“Una medida valiente”: estudio internacional sobre alimentos ultraprocesados pide replicar Ley de Etiquetados chilena en el mundo
Según el estudio, una evaluación de esta ley encontró que estaba asociada con reducciones en el consumo de calorías y en la compras de alimentos. Las políticas también se asociaron con caídas del 10,2%, 3,9% y 4,7% en las compras de azúcar, grasas saturadas y sodio, respectivamente.
Los científicos saben desde hace años que las dietas poco saludables, en particular las que tienen un alto contenido de grasas y azúcares, pueden causar cambios perjudiciales en el cerebro y provocar un deterioro cognitivo. Muchos factores que contribuyen al deterioro cognitivo están fuera del control de una persona, como la genética y los factores socioeconómicos. Pero las investigaciones en curso indican cada vez más que una dieta deficiente es un factor de riesgo de deterioro de la memoria durante el envejecimiento normal y aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
Esta adicción a los alimentos ultraprocesados (UPF por sus siglas en inglés) se ha convertido en un problema de salud pública ycreciente preocupación en la sociedad contemporánea. Estos productos, caracterizados por su alto contenido en grasas saturadas, azúcares añadidos y aditivos, han inundado los estantes de los supermercados y las cartas de los restaurantes de comida rápida, generando una adicción que va más allá de una simple preferencia por su sabor.
Ello a su vez ha disparado los niveles de obesidad, que va de la mano con el alto consumo de alimentos ultraprocesados. Chile es uno de los países más afectados por esta crisis de salud en América Latina y presenta las tasas más altas de obesidad. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 28% de los adultos y el 14% de los adolescentes en Chile vivían con obesidad en 2016, y se estima que estas cifras aumentarán a 36% y 17%, respectivamente para 2030.
Diversos estudios ha demostrado que las cifras de obesidad en la población van en aumentando con los años. A inicios de 2023 se dio a conocer el Atlas de la Obesidad que realiza la Federación Mundial de Obesidad, y que proyecta una lamentable noticia: para el 2035 un 43% de los adultos chilenos tendrá obesidad. En el año 2018, según los últimos datos de la OCDE, era de un 34%.
Los expertos están preocupados por el impacto a largo plazo de los UPF en todo el mundo. Según un nuevo estudio publicado en una edición especial del British Medical Journal, uno de cada siete adultos (14%) y uno de cada ocho niños (12%) pueden estar adictos a los alimentos ultraprocesados.
Los investigadores señalan que los comportamientos relacionados con los alimentos ultraprocesados, que tienen un alto contenido de carbohidratos refinados y grasas añadidas, pueden cumplir los criterios para el diagnóstico de trastorno por uso de sustancias en algunas personas.
Esos comportamientos incluyen menos control sobre la ingesta, antojos intensos, síntomas de abstinencia y uso continuo a pesar de consecuencias como obesidad, trastorno por atracón, peor salud física y mental y menor calidad de vida.
El consumo masivo de estos alimentos se ha asociado con un aumento significativo de enfermedades relacionadas con la dieta, como la obesidad, la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mayor riesgo de cáncer. Esta adicción se alimenta de la combinación de factores que incluyen la accesibilidad de estos productos, su alta palatabilidad y la publicidad constante que los promueve.
“Una medida valiente”: estudio pide replicar Ley de Etiquetados chilena en el mundo
Es por esto que el estudio señala la importancia de implementar “medidas valientes” para cambiar los factores que impulsan a las personas a optar por las UPF, como las medidas que ha tomado Chile sobre etiquetados nutricionales, impuestos, y regulaciones de comercialización, asociado a reducciones en la ingesta calórica de las personas y menos compras de alimentos con alto contenido de azúcar, grasas saturadas y sal.
Guido Girardi, vicepresidente ejecutivo de Fundación Encuentros del Futuro, fundador de Congreso Futuro y precursor de la Ley 20.606 o Ley de Etiquetados, señala: “Yo creo que esta es una de las leyes más importantes, es unas pocas leyes que se han exportado en el mundo, o sea, la ley chilena ha sido copiado íntegramente, el tema de los sellos, los contenidos casi literalmente por muchos países. Es importante poder hacer un aporte a la humanidad, y a tu propio país”.
