La vasectomía, procedimiento que hace 10 años era muy extraño escuchar que algún hombre se realizara, hoy avanza en popularidad. Los tiempos cambiaron. Y con ello también poco a poco la creencia de que el cuidado anticonceptivo es exclusiva responsabilidad de las mujeres. Los hombres también tienen mucho que hacer al respecto.
Para Diego Frías (45 años publicista) fue un tema que surgió en una conversación con su pareja. La idea era cómo tener una vida sexual más cómoda. Desde ahí empezó a preguntar a amigos sobre el procedimiento. “Me sorprendí de los que pensaba ya se la habían hecho. Sabía de alguno, pero salieron más, dos o tres, y lo que más me decían es que no tuvieron ningún problema”, comenta.
Luego de dos hijos, dice Diego con su pareja acordaron que era “suficiente”. Después de mucho tiempo de que ella usara anticonceptivos o él, condón, decidieron que era hora de algo con menos consecuencias, como los efectos hormonales en el caso de los anticonceptivos. “En una conversación sobre porqué siempre la mujer se lleva la responsabilidad del control, eso generó que ella pusiera el tema sobre la mesa. Ella habló con parejas que se lo habían hecho, y yo comencé a conversar con amigos”.
Consultó sobre costos en 2019. “Mi idea era que fuera en marzo o abril de 2020, pero por la pandemia ese se retrasó, fue finalmente en marzo de 2021”, cuenta.
Adiós al tabú
Una vasectomía es una forma de control de la natalidad masculino permanente mediante la esterilización que evita la liberación de esperma para mezclarse con el semen cuando un hombre eyacula. El procedimiento generalmente solo toma alrededor de 15 minutos con un tiempo de recuperación de dos a tres días.
En Chile datos del Ministerio de Salud del año 2014 muestran que cerca de 777 hombres los que optaron por hacerse una vasectomía, esta cifra aumentó a 1.763 en el 2017. Se trata de un aumento sostenido de esta intervención.
Si hace unos años era tabú, hoy es un tema que se conversa mucho. Y son los propios pacientes los que socializan, dice el Dr. Pablo Pizzi, urólogo de Clínica Santa María que se trata de una experiencia satisfactoria. “En la clínica tenemos un Centro de Cirugía Mayor Ambulatoria donde se realiza con sedación local, se demora 20 minutos, se van de alta y luego observación de una o dos horas, y de ahí se van a la casa. Esa experiencia de rapidez, de simpleza y la ausencia de complicaciones, hace que lo comenten entre ellos y vienen por la experiencia de amigos”.
Fue el caso de Diego, que reconoce estaba nervioso “más allá de lo que me contaron sobre la operación”, pero una vez en pabellón eso cambió. “No sentí nada”, comenta. “Cuando desperté estaba listo y pasaron solo 15 minutos. Es un proceso muy amigable, no hay nada a que tenerle miedo”.
Luego de la operación viene un periodo de cuidado y abstinencia sexual, “para que cicatrice y haya una recuperación óptima, luego el espermiograma indica sí hay espermatozoides activos y luego se sigue con vida sexual normal”, dice Diego.
“Ella está muy agradecida de que lo hayamos conversado y que yo después lo decidiera”, indica sobre la decisión del procedimiento y cómo su pareja reaccionó. Diego asegura que no escuchó muchos prejuicios sobre la operación. Pero sí, admite la mitad de sus amigos le dijeron que se sentía dolor en el post operatorio, mientras el otro 50% le dijeron que no. ¿Cómo fue su experiencia? “Yo tuve dolores la primera semana, eso se cumplió, quizás tal vez de en considerar tres 3 días de licencia podrían ser un poco más, pero eso es lo único. Es rápido y el dolor pasa”.
Como Diego, cada día más hombres se realizan ese procedimiento, dice Pizzi. Hasta el año 2019 en Clínica Santa María se realizaron cerca de mil procedimientos (1.051), lo que en el año 2015 la cifra era de 311. Para 2020 fueron 815.
