Los científicos están preocupados. Aunque se avance en la vacunación, en el desarrollo de nuevas vacunas y nuevos medicamentos, el virus Sars-CoV-2 sigue siendo un motivo real de preocupación principalmente debido a su capacidad de mutación y la posibilidad de que surja una nueva variante.

El Grupo Asesor Científico para Emergencias de Reino Unido (Scientific Advisory Group from Emergency, SAGE) publicó hace dos semanas un informe en el que analizó distintos escenarios futuros en la evolución de la pandemia y uno de ellos, plantea que a corto plazo, uno de cada tres infectados podría fallecer ante el surgimiento de una nueva variante.

Este primer escenario menciona la posibilidad de una variante que causar enfermedad más grave a una mayor cantidad de población que hasta ahora. Por ejemplo, que tenga una morbilidad/mortalidad similar a otros coronavirus zoonóticos como el Sars-CoV (con menos del 10% de letalidad) o MERS-CoV (con menos 35% de letalidad).

Una nueva variante con estas características explican los científicos británicos, podría surgir por mutaciones puntuales o recombinación con otros genes virales o del propio huésped. “Esto puede ocurrir a través de un cambio en los genes internos del SARS-CoV-2, como las proteínas de la polimerasa o otras proteínas accesorias. Estos genes determinan el resultado de la infección al afectar la forma en que se propaga el virus, la velocidad con que replica el virus y la respuesta antiviral dela célula a la infección”, dice el informe.

FOTO: DIEGO MARTIN /AGENCIAUNO

Pero también podría ocurrir, como segunda posibilidad, por una recombinación entre dos variantes de preocupación (como Delta, Gamma o Alfa) o variantes de interés (Lambda). Incluso, plantean que la recombinación puede ocurrir entre dos variantes diferentes con dos diferentes estrategias para superar la inmunidad innata.

¿Es posible un escenario como éste? Los científicos británicos creen que sí, sobre todo mientras la circulación del coronavirus siga siendo alta. Para ellos es una “posibilidad realista”.

Nicolás Muena investigador de la Fundación Ciencia y Vida, señala que tal como dice el informe británico, es muy difícil saber qué ocurrirá en lo inmediato con el virus. “No se puede predecir lo que ocurrirá con el virus en los próximos meses desde el punto de vista genómico, es difícil saber cómo mutará y cómo se comportarán las variantes en los distintos lugares geográficos, frente a las vacunas, frente a fármacos o frente a terapias de anticuerpos monoclonales. Es muy importante seguir haciendo secuenciación, seguimiento y publicar estos resultados para que sean públicos”.

Suma de factores

Vivian Luchsinger, investigadora del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Universidad de Chile, explica que el “surgimiento de variantes del Sars-CoV-2 es natural y puede ocurrir cada vez que el virus replica al interior de las células”. Es decir, a mayor cantidad de personas infectadas, más posibilidades de replicación y más posibilidades de que surja una nueva variable existe.

Por lo mismo, la estrategia de vacunar a la mayor cantidad de población es vital, pero si se hace en todo el mundo y no solo Chile: “si nosotros tenemos a todos vacunados pero en otros países hay millones de personas que se están infectando, eso quiere decir que en cada una de esas personas el virus puede estar mutando”.

Según Muena, al momento de copiar la información genética comete errores (como errores de ortografía) y es esa es la mutación. “A veces estos errores o mutaciones no le otorgan ninguna ventaja, pero si la tiene, se comienzan a repetir en el tiempo hasta que surge una nueva variante”. Mientras el virus se siga replicando, es alta la posibilidad de mutación. Pero también hay casos extraordinarios en los que una mutación puede surgir en un solo paciente, una persona inmunocomprometida en los que el sistema inmune no puede responder bien, como ocurrió con el caso de un paciente en Corea del Sur en que estuvo infectado con el virus durante más de dos meses, tiempo en el que el virus “evolucionó” dentro de este paciente.

A juicio de Ricardo Soto-Rifo investigador del Laboratorio de Virología Molecular del Programa de Virología del ICBM, hay dos elementos principales que favorecen la aparición de variantes. “Uno es estocástico (azar y estadística) y está relacionado con la biología del virus, el cual comete errores cuando hace réplicas de su genoma y estos errores pueden generar cambios benéficos para él. El segundo, es cuando existe una presión de selección, por ejemplo, inmunidad generada por infección natural o vacunas. Por eso es importante detener la circulación del virus”, señala.

