La violencia de género no distingue edad. Mujeres, niños, niñas y adolescentes la experimentan cotidianamente. Y en un contexto de digitalización acelerada, esa violencia existe en un contexto similar a lo que ocurre en la vida real.
Una realidad que en meses de pandemia y el mayor uso de internet, es una amenaza creciente, especialmente para niños, niñas y adolescentes. En Chile un 32% de niñas entre 12 a 14 años indica que alguien le realizó peticiones de tipo sexual o le pidió fotografías íntimas sin ella querer hacerlo, cifra que es sólo un 1% para los niños de la misma edad. Esa misma estadística, alcanza un 47% para las mujeres adolescentes entre 15 y 18 años.
Así lo revela el estudio “Violencia digital: experiencias de niñas y adolescentes de Chile”, desarrollado por ONU Mujeres, junto a las consultorías de ONG Amaranta y Fundación Datos Protegidos, que recogió información de niñas y jóvenes entre 12 a 18 años de las ciudades de Santiago, Antofagasta y Concepción.
La encuesta aporta importantes e inéditos hallazgos sobre las experiencias de violencia que viven las niñas y adolescentes en los espacios digitales y su relación con la autoestima. Analiza además, la percepción de riesgos y seguridad en los espacios digitales y da a conocer las experiencias en contexto covid-19.
Karen Vergara directora de comunicaciones y proyectos en ONG Amaranta resalta que en este tema cuesta hacer entender a padres y apoderados que la ciberviolencia sexual no es culpa de sus hijas, sino que tiene que ver con una “estructura social y cultural que permite ese tipo de violencia, donde vemos situaciones como el ‘bus del odio’ anunciando su regreso todo, la falta de educación sexual, la poca preparación y apoyo de las policías en estos temas que hacen que se queden calladas y no cuenten lo que viven, y solo lo hagan en espacios más íntimos como amigas”.
“Existe tanto un vacío en la legislación como en su reconocimiento como problema social”, añade Camila Mella, socióloga que participó en la investigación. Ese vacío en la legislación impide al Estado hacerse parte, lo que deja a los proveedores de plataformas digitales y redes sociales “operar” en tierra de nadie. Y si bien, dice, los niños, niñas y adolescentes reconocen a las vivencias digitales tan reales como sus experiencias cotidianas, “los adultos, los que no son de una generación nativa digital, se mantienen ajenos”.
Vivimos en una sociedad virtual y la violencia en ese espacio se ha extendido, lo que facilita que las personas cometan actos de violencia sin consecuencias. Sin embargo, es poca la conciencia pública sobre el problema. El informe recalca que esto es real y con impactos reales. Y que a veces pasa de estar en línea a fuera de línea.
Es una vivencia que admite el 52% de las niñas y el 44% de los niños que tienen entre 12 y 14 años. Además, el 73% de las niñas que y el 64% de los niños que tienen entre 15 y 18 años, reconoce que han vivido alguna manifestación de violencia en internet.
Lo digital atraviesa nuestra sociedad. Y es fundamental, dice Vergara, entender esa realidad: “Ya no es cómo antes. Ya no basta con cerrar o la cuenta, y esto se va. En la actualidad, incluso niños, niñas u adolescentes que no tienen cuentas en redes sociales, también sufren violencia porque se burlan de ellos, les hacen bromas o memes, y eso es algo que está pasando en la vida cotidiana”.
Virtualidad que aumentó considerablemente en pandemia. La investigación indica que en clases en línea 1 de cada 5 niños y niñas entre 12 a 14 años vivió una experiencia de zoombombing, es decir, una persona desconocida se conectó a clases virtuales y envió contenido agresivo u obsceno.
María Inés Salamanca coordinadora de ONU Mujeres en Chile destaca la encuesta porque permite contribuir en datos y evidencia sobre una de las manifestaciones de violencia más nuevas y que sin duda, requiere de medidas urgentes para proteger los derechos de las mujeres, niñas y adolescentes. “La manera de relacionarnos durante la pandemia ha dejado en evidencia que el mundo digital requiere con urgencia de acciones y políticas con enfoque de género”, resalta.
Violencia en Instagram
En Chile el 86% de los niños y niñas entre 10 y 13 años cuenta con un celular propio, datos que dio a conocer el estudio “Radiografía Digital 2019”, realizado por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, la Subsecretaría de Telecomunicaciones (SUBTEL) y VTR.
