El espacio es un recurso de alto valor estratégico, científico y económico que aún no ha sido suficientemente reconocido, y menos explotado, por nuestro país, quedando retrasado con respecto a los importantes avances de los países vecinos como Perú, Colombia, Argentina y Brasil. Falencia que se hace cada vez más crítica por el valor creciente de la información.

Ahora que preocupa la inminente "muerte" del satélite Fasat Charlie (La Tercera, 2 de marzo 2019), la discusión pública no debe reducirse solo a la urgencia de su reemplazo por razones de seguridad nacional, sino que debe abordar también las dimensiones civiles del recurso espacial. En efecto, las condiciones han cambiado a nuestro favor. Es importante reconocer que Chile goza de una condición geográfica muy singular que permite la observación desde el hemisferio sur del planeta, por lo que puede validar los datos aeroespaciales con sensores terrestres en sitios únicos y claves para estas tecnologías a nivel global. Tiene un desarrollo también único en astronomía, capacidades de alto nivel en análisis y procesamiento de megadatos y avances en tecnología satelital propia. Estas ventajas constituyen una riqueza estratégica de gran potencial económico y científico, dado que permitirían obtener data con alto impacto en casi todos los ámbitos productivos y sociales.

La data satelital es clave para la reducción de riesgos socio-naturales (desastres), la investigación científica y el desarrollo tecnológico avanzado. Además, tiene un importante impacto económico, ya que el mercado de observación de la Tierra se estima para América Latina en US$ 10.246 millones para el año 2020, del cual podemos llegar a obtener un 15%, aproximadamente el 0,6% del PIB. Todas estas dimensiones civiles deben ser consideradas y evaluadas con mucha seriedad y urgencia por la autoridad en sus decisiones sobre el desarrollo de Chile en el espacio.

Conscientes de la importancia del tema, la Universidad de Chile a través de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, convocó a un conjunto de universidades a desarrollar una propuesta para un Programa Espacial para Chile, la que fue discutida en la Comisión Desafíos del Futuro del Senado con amplia participación de organismos del Estado, y que en enero fue presentada al Presidente de la República por el Senador Girardi. Por otra parte, la Fuerza Aérea y la Universidad de Chile han acordado aunar sus capacidades apuntando al desarrollo del recurso espacial, abordando tareas de formación profesional, investigación, desarrollo tecnológico y análisis de datos. Este acuerdo histórico nos permitirá combinar recursos civiles y militares en pos de un avance sustancial en el ámbito espacial.

El programa propuesto es de bajo costo (10 millones de dólares por año) y aun así ambicioso, porque considera tres ámbitos: desarrollo satelital propio, integración de datos terrestres y acceso público a la mega-data en un centro de datos.

El desarrollo de tecnología satelital propia intenta superar nuestra dependencia tecnológica y así sentar las bases de un desarrollo sustentable y soberano en el diseño y operación de tecnologías del espacio. La propuesta consiste en construir, lanzar y operar una constelación de 12 nanosatélites propios (1 a 10 kg.) en un plazo de tres años, lo que hoy no es solo un sueño porque la Universidad de Chile ya construyó y lanzó el nano-satélite llamado SUCHAI I, que operó exitosamente por más de un año (pronto lanzará el segundo), atrayendo apoyo a nuestra propuesta de parte de instituciones líderes mundiales y ha posicionado a nuestro país como uno de los reconocidos en esta tecnología.

La integración en un Centro de Datos de la data satelital con los datos obtenidos por sensores terrestres, permitirían validar los datos satelitales proveyéndolos de la calidad necesaria para su uso. Y la integración de bases de datos obtenidas de redes de satélites internacionales -como los programas satelitales europeos Copernicus y Galileo- crearán un sistema de información de gran valor y complejidad. El acceso público eficiente y confiable a esta mega-data requiere el desarrollo de algoritmos sofisticados, para servir adecuadamente al mercado nacional e internacional de datos geo-referenciados.

Las mencionadas condiciones geográficas excepcionales, el bajo costo de la nano-tecnología satelital, la colaboración horizontal entre instituciones, la integración vertical de operaciones (satélites, sensores terrestres y centro de datos) y el acceso público a datos de gran valor para fines comerciales, de gestión estatal y científicos, son las características únicas del Programa Espacial para Chile. Nos cabe la convicción de que el país tiene una gran oportunidad para explotar el gran recurso espacial, integrarse a los países que ya están avanzados y desplegar un gran potencial de desarrollo basado en nuevas tecnologías y la revolución de los datos.