El rinoceronte lanudo, también conocido por su nombre científico Coelodonta antiquitatis, es una especie extinta de rinoceronte de la Edad de Hielo que vivió hasta el último período glacial, y por primera vez, un grupo de científicos ha podido reconstruir su genoma mitocondrial, gracias a coprolitos, o heces fosilizadas, de hienas.
De acuerdo al estudio, publicado en Biology Letters, si bien varios restos de este animal han sido recuperadas, hasta ahora no se había realizado un análisis de este tipo para poder reconstruir el ADN mitocondrial de esta especie.
Para poder dar con el material genético de este animal extinto, el equipo analizó el excremento de otra especie extinta: la hiena de las cavernas (Crocuta crocuta spelaea), y así, lograron reconstruir el genoma mitocondrial -la información genética que se encuentra dentro de la mitocondria- por primera vez de este tipo de rinoceronte.
Junto con esto, el equipo también reconstruyó el genoma mitocondrial de la hiena de las cavernas, permitiendo así obtener mayor información las dinámicas de su población, la que desapareció del planeta Tierra hace entre 14.000y 11.000 años.
“La aparición de variabilidad en los linajes mitocondriales (de los rinocerontes lanudos) indica que la dinámica poblacional en su vasto rango puede haber sido muy compleja”, explicó Peter Seeber, uno de los autores de la investigación, al sitio IFLScience, sobre las conclusiones a las que llegaron. “Necesitamos por supuesto, más información de varias localidades en Europa para llegar a conclusiones más sólidas sobre la dinámica de la población y la ecología de la especie”.
Asimismo, sostuvo que hay varios genomas mitocondriales de hienas de las cavernas de Europa y Asia disponibles, así que sus resultados “se suman a a estos y pueden ayudar a dilucidar la dinámica de la población”.
Si bien las conclusiones pueden estar limitadas debido a que hubo una degradación del ADN, se indica en el estudio, los resultados apuntarían a que la población de esta especie de rinoceronte lanudo se dividió hace 450.000 años, ya que el genoma mitocondrial de esta especie encontrado en Siberia difiere del encontrado en Europa.
Este tipo de resultados, expresó Seeber, pueden ayudar también en la actualidad, especialmente considerando el cambio climático y cómo afecta a los animales.
“El entendimiento sobre la dinámica poblacional de (sub)especies que se han extinguido, probablemente debido al cambio climático, pueden ayudar a predecir la evolución futura y el destino de las poblaciones de vida silvestre existentes”, explicó.