Un viaje por el Universo

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La curiosidad es algo innato del ser humano. Las preguntas de las niñas y niños son una prueba de que siempre queremos saber más sobre nuestro entorno. En charlas públicas me han preguntado ¿cómo nacen las estrellas? ¿hemos estado siempre en la Tierra? ¿no le da susto que el Universo sea tan grande?

Esta última pregunta se repite mucho y me ha hecho reflexionar frecuentemente sobre su respuesta. Personalmente, recuerdo con claridad el día en que por primera vez sentí que no éramos nada en el Universo, solo un ínfimo conjunto de partículas, y cómo ese pensamiento me generó una especie de vacío en el estómago.

Mi sensación ahora es muy diferente, si bien la inmensidad del Universo puede ser un poco abstracta, me fascina mucho más de lo que me inquieta. De hecho, en un Universo tan basto, hay tanto por aprender que nunca dejaremos de descubrir cosas tan increíbles como los agujeros negros o de ver imágenes tan bellas como las de las galaxias.

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Y justamente la curiosidad de científicas y científicos es la motivación para buscar y estudiar objetos que están tremendamente lejos de nosotros. Tan lejos, que miramos el pasado del Universo y podemos ver indicios que nos explican poco a poco cómo se formaron las primeras galaxias y las primeras estrellas. Y quizás algún día podamos entender cuál es el rol de la vida en este gran sistema que nos llena de dudas.

Por mientras, en la búsqueda cruzada entre el querer entender cómo nacen objetos como las estrellas y encontrar respuestas acerca del origen de la vida, se han hecho descubrimientos increíbles. Durante las últimas décadas se han detectado diferentes tipos de moléculas en el espacio, algunas tan simples como el monóxido de carbono, algunas tan familiares e importantes para nuestra vida como el agua y, en el último tiempo, algunas que nos dan señales de que quizás la vida, también puede encontrarse fuera de la Tierra. Estas últimas moléculas son llamadas prebióticas o precursoras de la vida, las que son complejas y a partir de estas se pueden formar aminoácidos o ácidos nucleicos, compuestos clave para la vida que conocemos.

Este tipo de compuestos suelen encontrarse en lugares denominados nebulosas, que también son llamadas nubes moleculares, justamente por ser lugares muy ricos en moléculas de muchos tipos. Una importante característica de estos lugares es que son maternidades estelares, nubes con las condiciones y el material necesario para que se compacte y se formen estrellas. Este cruce entre el nacimiento de las estrellas y la presencia de compuestos clave para la aparición de la vida, es maravilloso y, por supuesto, no es accidental.

En el proceso de formación de las estrellas, también se forman los planetas que las acompañarán y que orbitarán a su alrededor, tal como nuestro planeta, la Tierra, se formó junto con el Sol hace más de cuatro mil millones de años. Y si los planetas y las estrellas nacen en un evento conjunto ¿cuándo y cómo es que aparece la vida?

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Algunas de las moléculas que se encuentran en las maternidades estelares nos ayudan poco a poco a responder esa pregunta. Recientemente se reportó la detección de la etanolamina, una molécula prebiótica directamente relacionada con las membranas celulares, que son fundamentales, tanto para el origen de la vida como para su evolución temprana. La presencia en grandes cantidades de este tipo de moléculas alrededor de estrellas que están naciendo, nos hace cuestionarnos si pueden haber llegado a la Tierra a través de cometas o meteoritos, en esos momentos tempranos y turbulentos de nuestro Sistema Solar.

Si bien el origen de la vida no es claro, lo cierto es que científicas y científicos de todo el mundo dedican su vida a contestar esas preguntas. Y aunque quizás ninguno de nosotros alcancemos a conocer la respuesta, sí podremos disfrutar de este viaje por el que nos lleva la ciencia, el que poco a poco va develando los secretos de este inmenso Universo en el que vivimos. ¿Será que esa inmensidad, más que inquietarnos, debería maravillarnos de todo lo que aún queda por aprender?

*Astrónoma, directora Fundación Chilena de Astronomía

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