Uso de anticonceptivos llevan al embarazo adolescente a la cifra más baja desde que hay registros

Uso de anticonceptivos llevan al embarazo adolescente a la cifra más baja desde que hay registros

A pesar de que el embarazo en menores de 19 años sigue siendo un desafío global, los datos muestran una notable disminución.


La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la adolescencia como “la época de la vida formada por todos los individuos entre 10 y 19 años”, por lo que todo embarazo en ese rango de edad se define como Embarazo Adolescente (EA).

La OMS advierte que este embarazo sigue siendo un desafío global, con impactos significativos en la salud, la sociedad y la economía. A nivel mundial, la tasa de natalidad adolescente ha disminuido de 64,5 nacimientos por cada 1.000 mujeres en 2000 a 41,3 en 2023.

Sin embargo, las tendencias varían entre regiones, siendo África Subsahariana y América Latina y el Caribe las más afectadas, con tasas de 97,9 y 51,4 nacimientos por cada 1.000 mujeres respectivamente en 2023. Este fenómeno afecta especialmente a personas con menor educación o estatus económico, lo que subraya la necesidad de abordar las desigualdades sociales y mejorar el acceso a la educación sexual y reproductiva

Uso de anticonceptivos llevan al embarazo adolescente a la cifra más baja desde que hay registros

Durante el período de 2017 a 2023, Chile ha experimentado una notable tendencia a la baja en los embarazos entre adolescentes, según datos oficiales recopilados del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

En 2017, el país registró 472 embarazos en menores de 15 años, y 16.823 en el grupo de 15 a 19 años. Sin embargo, estas cifras han disminuido gradualmente a lo largo de los años. Para el año 2021, se alcanzó solo 158 embarazos en menores de 15 años y 7.040 en el grupo de 15 a 19 años.

Aunque hubo un ligero aumento en 2022 con 202 y 7.161 embarazos respectivamente, la tendencia general hacia la disminución de embarazos adolescentes se mantuvo en 2023, con 164 y 6.428 embarazos en cada grupo de edad.

Una de las razones que explican esta baja es el uso de métodos anticonceptivos. De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Juventudes 2022, del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), el uso del condón en la primera relación sexual experimentó un aumento significativo en el período de 2015 a 2022, pasando del 59,9% al 73,8%. Además, el porcentaje de jóvenes que han utilizado algún método anticonceptivo en su primera experiencia sexual, ya sea condón, pastilla u otro, aumentó del 77,5% (2018) al 86,6% en 2022.

Asimismo, los y las jóvenes entre 15 y 19 años muestran una mayor propensión a utilizar métodos anticonceptivos en su primera relación sexual en comparación con aquellos en los grupos de edad de 20 a 24 años y de 25 a 29 años.

El acceso a los anticonceptivos ha sido influyente en este fenómeno”, dice Rodrigo Ganter Solís, director del Magíster en Investigación Social y Desarrollo de la U. de Concepción.

La eliminación de trabas legales y restricciones normativas ha facilitado el acceso a anticonceptivos en los últimos años, lo que permite una mejor planificación familiar y una reducción en las tasas de embarazo adolescente, añade.

Para Claudia Calquín Donoso, psicóloga y académica Universidad Santiago de Chile (Usach), la reducción de los índices está estrechamente ligada al uso adecuado de métodos anticonceptivos. Sin embargo, señala que persisten obstáculos significativos para el acceso a la anticoncepción, que deben abordarse no solo como una cuestión de comportamiento individual, sino como un derecho fundamental.

La experta en análisis crítico de políticas sociales y género, destaca que Chile ha firmado convenciones internacionales que reconocen los derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes, considerándolos sujetos de esos derechos. Sin embargo, añade que la política pública en este ámbito no ha sido suficientemente abordada, y que la influencia de la Iglesia Católica, aunque menos explícita, sigue siendo relevante.

Calquín subraya la importancia de garantizar un acceso igualitario a la anticoncepción en todas sus formas. “Hablar de evitar el embarazo adolescente más que disminuir una conducta de riesgo que tiene que ver con la falta de uso de anticonceptivos la pregunta es, de qué manera los jóvenes son considerados sujetos de derechos en esta materia reproductiva”, añade.

Acceso a la educación

Para Ganter, más allá del uso de los antic¿onceptivos, el fenómeno aún es complejo y dinámico, lo que hace difícil identificar causas únicas o estructuras lineales que lo expliquen, pero aún así, dicen que existen varios aspectos clave que han influido en esta transformación.

Señala que además del acceso a métodos anticonceptivos, otro de los principales factores que explican esta baja, es el mayor acceso a la educación. El aumento en el nivel educativo de los jóvenes, tanto en la educación secundaria como en la superior, proporciona más información y conocimiento para la toma de decisiones, lo que puede influir en una menor incidencia de embarazos adolescentes.

