A las 00:17 hrs. de este miércoles se percibió un un nuevo movimiento telúrico en la zona centro del país, que tuvo una magnitud de 5,7. El epicentro se situó 49,54 km al este de Los Andes, y su hipocentro se ubicó a 112,5 km de profundidad.
Un nuevo evento que hizo a la población volver a preguntarse si este sismo puede estar relacionado con la Falla San Ramón, cuál puede ser su origen o si es la anticipación de un próximo terremoto.
Esto debido a que hace más de una década la Falla San Ramón o Falla de Ramón ha estado bajo la mirada de sismólogos y geólogos. ¿Por qué? La falla geológica situada en la sierra de Ramón (Región Metropolitana), 10-12 kilómetros bajo la superficie terrestre, se encuentra activa. Y no solo eso, su extensión podría ser aún mayor de la señalada inicialmente, abarcando hasta 50 km en la capital.
A esto se suma que un informe del 13 de octubre, a cargo de la Comisión Especial Investigadora de la Cámara de Diputados, volvió a “encender las alarmas”, sobre el peligro que representaría un evento telúrico proveniente de esta Falla para las nuevas edificaciones que se pretenden construir en la zona.
Sin embargo, Pablo Salucci Arlegui, geógrafo y docente de la Universidad San Sebastián, explica que “el sismo percibido la última noche no tiene relación con la falla de Ramón debido a su profundidad la cual fue sobre los 100 Km”.
Dice que es importante recordar que los sismos corticales producidos por fallas como la de Ramón son superficiales, es decir, no más allá de 10 a 15 Km. “Por esta razón (profundidad del hipocentro) no hay relación”.
Gabriel González, geólogo del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) concuerda que no hay relación alguna con la falla, señalando que el sismo percibido “es un típico sismo que ocurre a esas profundidades y que está localizado en la placa de nazca que se está subductando. La falla San Ramón está localizada en la placa sudamericana”.
Sobre la Falla de Ramón, que se ubica entre los ríos Mapocho y Maipo, cruzando las comunas de Vitacura, Las Condes, La Reina, Peñalolén, La Florida y Puente Alto, González dice que “hay que mantener la absoluta calma. Esta falla si bien tiene investigaciones que se han realizado, dan cuenta de resultados que están en el ámbito científico y que indican que la falla tuvo un desplazamiento hace miles de años, pero no es una falla que tenga un peligro inminente, dado que su taza de deslizamiento o al menos lo que conocemos de su taza de deslizamiento es muy lenta. Por lo tanto la probabilidad de que se nuclee en un terremoto en esa falla es relativamente baja respecto de los terremotos de subducción”.
Respecto de lo que podría pasar si se produce un movimiento telúrico en la Falla, Salucci comenta que “hoy sabemos en base a la evidencia, que un sismo en esta falla podría alcanzar magnitudes cercanas a los 7.5 Mw, pero dada su poca profundidad, la aceleración del suelo sería muy importante, incluso superior a lo ocurrido durante el terremoto del 27 de febrero de 2010. La referencia más cercana para comprender la dinámica sísmica de este tipo de eventos, es el relacionado con el Terremoto de Las Melosas, ocurrido el 4 de septiembre de 1958. Este evento se trató de tres terremotos consecutivos con epicentro en la zona de Cajón del Maipo, los que alcanzaron magnitudes 6.9; 6.7; y 6.8, teniendo intervalos de uno y cuatro minutos respectivamente el cual fue percibido en gran parte de Santiago. Algo similar podría ocurrir en la falla de Ramón”.
Mayor ruido subterráneo
Tanto el temblor de esta madrugada como los últimos eventos telúricos que se han percibido en la zona centro han ocurrido durante horas de la noche y también se han sentido con gran ruido subterráneo. ¿Son factores relevantes para estos fenómenos? Salucci explica que “la ocurrencia nocturna de estos eventos aumenta la percepción de estos sismos, ya que al disminuir nuestra actividad diaria o por encontrarnos en reposo, podemos percibir de mejor forma como desplazan las distintas ondas. Pero sismos como estos son frecuentes y pueden ocurrir en cualquier hora del día”.
“Cuando los sismos ocurren en la noche, como no hay ruido ambiente y uno está en calma en su habitación, se siente con mayor detalle el temblor porque no hay ruido ambiente. Entonces cualquier movimiento, cualquier ruido uno puede percibirlo con mayor facilidad. Pero esto no dice nada respecto de si los sismos son más fuertes en la noche que lo que ocurren en el día. Se sienten más fuerte, que es una percepción, pero en términos de energía no hay diferencia. Los sismos en el día libera, dependiendo de la magnitud, la misma cantidad de energía que liberan en la noche” señala González.
Respecto al ruido subterráneo que se percibió durante la madrugada, el geólogo de CIGIDEN comenta que “al ser un sismo profundo, que está a 100 km de profundidad bajo el monte Aconcagua, pero está mas lejos incluso de Santiago, que podría ser 120 -130 km en línea recta desde el hipocentro al lugar donde están las personas, dada esa distancia uno va a sentir primero la onda P - que va a producir el movimiento inicial- y después llega la onda S -que llega con mayor tiempo de retardo- al estar más lejos y por eso aparentemente el sismo se siente como si fuera más largo de lo común, pero eso tiene que ver con la distancia a la cual se encuentra el sismo. La onda P viaja más rápido que la onda S. Cuando estás muy cerca del evento la onda P llega muy cercana a la onda S, llegan casi juntas, entonces no es posible sentir un sismo largo”.