Descubierto por Galileo Galiei en 1610, los anillos de Saturno han desconcretado por siglos a los científicos. Algunos creen que su creación pudo ser parte del efecto de formación del planeta o bien los trozos que dejó una desafortunada luna que orbitaba el planeta y que colapsó.

De lo que si están seguros, es que estos anillos están compuestos de pequeñas rocas y hielo, los que vistos a la distancia, asemejan una sola estructura.

Ahora, un científico cree que la Tierra también podría tener su propio sistema de anillos, aunque con una formación distinta a la de Saturno: basura espacial.

Jake Abbott, profesor de robótica de la Universidad de Utah, dijo al diario The Salt Lake Tribune que “la Tierra está en camino de tener sus propios anillos. Simplemente estarán hechos de basura“.

Por eso, el científico está decidido a intentar dar una solución definitiva a este creciente problema. Abbott formó parte de un equipo de investigadores que publicó un informe el mes pasado, que detallaba cómo la basura espacial no magnética puede conducir la electricidad. Según su análisis, realizado junto a un grupo de investigadores, existe una manera de usar fuerza y torsión controlados para ralentizar los objetos que giran, moverlos y, finalmente, recogerlos.

Abbott cree que este hallazgo podría permitir la recolección de basura espacial que orbita alrededor de la atmósfera de la Tierra. De lo contrario, estima, el planeta terminará teniendo un anillo, con graves consecuencias.

Problema creciente

La basura espacial es un problema creciente. La Nasa estima que hay más de 27.000 piezas de basura espacial según el registro de los sensores de la Red de Vigilancia Espacial de EE.UU. (SSN, su sigla en inglés) organismo dependiente del Departamento de Defensa de ese país que detecta, rastrea, cataloga e identifica objetos artificiales que orbitan la Tierra.

Simulación realizada por computador que muestra la distribución de la basura espacial. Crédito: Nasa

La agencia espacial también predice que es probable que haya muchos más desechos en el espacio que son demasiado pequeños para ser rastreados, pero aún lo suficientemente grandes como para amenazar los vuelos espaciales humanos y las misiones robóticas. Los desechos espaciales viajan a velocidades extremadamente altas, aproximadamente 25.000 km/h en órbita terrestre baja, por lo que incluso una pequeña pieza de desechos orbitales puede impactar una nave espacial y crear grandes problemas.

Impacto en el fuselaje del transbordador espacial Endeavour en una de sus misiones, producto de un desecho espacial. Foto: Nasa

Un problema creciente

Con una industria espacial comercial en crecimiento, se espera que el volumen de basura espacial crezca significativamente. La compañía espacial de Elon Musk, SpaceX, ha transportado casi 900 objetos orbitales al espacio este año, según informó el sitio The Verge.

La tienda online Amazon también tiene planes de enviar más de 3.000 constelaciones de satélites a la órbita baja de la Tierra para proporcionar servicios de banda ancha de Internet.

Hace tiempo que las potencias internacionales intentan controlar este cúmulo de desechos especiales. Por ejmplo, durante la administración de Donald Trump, EE.UU. elaboró un Plan Nacional de Investigación y Desarrollo de Desechos orbitales que buscaba reducir la basura espacial recomendando la implementación de diseños deliberados de naves que limiten la generación de nuevos desechos.

Este plan también recomendó mejorar la forma en que EE.UU. rastrea y caracteriza la basura espacial e instó a soluciones sobre cómo eliminar la basura espacial y reutilizarla para un uso productivo.

Sin embargo, con la abrupta salida de su gobierno, el plan quedó congelado, mientras científicos como Abbott temen que la Tierra desarrolle anillos hechos de basura espacial, similares a los de Saturno, Júpiter, Urano y Neptuno.

Ilutración de cómo lucen los anillos alrededor de Neptuno.

Algunas empresas esperan ayudar a abordar el problema de la basura espacial como Astroscale, según Forbes. La compañía con sede en Japón ha comenzado la construcción de un prototipo de nave espacial que probará estrategias en el espacio que eliminan los desechos en órbita.