En lo más alto del Cerro Pachón, en la región de Coquimbo, el Observatorio Vera C. Rubin un nuevo gigante de la astronomía está a punto de encender su mirada hacia el cosmos. No se trata de un telescopio más, sino de un instrumento que promete transformar nuestra comprensión del universo, permitiéndonos observar fenómenos hasta ahora desconocidos con una precisión sin precedentes.

Desde su ubicación privilegiada en Chile, este observatorio no solo registrará los movimientos de estrellas y galaxias, sino que nos permitirá ser testigos, casi en tiempo real, de explosiones estelares, colisiones cósmicas y la posible existencia de mundos aún no detectados. Con la combinación de una de las cámaras más potentes jamás construidas y un espejo de gran tamaño, este telescopio marcará el inicio de una nueva era en la exploración astronómica.

Vera Rubin en Chile: el nuevo telescopio que buscará el Planeta 9 y revelará el universo oculto

El Observatorio Vera Rubin es el resultado de una colaboración internacional en la que participan diversas instituciones y agencias científicas, con una inversión superior a los 700 millones de dólares. Su desarrollo ha estado a cargo de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NSF) y el Departamento de Energía de ese país, con el apoyo de la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA).

Chile ha sido un actor clave en este proceso, no solo por su ubicación estratégica en el hemisferio sur, sino también por su aporte en la recolección y procesamiento de datos astronómicos. A través de iniciativas como ALeRCE, científicos chilenos desempeñarán un rol crucial en la interpretación de los datos que genere este telescopio.

Observatorio Rubin. Foto: Observatorio Vera C. Rubin

A diferencia de otros telescopios que se enfocan en regiones específicas del cielo, el Vera Rubin tendrá la capacidad de escanear la totalidad del cielo visible desde el hemisferio sur en solo tres noches, generando una especie de “película” del cosmos en tiempo real. Este proceso permitirá detectar fenómenos transitorios como supernovas, asteroides e incluso objetos aún desconocidos.

Francisco Förster, astrónomo chileno director del Instituto Milenio de Astrofísica, destaca que “el observatorio Rubin representa un hito en la astronomía porque abre una ventana hacia el universo variable y profundo, gracias a la combinación de un gran campo de visión, espejo de 6.5 m de diámetro y la mayor cámara digital del mundo”. De hecho, este telescopio alberga una cámara de 3.200 megapíxeles, la más grande construida hasta ahora para astronomía óptica, capaz de capturar en una sola imagen un área equivalente a 40 lunas llenas.

Uno de los objetivos clave del Observatorio Vera Rubin será la detección de explosiones estelares, en particular supernovas. Se espera que el telescopio identifique aproximadamente un millón de supernovas al año, lo que supone un salto cuantitativo respecto a los pocos miles observados en la actualidad. Estos datos permitirán a los astrónomos analizar con un nivel de detalle inédito la evolución de las estrellas y el proceso de expansión del universo.

“La mayor novedad será el volumen de eventos descubiertos, lo que le permitirá estudiar todo tipo de eventos variables como supernovas o asteroides, probablemente descubriendo poblaciones que aún no han sido estudiadas o fenómenos totalmente desconocidos”, dice Förster.

Según el equipo del proyecto, la enorme cantidad de supernovas descubiertas por el Vera Rubin permitirá estudiar la energía oscura con gran precisión, así como analizar la distorsión gravitacional en galaxias para comprender mejor la distribución de la materia oscura en el cosmos.

El volumen de datos que generará el Vera Rubin es colosal: alrededor de 20 terabytes por noche, acumulando un catálogo de 40 mil millones de objetos celestes en una década de operación. Esto plantea un desafío sin precedentes en el procesamiento y análisis de información astronómica.

Foto: Rubin Observatory/NSF/AURA/H. Stockebrand

Para abordar este reto, Chile jugará un papel clave a través del proyecto ALeRCE (Automatic Learning for the Rapid Classification of Events), un sistema de inteligencia artificial diseñado para clasificar en tiempo real las alertas generadas por el telescopio.

“El gran volumen de datos significará un cambio en cómo se hace astronomía, donde el uso de herramientas de inteligencia artificial y las técnicas de procesamiento de datos en la nube ya no serán opcionales. Chile tendrá un rol clave en el procesamiento en tiempo real de las diez millones de alertas que producirá el telescopio todas las noches a través del broker ALeRCE”, explica Förster.

Además, el telescopio operará en conjunto con otras instalaciones astronómicas en todo el mundo, permitiendo el intercambio de datos de manera eficiente y facilitando descubrimientos en múltiples áreas.

Vera Rubin en Chile: el nuevo telescopio que buscará el Planeta 9 y revelará el universo oculto

El Observatorio Vera Rubin no solo será una herramienta clave en la detección de supernovas, sino también en la astronomía multimensajero, un enfoque que combina diferentes tipos de señales astronómicas, como luz, ondas gravitacionales y rayos cósmicos, para estudiar eventos cósmicos extremos.

Gracias a su rapidez en la identificación de eventos transitorios, el telescopio podrá alertar a otras instalaciones alrededor del mundo para que apunten sus instrumentos hacia un fenómeno en particular. Este tipo de colaboración permitirá entender mejor eventos catastróficos como la fusión de estrellas de neutrones o la actividad de agujeros negros supermasivos.

Observatorio Rubin bajo rastros de estrellas. Foto: Hernan Stockebrand, Observatorio Vera C. Rubin.

El Observatorio Vera Rubin también contribuirá a resolver algunos de los mayores enigmas de la astronomía moderna. Uno de ellos es la existencia del hipotético “Planeta 9”, un posible objeto del sistema solar que podría estar más allá de Neptuno. “Dada su gran profundidad, es un instrumento ideal para buscar el llamado Planeta 9, detectando objetos muy débiles que se mueven muy lentamente”, comenta el astrónomo.

Asimismo, el telescopio jugará un papel fundamental en el estudio de la materia oscura y la energía oscura, dos componentes del universo cuya naturaleza sigue siendo desconocida. Además, la distorsión gravitacional en galaxias observadas con el Vera Rubin ayudará a comprender mejor la distribución de la materia oscura en el cosmos.

El Observatorio Vera Rubin no solo beneficiará a la comunidad científica, sino que también abrirá oportunidades para estudiantes y académicos en Chile. Programas de formación en análisis de datos, inteligencia artificial y astronomía observacional recibirán un impulso gracias a la participación del país en el proyecto.

Con su primera luz programada para mediados de año entre julio y agosto de 2025, el Observatorio Vera C. Rubin no solo expandirá los límites del conocimiento astronómico, sino que también reafirmará la posición de Chile como líder mundial en el estudio del universo. Su capacidad para descubrir nuevas poblaciones de objetos celestes, así como eventos aún desconocidos, podría marcar el inicio de una nueva era en la exploración del cosmos.

“Lo que me parece más interesante es el enorme volumen de objetos que detectará este telescopio. Esto nos llevará a descubrir nuevas familias de objetos o fenómenos totalmente nuevos”, concluye Förster, dejando abierta la posibilidad de hallazgos que podrían cambiar nuestra comprensión del universo para siempre.