Vacaciones con adolescentes

VeranoWEB

"Siempre es mejor que la gente hable cara a cara, con el corazón en la mano. De lo contrario acaban surgiendo malentendidos. Y los malentendidos, ¿sabe?, son una fuente de infelicidad". Haruki Murakami


Marcela, la madre de dos hermanos que años atrás atendí para sus respectivos exámenes de grado, me pide una hora por teléfono. Quiere conversar conmigo y después, que hable con Ismael, su tercer hijo, pues está desesperada. "Este niñito nos va a volver locos a todos en la casa. Es una mentira tras otra y a esta altura te juro que necesito que alguien nos ayude a entender que está pasando".

Días después, la madre de Ismael llega a mi consulta y nada más al sentarse empezó a hablar.

"Gracias Sebastián por recibirme tan rápidamente. La verdad es que Ismael nos tiene superados. Tú conoces bien a sus hermanos, y con sus pros y sus contras nunca nos dieron este tipo de problemas. Ya no sé qué pensar Sebastián. No sé cuándo empezaron las mentiras ni por qué tiene esta necesidad de mentir. Lo peor es que con Manuel, mi marido, pensamos que íbamos a poder hablar tranquilamente con él en enero, pero lo único que ha hecho este mes ha sido viajar y yo me he dedicado a lavarle la ropa. Va y viene de la playa, del sur, de un camping, de la casa de algún amigo, de algún parque nacional. No ha parado y cuando le pedimos hablar, nos dice que ahora esta cansado, que hablemos mañana porque ya no va a salir más, pero al día siguiente nos sorprende con una nueva invitación y parte. Con Manuel hace rato que dejamos de pelear por sus salidas, pero mientras Ismael estaba mochileando, le llegó una carta de la universidad, cosa que nunca había pasado con ninguno de nuestros hijos. No nos atrevimos a abrirla, pero Manuel atinó y se metió a la página de la universidad. Y pasó lo que sospechábamos. Ismael ya no es alumno regular y no pudimos pagar la universidad".

En este punto Marcela interrumpe su discurso, saca un pañuelo desechable y se seca sus abundantes lágrimas.

"¿Sabes qué es lo peor? Que cuando lo encaramos siguió mintiendo, dijo que todo era raro, que probablemente era un error del sistema, que al no se cuanto le pasó lo mismo el año pasado y que se solucionó. No paraba de mentirnos en la cara en las tardes. En las noches salía a carretear con sus amigos y en las mañanas intentaba solucionar 'los problemas' de la universidad, que ya a esa altura sabíamos que no eran problemas, sino mentiras. Y aún así, después de un par de días en Santiago, agarraba sus cosas y partía para algún lado. Manuel, te juro, estaba que lo mataba y un día fue a la universidad y aunque no le dieron mucha información, una secretaria le dijo que lo más probable es que Ismael esté apelando su desvinculación, pero que esa información solo la maneja el alumno. Manuel estuvo a punto de reventar y por suerte uno de los profesores de Ismael, que había sido compañero de un gran amigo de él, le dijo que el caso era muy delicado, pues aparentemente había sido acusado de copiar en una prueba, de plagiar un trabajo, de reiteradas ausencias, inasistencias y retrasos".

Marcela volvió a hacer una pausa y me dijo que por suerte Ismael no estaba en casa por esos días, pues todos le querían pegar.

"Ya a mitad de enero, cuando volvimos a encararlo, nos dijo que sus amigos del centro de alumnos estaban preparando su defensa. Admitió que lo habían acusado injustamente de copiar y plagiar, pero que lamentablemente era su palabra contra la del profesor. Respecto a las inasistencias y atrasos me aseguró que eran fallas del sistema y argumentaba que si eso fuera cierto ya lo hubieran echado, que era imposible y que él a las únicas clases que había faltado eran las de las primeras horas de la mañana. Manuel no dijo nada, pero quedó tan mal, que tuvo que pedirse unos días en el trabajo. Y ahora, a semanas de nuestras esperadas vacaciones familiares, vino la crisis. ¿Qué hacemos con Ismael? ¿Vamos o no vamos con él a Europa? Sebastián, tú no te imaginas lo organizado que es Manuel y él tenía este viaje planificado hace años. Es nuestro viaje familiar de la vida. Calcula que es la primera vez que, en vez de irnos a la playa en febrero, vamos a hacer un viaje fuera de Chile. Los mayores hace años que nos piden este viaje y Manuel tenía todo calculado para que, una vez que todos nuestros hijos salieran de la universidad, partiéramos a recorrer Europa. Ismael, dado que ya se había atrasado en los estudios, obligó a postergar el viaje en un par de oportunidades y en los cálculos más pesimistas de Manuel, este año sí o sí partíamos. Y ahora todos lo quieren linchar. Y con justa razón y yo soy la única que lo defiende, aunque tengo claro que esto es indefendible".

Tras otra pausa… atiné a preguntarle si a esta altura… ya sabían toda la verdad…

"Sí, creo que sí. Un día, mientras estaba, para variar, lavándole la ropa después de un mochileo, le pedí que me dijera toda la verdad. Al principio se indignó, pero cuando me vio llorar, cambió de actitud y me pidió perdón. Según él, había estado todo este tiempo intentando arreglar esta situación y no quería contarnos nada antes de resolverlo. Me confesó que se echó por tercera vez algunos ramos y que nunca nos contó nada, pues no quería preocuparnos, ya que a sus ojos, lo habíamos pasado tan mal con los exámenes de grado de sus hermanos, que no quiso empeorar la onda familiar. Mira, en síntesis, el desgraciado en vez de terminar quinto, lo echaron no habiendo pasado ningún ramo de tercero y en vez de contarnos, intentó -y sinceramente ya no sé que pensar- cambiarse internamente de carrera y hasta el último momento pensó que lo iba a lograr sin que nosotros supiéramos. Después, cuando hablé con Manuel, se le cayó el mundo y en un arrebato decidió que Ismael no viajaba a Europa. A todos nos pareció justo, pero estamos devastados. Era "el viaje familiar" y claramente no va a ser fácil disfrutarlo sabiendo que él está solo acá. Partimos mal y antes de cancelarlo todo quería saber tu opinión profesional. ¿Lo dejamos acá o nos vamos con él?".

Quedaban diez minutos para que terminara la sesión y le dije a Marcela que me disculpara, pero que era demasiada información para procesar y que esta era claramente una decisión familiar. Acto seguido me preguntó si podía hablar con Manuel y, tal vez, después con Ismael. Tras decirle que no tenía problemas en hablar con uno u otro, Marcela sonrió y me dijo que le iba a decir a Manuel y a Ismael saliendo de la consulta, pues pese a lo irracional que sonaba todo, le gustaría agotar hasta el último recurso para pasar estas vacaciones… con Ismael…

Finalizada la sesión me quedé pensando en esta imagen de una madre lavando la ropa de su hijo. Cargas y cargas de ropa… ensuciada afuera y lavada adentro… ropa de un hombre, lavada por una mujer e imaginaba a Manuel detrás del computador intentando dilucidar hasta donde llegan las mentiras académicas de su hijo, a través de exhaustivas revisiones de notas y calendarios, mientras el plazo para las vacaciones, pese a todos sus planes y cálculos, se acercaba.

Continuará…

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