Realidad que también está presente en niños y niñas de menor edad. Un estudio del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica con datos de la Encuesta Casen 2015, señala que un 11% de niños y niñas de cinco años, tiene un celular funcionando y en uso. Esa proporción sube a 30% a los ocho años, y a 50% a los 10 años.
Y no solo cuentan con celulares a temprana edad, el estudio de ONU Mujeres determina que un gran porcentaje de niños y niñas de 12 años tienen cuentas personales en plataformas cuya reglamentación autoriza únicamente a personas desde los 13 o 14 años. Cuentas que manejan con poca supervisión de adultos: sólo el 19% de los niños y el 24% de las niñas dice que alguien les revisa o supervisa el contenido que suben a redes sociales, el 80% de quienes hacen eso es algún miembro de su familia.
Se trata de plataformas que, en caso de tenerlas, éstas deben especificar en su descripción que están bajo la supervisión de un(a) adulto(a). Pese a esas restricciones las cifras son altas: El 68% admite que tiene cuenta en Instagram, el 74% en Youtube, el 64% el TikTok, 48% en Discord y el 23% en Facebook.
Es crítico que menores de 12 puedan hacer perfiles en ciertas redes sociales, agrega Mella, pese a que está regulado en Chile que es desde los 13 o 14 años (las edades varían por país y región y plataforma). “Sobretodo en Discord, en donde hay material pornográfico explicito, por ejemplo. Mientras los adultos estamos desfasados del avance de las plataformas, los NNA llevan la ventaja por lo que es preciso crear conciencia de autocuidado y prevenir a través de la labor del Estado, los proveedores, los colegios, y los padres”, dice la socióloga.
El 49% de niños y niñas reconoce además que tiene un perfil secundario a su cuenta oficial en cualquiera de esas plataformas. ¿Para qué las ocupan? En el caso de las niñas, 44% dice que es para jugar en línea, 41% para ser anónima, 18% para compartir y crear memes y 17% para apoyar causas.
La plataforma que lidera en situaciones de violencia digital es Instagram: el 43% del total de ataques vividos por niños, niñas y adolescentes fueron a través de ese espacio. Violencia que se expresa en insultos (90% niños y 71% niñas), con amenazas de agresiones físicas (30% niños y 19% niñas), o con la creación de memes para burlarse de su apariencia o forma de ser (10% niños y 13% niñas).
El estudio además señala que el 15% de los niños y el 10% de las niñas reconoce que habla con cualquier persona que le escriba por redes sociales. En ese mismo contexto, 1 de cada 10 niños y niñas de 12 a 14 años admite que se han reunido con alguna persona que conocieron a través de internet (22% de los niños y 20% de las niñas).
Efectos perjudiciales
Otros de los resultados indican que el 51% de niños y 57% de niñas y adolescentes consideran que lo que pasa en internet puede afectar sus vidas.
La violencia en línea es un problema de salud pública y los efectos son muy perjudiciales. Diversos estudios resaltan que produce daños físicos, sexuales, psicológicos o económicos y erosiona la autoestima. Realidad preocupante revela el informe: 1 de cada 10 niñas que vivió experiencias de violencia digital pensó en hacerse daño a sí misma.
“La violencia en espacios digitales es una extensión de la violencia que se genera en otros espacios de la sociedad, no es una excepción por lo que requiere estar incorporada dentro de las acciones y políticas para la prevención de violencia contra las mujeres”, subraya la coordinadora de ONU Mujeres en Chile.
Se necesita además que adultos y familias estén familiarizados con las plataformas y contenidos en línea con los cuales sus hijos e hijas conviven. “Es fundamental que los padres estén familiarizados con los espacios, términos, qué aplicaciones usan y cómo las usan”, añade Vergara.
Además, es necesario establecer diálogos para anticiparse y conversar qué pasaría, por ejemplo, si hay diferencias de opinión en Instagram o alguien los acosa por chat, cómo los abordarían. En ese contexto, dice Vergara, fundamental las campañas de concientización, “hablar solo de ciberbullying en las campañas despolitiza la discusión, porque acá es fundamental hablar de violencia sexual, algo en lo que se podría hacer mucho más sobre todo en el confinamiento donde niños, niñas y adolescentes han sido obligados a ocupar todas esas plataformas para estudiar”.