Hace ya un tiempo, y luego de que el mundo entero se diera cuenta de las consecuencias -muchas veces mortales- que implica rechazar las vacunas, éstas dejaron de estar en entredicho para pasar a ser consideradas lo que realmente son, la herramienta más eficaz creada por la humanidad para prevenir las enfermedades.
Chile cuenta con un destacado Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI) y ha logrado alcanzar altas coberturas en sus distintos calendarios de vacunación. Sin embargo, aún hay una tarea pendiente frente a la varicela, enfermedad que sigue causando muertes (en promedio ocho niños al año) y que es prevenible con una vacuna, pero la cual su ingreso al PNI ha sido postergado en el contexto de la necesaria priorización de otras enfermedades debido a las restricciones presupuestarias del Estado.
Pero hoy, ya incorporadas al PNI vacunas contra enfermedades como el VPH y la Hepatitis, un estudio que incluyó una muestra del 21% de la población chilena de 0 a 14 años - tomada en cuatro hospitales y una clínica de las regiones Metropolitana y de Valparaíso-, confirmó el importante costo costo-efectividad que significaría incluir esta vacuna de manera universal a los programas de vacunación que desarrolla el Ministerio de Salud.
El estudio, encabezado por el pediatra infectólogo del Hospital Luis Calvo Mackenna, Juan Pablo Torres, analizó el costo en salud que significa la varicela y sus complicaciones en los niños chilenos, y concluyó que el costo total de cada hospitalización por varicela es de más de US$3.200, lo que implica un gasto anual para el Estado de US$450 mil. Gasto que podría evitarse si tomamos en cuenta que la vacuna ha demostrado reducir en un 99% la enfermedad en un plazo de 25 años en países desarrollados, según indica la OMS, mientras que países sudamericanos que la han incorporado a sus programas -en varios casos hace más de 15 años-, registran una disminución de un 80-95% en hospitalizaciones por esta infección.
En 2016, la OMS y la Sociedad Latinoamérica de Infectología Pediátrica recomendaron incorporarla de manera programática a los programas vacunatorios de todos los países de Latinoamérica, pero Chile es de los pocos países, junto a Perú, Bolivia y Venezuela, que aún no lo hace. Esta es, por lo tanto, una tarea pendiente para el país frente a una enfermedad que produce infecciones graves, muertes e importantes costos asociados no solo al paciente, sino que a todo su entorno.