“Una masa de aire elongada, desprendida del trópico”: la razón tras la catastrófica jornada de lluvias

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Imagen referencial.

Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, explica de qué se trata este fenómeno, que son capaces de producir intensas precipitaciones en la cordillera, combinadas con temperaturas relativamente altas.


Según los datos de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), Santiago acumuló 48,9 mm de agua caída durante la jornada de precipitaciones que abarcó entre el jueves y el sábado, lo que elevó el registro pluviométrico anual de la capital a 65,5 mm. La cifra, aunque positiva, dista mucho de un año normal: según el registro histórico de la estación Quinta Normal, Santiago ya debería haber recibido 134 mm de lluvia, por lo que el déficit de precipitaciones llega a 51,2%.

¿Por qué entonces la última jornada de precipitaciones pareció tan intensa y destructiva?

La razón tras última jornada de lluvias: “Una masa de aire elongada, desprendida del trópico”

Según Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, la tormenta de los últimos días advectó aire de origen tropical. “Se trata de una masa de aire elongada, desprendida del trópico, y por lo tanto, relativamente cálida y rica en humedad. Este tipo de masas conocidas como ríos atmosféricos, son capaces de producir intensas precipitaciones en la cordillera, combinadas con temperaturas relativamente altas”.

De acuerdo a Cordero, estas precipitaciones con temperaturas altas significa que la caída de nieve es limitada “y los caudales de los ríos crecen repentinamente aumentando el peligro de aluviones”.

Añade que “los ‘ríos voladores o atmosféricos’, son bandas que transportan gran cantidad de vapor de agua desde latitudes bajas o tropicales (donde la humedad es siempre alta) y que alcanzan las costas de Chile, California y la Antártica, causando intensas, y a veces catastróficas precipitaciones.

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“En el centro y sur de Chile, estos ‘ríos’ contribuyen normalmente con entre el 45% y el 60% de la precipitación anual y son responsables de intensas precipitaciones que pueden tener efectos negativos en la población”, dice el científico. Muchas de las lluvias que se producen en Santiago son resultado de un río atmosférico

El volumen de agua transportada por estos ríos es superior al de muchos ríos convencionales. “Pueden transportar una cantidad de vapor de agua equivalente a decenas de veces el flujo de los ríos terrestres. Cuando este vapor de agua llega a la costa es obligado a ganar altura por la cordillera, y al ascender por la ladera, el vapor de agua se enfría, precipitando como lluvia o nieve”.

El climatólogo explica que la frecuencia de los ríos atmosféricos parece ir a la baja en latitudes medias, pero hay creciente evidencia de que los ríos atmosféricos están aumentando tanto en frecuencia intensidad en latitudes altas. “Es decir, llegan menos ríos atmosféricos a Chile central pero llegan más y más intensos a la Patagonia y a la Península Antártica”.

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Cuando la banda de aire húmedo (en color azul) llega a la costa y se encuentra con las montañas, la humedad es forzada a ascender. Luego se transforma en agua líquida y cae en forma de lluvia.

El climatólogo explica que es normal que lleguen ríos atmosféricos a Chile. Y es aún más frecuente en la zona central cuando hay años de El Niño, “así que es posible que este no sea el último río atmosférico del invierno. Sin embargo, no necesariamente los próximos eventos van a ser de la misma intensidad. Este río atmosférico fue moderado/fuerte, es decir, más intenso de los que usualmente arribana la zona central de chile. Esperemos que los próximos eventos no sean tan intensos”.

Pese a ello, reconoce que El Niño favorece en general las precipitaciones y también la llegada de ríos atmosféricos a Chile central.

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Imagen satelital de un río atmosférico cruzando EE.UU. Foto: Noaa

Santiago acumula casi 50 mm: Podría vivir el año más lluvioso de los últimos siete años

Contra todo pronóstico, y en el contexto de una megasequía, la estación Quinta Normal en Santiago cerró el año 2022 con 161 mm de agua caída.

Aunque se trata del mejor registro en dos años, la marca está muy lejos de lo que se considera un año normal. Según esta misma estación, Santiago debería recibir anualmente 312 mm.

Por ello, y pese a la sensación de lluvia que dejó el año pasado en la capital, según Cordero, 2022 está en el top 10 de años más secos registrados en los últimos 70 años en Santiago”, año que estuvo marcado por la presencia del fenómeno de La Niña.

Este índice podría romperse este 2023, considerando la presencia del fenómeno de El Niño. Según la proyecciones de las Dirección Meteorológica de Chile (DMC), las lluvias para la temporada invernal podrían batir estos números.

Proyección que justamente se comienza a ratificar con las lluvias de los últimos tres días, que superan lo registrado a la misma fecha del año pasado (2022). Hasta la mañana del viernes, la estación de Quinta Normal sumaba 55,1 mm, muy por encima de los 39 mm anotados en 2022.

Para estos días, y considerando la presencia del Fenómeno de El Niño además, la misma DMC proyecta valores pluviométricos más alto para la capital, proyectando más de 200 mm entre zonas de valle, precordillera y cordillera, según su último informe trimestral.

Si bien las cifras aún están lejos de lo considerado normal para esta fecha, el hecho de que aún quede una semana para que culmine junio, abre la posibilidad y la esperanza de que el mes cierre con números más altos que otros años.

Si se cumple la proyección de los 200 mm, el registro superaría el de los últimos siete años, que recién estaría bajo el de 2017, cuando Santiago enteró 278,2 mm de agua caída.

Según el registro de la DMC, 2008 fue el último año considerado normal en términos pluviométricos en la capital, es decir, hace 15 años.

Ademas, junio 2023 es el “junio” más lluvioso desde 2020, cuando cayeron 110 mm, que según Cordero, “muchos erróneamente las asociaron a la pandemia.

Estas son las lluvias anuales en Santiago en los últimos 15 años según el registro de la estación Quinta Normal de la DMC:

2023: 55,1 mm (a la fecha)

2022: 161 mm (56,4 mm en todo junio)

2021: 113,2 mm (77,4)

2020: 187,7 mm (116,2)

2019: 82 mm (53,3)

2018: 151,4 mm (60,5)

2017: 278,2 mm (134,4)

2016: 268,5 mm (178,1)

2015: 216,3 mm (11,9)

2014: 203,3 mm (84,1)

2013: 165,1 mm (130,6)

2012: 215,5 mm (113)

2011: 147,3 mm (72,1)

2010: 263,1 (141,7)

2009: 276,8 mm (111,1)

2008: 350,8 (181)

Santiago acumula casi 50 mm: cambio climático persiste

Chile y todo el planeta se han visto seriamente afectados por las consecuencias del cambio climático. Aumento de la temperatura, disminución de las precipitaciones, sequía, contaminación, derretimiento de glaciares, migración y extinción de especies, son algunas de éstas.

Los últimos años secos han estado influidos tanto por el cambio climático como por La Niña. “El cambio climático para Chile representa pérdida de precipitaciones, lo que probablemente ha significado un aumento en la frecuencia de años secos tan significativo en las últimas cuatro décadas”, añade el académico de la Usach.

Aunque probablemente este año se rompa un poco la tendencias Cordero dice que “la probabilidad de tener años lluviosos está cayendo debido al cambio climático. Esto significa que durante las próximas décadas será siempre más probable tener años secos que años lluviosos. Es frente a ese escenario, de relativamente bajas precipitaciones, para el que debemos prepararnos”.

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