Una nueva investigación genética confirma una hipótesis que hace tiempo daba vuelta entre los científicos: entre los antiguos pueblos nativos de Polinesia y América del Sur, hubo una mezcla, un episodio único de mestizaje hace aproximadamente 800 años, tras un épico viaje transoceánico.
Sobre este contacto habían una clara sospecha. Una batata (vegetal) era parte de la dieta básica de Polinesia, pero su origen estaba en Sudamérica y Centroamérica. Pero no era la única. El curanto mapuche y la gallina de los huevos azules también tenían similitudes con la preparación de mariscos y las aves que habitan en la Isla.
Un estudio dirigido por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) en el que también colaboraron investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas de la U. de Chile, estudió el ADN de 807 personas procedentes de 14 islas polinesias y poblaciones nativas americanas costeras del Pacífico, desde México hasta Chile,y puso fin al misterio: los polinésicos se mezclaron con nativos sudamericanos hace 32 generaciones atrás. Si se considera una generación cada 25 años, esto es 800 años atrás, mucho antes de lo que se creía.
“Creemos que fue evento. Pueden haber sido más. Pero los análisis muestran un origen común y en un tiempo similar, pero mucho antes que se poblara la Isla de Pascua”, explica Ricardo Verdugo, investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.
Habitantes de cuatro territorios insulares en la Polinesia Francesa tienen en su ADN material genético que evidencia que alrededor del año 1.200 DC hubo hubo un mestizaje con sudamericanos cuyo vínculo genético más cercano es con los colombianos indígenas actuales.
Esas islas -Mangareva y Palliser en el archipiélago Tuamotu y Fatu Hiva y Nuku Hiva en las Islas Marquesas- están aproximadamente a 6.800 kilómetros de América del Sur.
¿Cómo se sabe? Cada vez que un hombre y una mujer se reproducen y tienen un hijo, éste hereda una mezcla de cromosomas de sus padres, en un proceso que se conocer recombinación genética y que garantiza la variabilidad genética. “El largo de los segmentos de cromosómicos que tienen un origen particular ancestral va disminuyendo con el tiempo. Mientras más generaciones pasen, más pequeño son estos segmentos. De esta manera podemos saber en qué momento ocurrió la mezcla y con quién”, dice Verdugo.
Los habitantes de Rapa Nui o Isla de Pascua también tienen ascendencia sudamericana, algunas de inmigrantes chilenos modernos y algunas de la misma mezcla antigua que las otras islas. “Los habitantes de Rapa Nui tienen dos segementos, uno más corto y otro más largo y por lo tanto, más reciente”, agrega Verdugo. Estos últimos, son también más parecidos a mapuches, pehuenches y huilliches.
Rapa Nui, ubicada a 3.700 kilómetros al oeste de Sudamérica y conocida por sus enormes figuras de piedra llamadas moai, fue anexadas al territorio chileno en 1860.
La duda de quién hizo el épico viaje
El estudio deja abierta la pregunta de quién hizo el monumental cruce del Pacífico: polinesios que se dirigieron hacia el este y llegaron a Colombia o quizás a Ecuador, o sudamericanos que viajaron al oeste.
“Estoy a favor de la teoría polinesia, ya que sabemos que los polinesios estaban explorando intencionalmente el océano y descubriendo algunas de las islas más distantes del Pacífico en el momento exacto del contacto”, señala el genetista computacional de la Universidad de Stanford Alexander Ioannidis, autor principal de la investigación publicada en Nature.
“Si los polinesios llegaron a América, su viaje probablemente se habría llevado a cabo en sus canoas de doble casco, que navegan utilizando el mismo principio que un catamarán moderno: rápido y estable”, indica.
Verdugo, piensa distinto. “La hipótesis que surge es que desde el norte de Sudamérica un grupo tenía la complejidad tecnológica suficiente para aprovechar las corrientes marinas y llegar por la línea del Ecuador hacia las islas Marquesas, a esa zona”, agrega el investigador chileno. Esa grupo sería la población Zenu, de Colombia.
Este contacto explica el misterio de cómo la batata llegó a Polinesia siglos antes que los marineros europeos.
En este trabajo participaron más de 30 científicos de cinco instituciones: el Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad del Cinvestav en México; la iniciativa Chilegenómico del ICBM la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile; y las universidades de Stanford, en Estados Unidos; de Oxford, en Inglaterra; y de Oslo, en Noruega