La Ley de Etiquetado ya se replicado en Perú, México, Brasil, Uruguay y muchos otros países de América Latina y el resto del mundo. Incluso, la norma obtuvo el reconocimiento por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“Una evaluación de la ley de Chile encontró que estaba asociada con reducciones promedio de 7,4 kcal/persona/día (-7,5%) en compras de bebidas y 16,4 kcal/persona/día (-3,5%) en compras de alimentos. Las políticas también se asociaron con caídas del 10,2%, 3,9% y 4,7% en las compras de azúcar, grasas saturadas y sodio, respectivamente”, señala el estudio.
Ley de etiquetado chilena reconocida en el mundo
La Ley de Etiquetados iniciada en Chile ha sido reconocida a nivel mundial, valorada por la ONU y replicada en varios países de Latinoamérica y otras latitudes.
Dicho proyecto obliga a los fabricantes de alimentos envasados a, entre otras cosas, indicar en la etiqueta los ingredientes utilizados, incluyendo todos sus aditivos, su información nutricional y los contenidos de calorías, azúcares, sodio y grasas saturadas y los demás que el Ministerio de Salud determine. Además, la legislación hizo que los alimentos que superen ciertos límites establecidos deben rotularse como “alto en” dependiendo del caso.
La Ley de Etiquetado de alimentos entró en funcionamiento en 2016, y en el intertanto la idea se ha replicado en Perú, México, Brasil, Uruguay y muchos otros países de América Latina y el resto del mundo. Incluso, la norma obtuvo el reconocimiento por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
En años anteriores diversos organismos internacionales, y en particular la Organización Mundial de la Salud (OMS) han recomendado el uso de etiquetado nutricional como una política que los países deben adoptar para frenar la obesidad.
“Chile es pionero a nivel mundial y tenemos que seguir profundizando esto. Está pendiente una norma que obligue a poner sello a los alimentos preparados de comida rápida, que es un tema que está en la ley, pero no se ha hecho reglamento”, comenta Girardi.
Un estudio realizado por la Universidad de Chile y Universidad Católica buscó resolver cómo cambia la decisión del consumidor cuando se enfrenta a un producto con los sellos versus cuando no está con sellos. Los resultados: el volumen de compra se reduce un 6,2% cuando trae sellos de advertencias y la probabilidad de compra de este producto se reduce en un 5,8% cuando incluye al menos un sello.
Además, una investigación desarrollada en la Universidad de Stanford analizó las principales conductas y efectos sobre las políticas en la Ley de Etiquetados. Frente a esto, la demanda por productos con sellos disminuyó un 26% con respecto a los productos sin sellos; la concentración promedio de azúcar y calorías bajó un 12% y 3% respectivamente; y el precio promedio de productos sin sello aumentó en 5,5% con respecto a otros.
Según los autores del estudio, considerar que algunos alimentos son adictivos podría conducir a enfoques novedosos en el ámbito de la justicia social, la atención clínica y las políticas públicas.
Guido Girardi resalta la importancia de avanzar en los impuesto a la comida chatarra, a la sal y al azúcar. “Se hizo un estudio muy importante que lo solicitó el Ministerio de Hacienda, que si tu aplicas impuestos a la sal, la azúcar puede disminuir en más del 40% de los nuevos casos de hipertensión, de diabetes, de infarto del corazón y al cerebro. Además de recaudar el dinero y ahorrarle costos de salud a las personas y costos a la sociedad, porque igual estas enfermedades generan costos millonarios”.
Por ello pidió realizar más estudios y ciencia en torno a los alimentos ultraprocesados para saber cómo se combinan las características complejas de los alimentos ultraprocesados para aumentar su potencial adictivo. También definir mejor qué alimentos pueden considerarse adictivos según las diferencias entre países y comunidades, incluidas las comunidades desfavorecidas, y entender cuál es el valor de los mensajes de salud pública.
Los autores concluyeron que, si bien se necesita más investigación, lo que está claro es que aquellos alimentos ultraprocesados que tenían un alto contenido de carbohidratos y grasas refinados eran “claramente consumidos en patrones adictivos” y daban lugar a resultados perjudiciales para la salud.
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