Y este año han aumentado las consultas. “Ahora es llamativo porque una vez que se levantaron las restricciones, esta es la cirugía más valorizada en la clínica, la que más presupuestos se hacen hoy”, asegura. En los últimos seis meses (hasta el 10 de julio) en Clínica Santa María señalan ya se han entregado casi 1.000 presupuestos sobre esa operación.
Pero aún hay ciertos temores. Y responden principalmente a desconocimiento, dice Pizzi. “Muchos pacientes preguntan mucho sobre la producción de testosterona, pero no afecta, como tampoco altera el deseo, ni la sensación de placer que se produce al eyacular. Muchos creen que después del procedimiento no van a tener eyaculación, ese es el gran mito que se mantiene. Pero de a poco se ha generado más conciencia de esto y los mejores difusores son los mismos pacientes”.
Bono PAD
En 2020 y 2021 estos procedimientos bajaron producto de la pandemia, que implicó la suspensión de cirugías electivas, no así el interés de los hombres por realizárselo.
Pero también este año se marcó un hito importante: el ingreso de las vasectomías a al Bono PAD (Pago Asociado a Diagnóstico) de Fonasa. En este caso se establece un costo fijo del valor de la intervención (el bono tiene un valor de $702.790 con copago de $351.400)
“Esa incorporación ha implicado un importante aumento en esas cirugías”, indica Pizzi. “Los pacientes ya tienen claro cuánto les va a salir, está cubierta por Fonasa y efectivamente fue muy publicitado”, comenta.
El bono incluye el día cama de observación para el mayor porcentaje de casos, pero además incluye un día cama en unidades médico quirúrgico, según necesidad clínica del paciente e indicación médica. También considera el asesoramiento preoperatorio y postoperatorio, entre otros puntos. No considera sin embargo, la consulta médica y exámenes post operatorios.
¿Hay un perfil de hombres que las solicita? El urólogo de Clínica Santa María señala que es un grupo de hombres muy heterogéneo. El porcentaje más alto, dice son pacientes que está pareja y que considera que “tienen todos los hijos que quieren tener y de alguna manera ven las ventajas de esto respecto a otros métodos anticonceptivos, que es un procedimiento simple, que no es caro, y el único que tiene control de calidad de efectividad, ya que se realiza el espermiograma para confirmar que el paciente no es fértil”.
Todos los demás métodos anticonceptivos pueden presentar algún pontaje de error, lo que luego se manifiesta “con un embarazo no deseado, esto es efectivo en el 99, 95% de los pacientes”, señala Pizzi. En este caso cuando el paciente se hace ese examen espermiograma se sabe sí fue efectiva.
Otro grupo que también está realizándose esta intervención son hombres que no están en pareja y que “quieren tener el control de su vida reproductiva post separación o divorcio”, dice Pizzi.
Y finalmente, está segmento son pacientes que no tendiendo hijos, consideran que la paternidad biológica no es parte de su opción de vida. “Son cerca del 5%, no tiene hijos y tampoco quiere tenerlos, se ve un cambio de mentalidad, le dan prioridad a otras cosas, ya sea a su trabajo o a que considerar que hay otras maneras de ser padre como la adopción”, señala.
Una decisión en la que también influye las proyecciones económicas generales y la crisis mundial. “En época de crisis suele ser un momento en que aumentan las esterilizaciones porque finalmente la presencia de un embarazo no deseado es bastante más compleja que en un momento de mayor seguridad económica”, explica Pizzi sobre un procedimiento que muchos pacientes están más interesados en resolver frente a la eventualidad de cesantía.
Históricamente, a eventos que implican un aumento de la mortalidad, como las pandemias, o las guerras, han seguido caídas en la fecundidad. Y la pandemia por coronavirus no es la excepción. En Chile un estudio de la Facultad de Economía y Negocios de la U. San Sebastián (USS) indica que en 2020 se registró una caída de -7,7% en relación a 2019 (213.242 nacimientos) llegando sólo a 197.003 nacimientos.