James Joyce escribió en 1904 el libro de cuentos Dublineses, en donde usa la palabra “parálisis” como metáfora de la frustración con la se vive bajo una sociedad anidada en el conservadurismo anacrónico, estrechez mental, atraso, ignorancia y desconfianza a lo nuevo. Los personajes de Joyce no hacen mucho para salir de esa parálisis, son incapaces de cambiar las reglas de sus vidas, evitan el problema y ahogan su frustración en alcohol o escapando.
Hoy las economías del mundo están en parálisis, lo cual le ha dado un -todavía- breve respiro al deterioro ambiental del planeta. Aquí hemos llegamos luego de un vertiginoso desarrollo de todas las áreas del conocimiento. Pero, a pesar del progreso, muchos se aferran a ideas que alguna vez fueron soluciones, pero que hoy son trabas para seguir avanzando; y a costumbres y reglas que en su momento permitieron cohesión, consenso y beneficios, pero que hoy -deformadas- generan inestabilidad social y ambiental.
Este breve respiro ambiental que nos ha dado la paralización por la pandemia, también nos da una perspectiva para enfrentar estos problemas. Desde nuestro encierro podemos reflexionar y ordenar nuestras prioridades: la economía del mundo se está desmoronando porque ha disminuido el consumo en todas sus formas. Esto nos demuestra que, exceptuando a los que sufren parálisis grave, podemos compatibilizar estilos de vida, patrones de consumo y necesidades básicas, bajo un mínimo de medidas coercitivas que van en beneficio colectivo y que además resultan en una mejora en la calidad del ambiente.
Recordemos que el plan de descontaminación de Santiago nunca ha sido efectivo: medidas coercitivas débiles pueden ser salvadas por ciudadanos, que con 2 o más autos priorizan y maximizan su beneficio individual, pero comparten el deterioro de la calidad del ambiente con todos. Signos de la parálisis. Obviamente, no todos se podrán bajar del auto, no todos podrán trabajar desde la casa, pero muchos podemos buscar un ajuste eficiente; ¿las reuniones son importantes? ¿Es mejor conversar en persona? Parálisis.
A nivel global, la pandemia de Covid-19 y la recesión que se avecina pone a los países en un punto crítico, pero cuya causa ha sido una larga parálisis compartida: la crisis climática y la inequidad, ya que los impactos también serán más severos sobre los más desposeídos.
Los manuales de liderazgo afirman que todo problema es una oportunidad, por lo tanto, si hoy comenzamos a actuar en consecuencia, debiésemos empezar a buscar nuevas fórmulas para reconstruir el entramado socioeconómico sobre la base de una profunda revalorización de la naturaleza y los principios de sostenibilidad social. Salir de esta paralización requiere resolver problemas accesorios: ¿cómo construir y diseñar las ciudades sostenibles, y qué materiales usar?, ¿cómo hacer que funcionen estas ciudades mediante energía limpia?, ¿cómo producir, distribuir y consumir los recursos en forma eficiente?, ¿cómo nos aseguramos y comprometemos en dar condiciones de desarrollo íntegro y digno a la población, en un mundo donde los recursos naturales son finitos?, ¿cómo, a pesar de intervenirlos y usarlos, fortalecemos la resiliencia de los ecosistemas naturales?
Los ciclos de la naturaleza generan las condiciones para la persistencia de la vida y los beneficios que han entregado a la sociedad en los últimos 200 años. Pero hoy hemos llegado a un punto crítico, en el cual los costos de nuestra larga parálisis los estamos pagamos en vidas humanas. Vida que, hasta donde sabemos, sólo existen en este planeta. Por lo tanto, trabajemos para darle un respiro más largo, será costoso, pero los beneficios serán para todos.
*Director del Centro de Investigación e Innovación para el Cambio Climático (CIICC) de la Universidad Santo Tomás (UST).