La mayor parte de la investigación que se realiza en el país la hacen las universidades y de ellas, la Universidad de Chile, la Universidad Católica y la Universidad de Concepción, las tres tradicionales y pertenecientes al Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch), contribuyen con un poco más de la mitad.
Las universidades privadas que no son parte del Cruch también se están sumando a esta carrera del conocimiento. El último ránking SCImago que mide volumen de publicaciones y calidad de la investigación entre instituciones de educación superior en América Latina, ubicó a la U. de Chile (8°) y la PU (9°) entre las diez primeras. Las privadas Universidad Andrés Bello (22°) y la Universidad de Los Andes (28°) se ubicaron por sobre la Universidad de Santiago (31°) y la Universidad de Concepción (37°). Más atrás en la lista estaban las universidades de La Frontera, Austral, de Antofagasta y de Talca (50°).
"El 18% de las publicaciones científicas que se hicieron el año pasado, fueron realizadas siete universidades privadas", señala el vicerrector de Investigación de la Universidad Autónoma, Iván Suazo.
La semana pasada, Suazo junto a otros representantes de las universidades Andrés Bello, de los Andes, del Desarrollo, Adolfo Ibáñez, San Sebastián y Mayor se reunieron con el ministro de Ciencia Andrés Couve. Las siete universidades les plantearon una queja común: hacen investigación, tienen doctorados acreditados y están interesados en contribuir en el nuevo diseño de la institucionalidad del Ministerio de Ciencias.
"La principal situación es que hasta el momento los organismos públicos han tenido como único interlocutor a las universidades del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch) como si ellas solas produjeran toda la ciencia que se hace en Chile, pero no es así. Entre el 18 y el 20% la hacemos nosotros. Somos un actor relevante", dice Suazo.
Piden prescindir del origen de la universidad
Ariel Orellana, vicerrector de Investigación y Doctorado de la Universidad Andrés Bello, agrega que las universidades privadas también están formando capital humano avanzado a través de sus programas de doctorados que están acreditados. "Nos interesa que las políticas sean transversales, independientes del origen que tengan las universidades. Hay 31 universidades que están activamente involucradas en investigación: 12 son estatales, 9 privadas tradicionales y 10 universidades privadas. La participación de las universidades en el nuevo conocimiento y en la formación de capital humano avanzado se ha ido acercando entre las universidades", dice.
Para Suazo existe una desigualdad en la forma en que se entregan los recursos. "No recibimos aportes basales que sí reciben las universidades del Cruch para desarrollar investigación pero las que sí hacemos investigación y de calidad, no recibimos. Esa es desigualdad estructural y también se la planteamos al ministro", indica el vicerrector de Investigación de la U. Autónoma.
Por ley, solo las universidades del Cruch reciben aportes estatales (aportes basales). En este grupo hay univiersidades publicas estatales (como la U. de Chile y la U. de Santiago) y universidades privadas tradicionales creadas antes de 1980 (como la Pontificia U. Católica y la U. Católica de la Santísima Concepción). Las universidades privadas que se crearon después de esa fecha (como las siete que se reunieron con el ministro de Ciencia) no reciben este tipo de aportes, pero sí pueden participar de fondos del actual Conicyt, Corfo y de gratuidad, si es que tienen alumnos que califiquen para este beneficio.
Se trata de una discriminación histórica que tiene que ver con la forma que surgieron las universidades privadas en 1980, pero que no se justifica hoy, alegan. "Los recursos para investigación deben ser entregados en virtud de su mérito, calidad de su investigación, del nivel de productividad científica que tenga y su acreditación. La ciencia en Chile no puede prescindir de las universidades privadas", explica Suazo.
Las reuniones e intercambio de ideas entre estas siete instituciones seguirán en los próximos días. También enviarán un informe con propuestas para darle contenido a la discusión presupuestaria y ver la forma de aportar ideas para que "los recursos de todos los chilenos se otorguen con criterios de mérito y calidad y no solo cuestiones históricas porque se atenta contra el desarrollo del país", señala Suazo.
"Hemos identificado temas de interés común. Nos parece importante mantener una coordinación para los procesos que se avecinan. Queremos generar propuestas que permitan avanzar con proyectos nuevos e ideas innovadoras para financiar la ciencia", señala Orellana.
¿Un ejemplo? A juicio del vicerrector de Investigación y Doctorado de la Universidad Andrés Bello, Fondecyt ha tenido un tremendo impacto y ha sido fundamental para generar ciencia, pero no ha habido una política respecto de cuánto debiera financiar esta herramienta. "Creo que una pregunta que hay que hacerse es cómo queremos estructurar esta pirámide de financiamiento que ocurre a través de Fondecyt desde la investigación postdoctoral, siguiendo por los proyectos de iniciación y después los proyectos regulares y finalmente los centros de excelencia".
Desde el Ministerio de Ciencia se excusaron de entregar una postura sobre el tema, pues el ministro Andrés Couve se encuentra junto al presidente Sebastián Piñera en la gira por Asia.