La legalización del aborto en en tres causales, también ha permitido a las mujeres y adolescentes acceder a servicios de interrupción del embarazo de manera segura y legal, lo que puede influir en la reducción de embarazos adolescentes no planeados. “Lo que ha ido permitiendo que ocurra esta reducción sostenida desde el 2016-2017 hasta la fecha en lo que se refiere a segmento de 15 a 20 años” añade Calquin.

La disminución en la edad de inicio de las relaciones sexuales también puede contribuir a una menor incidencia de embarazos adolescentes, y la existencia de espacios amigables, como los consultorios, que ofrecen un entorno menos autoritario y más abierto para acceder a información y servicios de salud sexual.

En tanto, los movimientos juveniles y feministas que promueven el empoderamiento de los jóvenes y el acceso a información sobre salud sexual y reproductiva pueden contribuir a una mayor conciencia y prevención.

¿Cuáles son los riesgos de salud del embarazo adolescente?

Según la OMS, las madres adolescentes (de 10 a 19 años) tienen mayor riesgo de eclampsia, endometritis puerperal e infecciones sistémicas que las mujeres de 20 a 24 años, y los bebés de madres adolescentes tienen un mayor riesgo de padecer bajo peso al nacer, nacimiento prematuro y afección neonatal grave.

Mara Ruiz, matrona de la Dirección de Desarrollo Estudiantil de la Universidad de la Frontera, explica que los riesgos físicos y mentales asociados al embarazo en la adolescencia pueden ser:

  • Complicaciones físicas durante el embarazo, ya que los cuerpos de adolescentes aún están en desarrollo, lo que aumenta el riesgo de complicaciones como la preeclampsia y la restricción del crecimiento intrauterino.
  • Problemas de salud mental, esto porque existe un mayor riesgo de depresión posparto y problemas de apego con el recién nacido, lo que puede afectar su desarrollo neuronal.

En cuanto a recomendaciones, Ruiz aboga por una educación sexual integral, un mayor acceso a métodos anticonceptivos y la estandarización de la educación sexual como algo universal. Esto porque al vincular la prevención del embarazo no planificado con la prevención de infecciones de transmisión sexual, se promueve una sexualidad segura y plena.

Sin embargo, existen desafíos significativos en Chile, donde la sexualidad sigue siendo un tema tabú y la educación sexual integral es insuficiente y no está estandarizada. Esto lleva a que “adolescentes o no reciben esta información o la reciben de manera errónea a través de la pornografía”, comenta.

Además, la falta de información sobre anticoncepción contribuye a la falta de acceso a métodos anticonceptivos, lo que puede aumentar el riesgo de embarazo adolescente y de infecciones de transmisión sexual. A pesar de la disminución, Ruiz advierte que las infecciones de transmisión sexual están en aumento, lo que subraya la necesidad de una mayor educación en prevención y una autogestión del riesgo.

Experiencias internacionales, como la implementación de educación sexual integral y el acceso a insumos como preservativos y lubricantes, podrían servir como modelos efectivos para abordar estos desafíos en Chile.

Más educación sexual

La prevención del embarazo entre las adolescentes y la mortalidad y morbilidad relacionadas con el embarazo son fundamentales para lograr resultados positivos en la salud a lo largo de la vida, y son imprescindibles para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con la salud materna y neonatal planteados por la OMS.

El sociólogo UdeC, destaca la necesidad de una educación sexual integral y colaborativa, que involucre a diversos actores como comunidades educativas, familias, adolescentes y políticos locales. Subraya que la educación sexual por sí sola no es suficiente y debe complementarse con otras medidas para lograr un impacto significativo.

En cuanto a recomendaciones, el académico enfatiza la importancia de recopilar más datos tanto cuantitativos como cualitativos para comprender mejor las transformaciones en la subjetividad juvenil. Además, enfatiza en una política social que considere a los jóvenes como sujetos activos y no solo receptores de beneficios.

“No hay que ser autocomplaciente, a no quedarnos con esta reducción, todo podría estar indicando que esto podría ser bajando pero tampoco bajar la guardia” concluye Ganter.

Calquín, en tanto, sugiere que la estrategia psicológica se centre en promover la información sobre los derechos sexuales, incluyendo el derecho a ejercer la sexualidad con libertad, autonomía y seguridad. “Una formación ciudadana, de una ciudadanía sexual de empoderar a los chicos en sus sexualidades” y garantizar su acceso a métodos anticonceptivos, que están disponibles de forma gratuita en los servicios de salud primaria en Chile.

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