El rover Perseverance de la Nasa suma un año en Marte, pero después de una etapa introductoria, ahora comenzará una nueva misión descrita como la más importante desde que está en suelo marciano. El vehículo autónomo tendrá que subir a un montículo de un antiguo delta que formó un río marciano para recolectar rocas que podrían albergar signos de vida extraterrestre que pudo existir en la superficie del planeta rojo hace millones de años.
El viaje que comenzó el 14 de marzo, y en el cual el robot recorrió 5 kilómetros, a un antiguo delta de un río dentro del cráter Jezero, donde existió un lago hace miles de millones de años.
Este delta es una de las mejores ubicaciones en Marte para que el rover busque signos de vida microscópica pasada, ya que el cráter de Jezero fue una especie de lago en el pasado, por lo que “es un lugar ideal donde poder buscar restos de vida si es que las hubo en el pasado remoto de Marte” señala Juan Carlos Beamín, astrónomo de la Universidad Autónoma de Chile.
“Si pensamos en la Tierra, los ríos y las lluvias arrastran cuerpos y elementos de vida y quedan en los lechos como los lagos, esto es lo que esperaríamos encontrar en este cráter, aunque más que encontrar un esqueleto (que es lo que encontraríamos acá) las evidencias en Marte probablemente sean elementos orgánicos incrustados en las rocas” añade.
Por ello, usando un taladro en el extremo de su brazo robótico y un complejo sistema de recolección de muestras en su vientre, Perseverance estará recolectando núcleos de roca para regresar a la Tierra, la primera parte de la campaña Mars Sample Return, un proyecto que busca enviar una nave espacial al planeta rojo para recoger las muestras recolectadas por el rover.
Asimismo, el robot deberá “empaquetar” las muestras recolectadas, para que a fines de esta década sean enviadas a la Tierra y así puedan ser analizadas en profundidad.
En las rocas marcianas, explica Beamín, se puede encontrar mucha información, “en particular las muestras que se recolectarán en el delta del cráter podrían tener huellas o rastros de elementos orgánicos que nos ayudarían a estudiar la posibilidad de que hubiese habido vida en el pasado de Marte. Sin estos análisis de las rocas y polvo marciano sería simplemente imposible saber si hubo alguna vez vida allí”.
Cabe recordar, que el mayor vehículo de exploración enviado fuera de este planeta aterrizó en el interior del cráter el 18 de febrero del año pasado y, desde entonces, ha estado probando sus herramientas e instrumentos, pilotando un mini-helicóptero experimental y recopilando una impresión general de su entorno.
El también comunicador científico, señala que si el equipo del Perseverance logra encontrar una sola célula, un microbio, “sería probablemente el descubrimiento más grande de la historia, sería la confirmación de que no solo en la Tierra hay o ha habido vida. De todas formas, si no lo encuentran, el valor en términos de estudios geológicos y de la evolución e historia de Marte serán cruciales para las próximas décadas”.
Peligroso ascenso
Ahora el robot tendrá que superar su mayor obstáculo: “una especie de rampa de acceso” al delta, denominado Hawksbill Gap, y que hará que éste alcance a una altura de varias decenas de metros con respecto al suelo del cráter.
El rover tendrá que superar un peligroso ascenso, y de esta manera durante su recorrido poder identificar las rocas que sean más interesantes de analizar en este montículo marciano y de esta manera, a través de sus equipos será capaz de analizar las características químicas de los sedimentos de este delta poder averiguar al fin si esta zona de Marte tuvo en el pasado un “ambiente habitable y qué tipo de vida podría haber albergado”.
Durante la misión, Perseverance tiene previsto perforar las tres o cuatro rocas que se consideren más valiosas a lo largo de su camino de ascenso y descenso al suelo del cráter donde aterrizó hace 14 meses, aunque es es muy poco probable que el robot, por sí mismo, puede encontrar una prueba contundente de la existencia de vida extrarrestre.
“La afirmación de que hay vida microscópica en otro planeta de nuestro Sistema Solar es una afirmación enorme. Por lo tanto, la prueba también debe ser enorme”, advirtió Jennifer Trosper, la directora del proyecto Perseverance.
Por ello, el objetivo es traer este material recolectado de regreso a la Tierra en la década de 2030 para una inspección detallada.
Pero ¿cuándo se podrían tener respuestas a la gran incertidumbre de vida extraterrestre? Beamín señala que “primero ojalá que realmente podamos traer de vuelta las muestras, eso ya sería un gran avance, luego el análisis durará seguramente varios meses, pero las probabilidades de encontrar cualquier rastro o vestigio de vida son realmente muy poco probables”.
“Es probable que se encuentren quizás ladrillos menores de material orgánico (como los que ya se han encontrado en asteroides y cometas) pero dudo que realmente se pueda confirmar la existencia de vida en el pasado remoto, aunque la esperanza dicen es lo último que se pierde” reitera el astrónomo.
Se espera que Perseverance deje su primera recolección de rocas cuando regrese al suelo del cráter a finales de año. Este depósito comprenderá no solo las rocas recolectadas durante el descenso, sino también cuatro muestras recolectadas en meses anteriores en el suelo del cráter.
La NASA, junto con la Agencia Espacial Europea, se encuentra en etapas avanzadas de planificación de las misiones necesarias para ir a recuperar el depósito. Estas empresas, que incorporarán otro rover, un cohete a Marte y una nave espacial portadora, deberían lanzarse hacia fines de esta década.
Por otro lado, Beamín reitera que “si ninguna misión logra encontrar rastros de vida también hace pensar en lo especial de la Tierra y que no tenemos esperanzas de huir de aquí sino que de cuidar y conservarla lo mejor que podamos”.
El Delta que podría contener rastros de vida extraterrestre
Un delta es una formación o un depósito antiguo, tiene forma de abanico, y se caracteriza por un color más oscuro debido a los sedimentos que dejó allí el agua que fluía en Marte, señala el astrónomo de la U. Autónoma.
“En la Tierra los deltas son los humedales o rastros que dejan los ríos al llegar a una desembocadura, pues arrastran los sedimentos y los depositan en estos lugares” añade el científico.
En el caso de Jezero, el cuerpo de agua más amplio era muy probablemente un lago del tamaño de un cráter que existió hace miles de millones de años.
“Los ríos que desembocan en un delta traerán nutrientes, que obviamente son útiles para la vida, y luego, el sedimento de grano fino que se trae y deposita a gran velocidad en un delta es bueno para la conservación”, explicó en un comunicado el científico de la misión, el profesor Sanjeev del Imperial College de Londres, Reino Unido.
“Además, si hay vida en el interior, puede ser arrastrada por el río y concentrada en un delta”, añadió.
“El rover tiene un increíble conjunto de instrumentos que pueden informarnos sobre la química, la mineralogía y la estructura del delta, al examinar los sedimentos hasta la escala de un grano de sal”, señaló la científica de la misión, la profesora Briony Horgan de la Universidad de Purdue, Indiana, EE.UU.