Una nueva gripe porcina podría ser la próxima pandemia; ya hay 24 vacunas probándose en humanos; otro estudio muestra la eficacia de las mascarillas: tres cosas que aprendimos del coronavirus esta semana
Científicos descubrieron que un nuevo virus ya saltó a los humanos, y una mutación podría hacerlos transmisible entre personas, una condición que podría convertir a esta desconocida gripe en una nueva pandemia.
Una pandemia al acecho
Tras la irrupción del Sars-CoV-2, la humanidad recordó la vulnerabilidad a la que estamos expuestos a los virus, un peligro atizado por la globalización.
Como con los terremotos, la pregunta no es si llegará una nueva pandemia, sino cuándo. Y peligrosamente, investigadores chinos encontraron un nuevo candidato: una nueva cepa del virus de la gripe porcina con todas las características capaces de causar una futura pandemia, según un estudio publicado el lunes en la revista científica estadounidense PNAS.
El virus se llama G4 y desciende genéticamente de la cepa H1N1 que causó una pandemia en 2009: “Tiene todos los rasgos esenciales que muestran una alta adaptabilidad para infectar a los humanos”, escribieron los autores chinos, en una especie de apocalíptica advertencia.
El trabajo incluyó 30 mil muestras de 2011 a 2018 de cerdos en mataderos en 10 provincias chinas y en un hospital veterinario, lo que permitió aislar 179 virus de gripe porcina.
La mayoría eran de una nueva variedad, que se ha vuelto dominante en los cerdos desde 2016.
A partir de allí, los investigadores llevaron a cabo diversos experimentos en laboratorio con hurones, animales ampliamente utilizados en la investigación de la gripe porque sus síntomas son comparables a los de los humanos: tienen fiebre, tosen y estornudan.
Observaron que los virus G4 eran más infecciosos, se replicaban en las células humanas y causaban en los hurones síntomas más graves que otras cepas.
Lo peor de esta investigación es que según análisis de sangre, el 10,4% de los trabajadores en contacto estrecho con cerdos tienen este virus, análisis que detectaron la presencia de anticuerpos contra el virus.
Por lo tanto, el virus ya se ha propagado a los humanos, dicen los científicos, pero no hay evidencia de que pueda transmitirse de humano a humano. Ese es precisamente su temor actual.
Masivas pruebas de vacunas en humanos
El laboratorio estadounidense Moderna y la alianza entre la U. de Oxford y la biotecnológica AstroZeneca, son hasta aquí, las dos vacunas más avanzadas en el mundo. Ambas se encuentran ya en la fase 3 de las pruebas clínicas, es decir, está en pruebas masivas, con miles de voluntarios, verificando su efectividad.
Pero no son los únicos esfuerzos. Según el registro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya hay 24 prototipos en pruebas en humanos.
De acuerdo al organismo, hay 141 las vacunas en desarrollo, y se espera que se logren para fines de 2021 nada menos que 2 mil millones de dosis, esto derivado de una loca carrera contrarreloj de firmas farmacéuticas. De ellas, 24 ya se encuentran en pleno en proceso clínico de prueba entre humanos.
Mascarillas, incluso caseras, sirven
Una lapidaria proyección de la U. de Harvard estimó que el coronavirus seguirá circulando al menos hasta el año 2022. Bajo esa premisa, seguramente el uso de mascarillas se tornará habitual entre la población.
Pero pese a que su uso se extiende ya por varios meses y aunque hoy ya nadie duda de su eficacia, la mayoría de nosotros aún mantiene persistentes dudas sobre su uso y utilidad. ¿Sirven las caseras? ¿Sirven mascarillas improvisadas tipo bandanas?
Fueron algunas de las preguntas que contestaron científicos de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Computación de la U. Atlántica de Florida, (EE.UU.).
En una investigación, publicada en la revista Physics of Fluids, probaron con simulaciones de tos y estornudo, el tipo de mascarillas más efectivas para obstruir las gotículas que transportan el virus.
Los resultados mostraron que las mascarillas y los máscaras estilo bandana detienen las gotas respiratorias expulsadas como aerosol. Sin embargo, las máscaras caseras bien ajustadas con múltiples capas de tela acolchada y las máscaras de estilo de cono estándar demostraron ser las más efectivas para reducir la dispersión de gotas. Estas máscaras pudieron reducir significativamente la velocidad y el alcance de los chorros respiratorios, aunque con alguna fuga a través del material de la máscara y de pequeños espacios a lo largo de los bordes.
Así, sin una máscara, las gotas viajaron más de 2,5 metros. Con un pañuelo tipo bandana, viajaron 1 metro; con un pañuelo de algodón doblado, viajaron unos 40 centímetros; con la máscara de algodón acolchada cosida, viajaron poco más de medio metro y con la máscara profesionales de estilo de cono, las gotas viajaron apenas unos 20 centímetros.
Vea en el video las distintas simulaciones.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.