Para muchos hablar del pueblo Kawésqar, es hablar de extinción. Existe una vasta idea de que se trata de un pueblo extinto. Las enfermedades que tuvieron por el contacto con los colonizadores europeos, habría disminuido su población hasta desaparecer. Pero un nuevo estudio plantea que eso no es así.

Si bien el pueblo Kawésqar, sí sufrió una merma importante, aquello fue resultado de otro proceso y no de enfermedades. Se trató de una violencia sistemática ejercida por privados y avalada por el colonialismo del Estado chileno, sostiene la investigación Barbarie o justicia en la Patagonia occidental: las violencias coloniales en el ocaso del pueblo kawésqar, finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, del profesor de la Universidad Austral de Chile e investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL), Alberto Harambour.

El trabajo, desarrollado en coautoría con José Barrera, estudiante del Centro IDEAL y de la Universidad de Wageningen (Holanda), indagó en las formas particulares de violencia interétnica en el territorio marino (también llamado maritorio) ocupado históricamente por el pueblo Kawésqar. Para ello, analizaron el archivo judicial y la poca información disponible en la prensa local, que hasta ahora no se había estudiado del período inicial de la colonización de la Patagonia.

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Golfo Trinidad a Estrecho Magallanes[/caption]

El primer juzgado se funda en 1893, y el primer periódico, El Magallanes, en 1894. "Dado que las víctimas de la apropiación estatal y empresarial de los territorios indígenas aparecen sólo excepcionalmente en los procesos, se analiza microhistóricamente la narrativa pública y privada respecto de la humanidad negada a los canoeros", sostiene el estudio.

En el proceso de colonización de la Patagonia intervinieron diversos actores. Un proceso en el cual el Estado era parte, pero no el protagonista, destaca el académico. La fuerza fundamental de colonización la ejercieron los particulares.

Violencia

¿Quiénes fueron? Estaban por una parte, dice Harambour, los empresarios británicos que llegaban de las islas Malvinas. También participaron los cazadores de lobos y focas, los navegantes y exploradores de la época, "los que recurrieron al asesinato y secuestro, y violencia sexual a las mujeres". Ellos fundamentalmente provenían de Estados Unidos, y en menor medida otros eran cazadores de Chiloé.

"No podemos pensar la colonización de la Patagonia, sin el impulso imperial británico y sin el impulso de los estados nacionales", explica. Todos ellos, dice Harambour, ejercieron una violencia con el amparo del Estado, "en la medida en que ni Argentina ni Chile le reconocen a los pueblos originarios su calidad de humanos".

Esa categoría queda claro, muestra el estudio, en los relatos del primer gobernador del Territorio de Colonización de Magallanes, el danés Jorge Schythe, profesor de Ciencias Naturales, que asumió en 1853. Al año siguiente al detallar los principales obstáculos para atraer colonos a esa austral zona, especificó que eran el rudo clima, el suelo infértil, y una población "miserable" de indígenas fueguinos.

Resaltaba Schythe que por "poco numerosa que sea", era una población "molesta, pendenciera y sanguinaria, cuando se cree superior en fuerza". A juicio de la autoridad, "la parte occidental del Estrecho […] quedará probablemente de muchos siglos venideros la propiedad exclusiva de una raza ambulante que se halla todavía en el estremo grado de la barbarie, i que se ha demostrado menos susceptible de civilización que toda otra tribu salvaje", dice la investigación.

Los alcances del estudio demuestran que existió violencia y deshumanización por parte de los privados y el Estado. Violencia que se extendió por más de un siglo, acota el trabajo, debido a la conceptualización que se tenía de ellos. "A los Kawésqar se les consideraba como salvajes situados fuera del tiempo, de la historia y en las fronteras entre la humanidad y animalidad", dice Harambour.

La justicia racial del Estado, indica el estudio, "eximió a 'los indios' de toda responsabilidad jurídica, como incapaces absolutos, al mismo tiempo que favoreció el salvajismo contra mujeres y hombres que, como extrahumanos, no podían ser sujetos de derecho".

Y ese trato, señala el académico, "sigue existiendo de otras maneras, como la creación del Parque Nacional Kawésqar, donde no hay control de este pueblo en el espacio marítimo". Un proceso que ha ocurrido porque existió y existe, aclara, mucha ignorancia sobre los Kawésqar, "basada en el desprecio a la diferencia, estos pueblos estaban en esos territorios antes que existiera Chile, es un Estado que desprecia por tanto ignora y viola los derechos de esas poblaciones".

Existe además, la idea repetida hasta nuestros días que son pueblos que se extinguen, "que desaparecen de la faz de la tierra, pero se están readecuando a la realidad", acota Harambour..

Estimaciones para 1946, indicaban que su población era cerca de 101 personas, la que bajó a 47 en 1971. En el libro más influyente sobre los llamados"nómades del mar", del antropólogo francés Joseph Emperaire, se indicaba que su destino era diluirse "por los caminos rápidos y paralelos de la asimilación y de la desaparición". Pero, seis décadas después, señala el estudio de Harambour, "muchas veces anunciada la muerte del último o la última kawésqar, los censos indican que estaba equivocado: 2.622 personas se reconocieron como tales en 2002; y en el Censo 2017, 3.500".