y, en el caso de las mujeres, con mayor incidencia -y a veces criticidad-, del cáncer de mama metastásico. Seis de cada 10 mujeres que tienen este problema en etapas avanzadas no pueden acceder a tratamientos innovadores que mejorarían sus expectativas y calidad de vida.
Hoy existen formas de tratar el cáncer de mama metastásico HER2- y Triple Negativo, dos de las tres variantes que presenta, con terapias de última generación, que conllevan menos efectos secundarios y que incluso permiten que una paciente siga trabajando o haciendo sus actividades de forma habitual.
En la Fundación, a diario vemos pacientes con diferentes niveles de avances, quienes necesitan ser más apoyadas para manejar de mejor modo su enfermedad. Actualmente, hay mujeres que simplemente deben conformarse con las terapias que solo aminoran su dolor o a las cuales sus tumores se han vuelto resistentes y ya no tienen efectividad.
Esa la justificación que nos ha llevado a desarrollar la campaña www.yotambientengocancer.cl en la que hacemos una petición concreta para que estas terapias de última generación cuenten con cobertura a través de políticas públicas que garanticen a todas las mujeres -sin distinción- recibir estos tratamientos.
Tener acceso a estas terapias es parte de la equidad y dignidad que anhelamos por parte de nuestro sistema de salud, y son estas las mujeres las que ya no pueden esperar.