Por ahora, y debido a la relevancia que tiene en la respuesta del sistema inmune, los investigadores centran buena parte de su atención en la proteína Spike (S) que es la que le permite al virus adherirse a las células. Pero también es probable que una o más mutaciones del virus, le permitan escapar en un 100% a los anticuerpos generados por una vacuna, pero si ese cambio requiere de un número tal de mutaciones en donde el costo es que el virus pierde la afinidad por el receptor, entonces ese virus ya no podría infectar, explica Soto-Rifo.

Esta es otra razón que justifica la necesidad de secuenciar el virus completo, “es clave investigar el impacto de estas mutaciones en la biología del virus”, insiste el investigador del ICBM.

Los anticuerpos, en azul claro, según una impresión artística, pululan alrededor de una partícula de Sars-CoV-2. Crédito: Design Cells / SPL

¿Más contagiosa?

Dentro de las mutaciones que puede tener el virus, puede surgir una variante que sea más contagiosa que las actuales y ese cambio, le permita tener una ventaja por sobre las otras variantes que estén dominando en ese momento, señala Luchsinger.

Pero para eso, es necesario que al mismo tiempo ocurran varios factores porque “una cosa es que surja una nueva variante y otra, que se puede transmitir”. Es más, “si las personas no están vacunadas o lo están pero no cumplen con el uso correcto de la mascarilla, con la distancia, se facilita la transmisión entre personas y entonces las variantes se pueden diseminar”.

“Hoy tener países con bajo nivel de vacunación, es un riesgo para todo el mundo, incluso para aquellos que están vacunando a su población, porque en ellos puede surgir una variante. Por eso es importante el acceso equitativo de las vacunas, tal como lo plantea la OMS”, agrega Muena.

¿Cómo evitar esa diseminación? Se debe impedir que el virus se replique y eso significa no tener susceptibles. Esto es, “personas que se puedan infectar o que no tengan inmunidad y que pudieran reinfectarse, por lo tanto, la única forma es que el virus no esté circulando y no esté replicando.

En términos coloquiales, Muena explica que al virus no le conviene activar alarmas del sistema inmune del infectado para que distintas células comiencen a atacarlo. En otras palabras, hay que pensar al virus como un intruso, un ladrón, alguien que no debe estar ahí por lo que en el largo plazo podría existir una mutación que le otorgue más contagiosidad pero sin ser tan agresivo o producir muchos síntomas.

Comportamiento de las personas

La clave, como lo ha sido durante toda la pandemia, está en las personas, dice el doctor César Bustos, infectólogo de Clínica Universidad de los Andes.

“Para el surgimiento de variantes, el principal factor de riesgo es la alta circulación del virus. Lo que se necesita son muchos nuevos infectados para que la replicación del virus esté descontrolada”, señala. Si a esto se le agrega que las personas infectadas tienen la posibilidad de viajar, se mueven entre distintas zonas geográfica, “ese nuevo linaje que pueda surgir, puede llegar a otro lugar y comenzar a competir con la variante o linaje que está predominando”, señala el especialista.

“Predecir que pueda pasar con el virus es una irresponsabilidad. Es necesario hacer controles, secuenciaciones y trazabilidad para controlar el número de casos. Lo que pueda ocurrir, depende mucho de las personas, de que se use bien las mascarillas, que se cumpla con los aforos, el lavado de manos, la distancia”, insiste Bustos.

De preocupación y de interés

Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado como variante de preocupación a cuatro versiones del virus circulando en el mundo: la variante Alfa (B.1.1.7 o británica) detectada por primera vez en el Reino Unido en septiembre de 2020; Beta (variante sudafricana o B.1.351) que fue detectada en mayo de 2020 pero solo en diciembre, se designó como variante de preocupación junto con Alfa; la variante Gamma o P.1 (brasileña) que es la que más circula en nuestro país, fue detectada en noviembre de 2020 y bautizada con ese nombre por la OMS en enero de este año.

La última variante de preocupación es Delta. Descubierta en octubre de 2020, primero fue calificada por la OMS como variante de interés en abril de este año pero, en poco más de un mes y debido a los estragos que estaba causando en los países en los que estaba presente, se decidió subirla de categoría a variante de preocupación.

Hoy como variante de interés se mantienen cuatro: Eta (B.1.525) circulando desde diciembre en varios países, Iota (B.1.526 descubierta en Estados Unidos) en noviembre del año pasado, Kappa (B.1.617.1) también detectada por primera vez en India, y Lambda (C.37 o variante andina), detectada en Perú en diciembre del año pasado y la que tiene la segunda mayor circulación en nuestro país, después de Gamma.