Virginia de la Lastra, médico cirujano e ilustradora: “Al coronavirus lo dibujaría como un agujero negro en el espacio”

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Virginia de la Lastra en su lugar de trabajo, con lápices, pinceles, libros y su iPad. Foto: Universidad de los Andes

La profesional de la Universidad de los Andes, inspirada en el trabajo de G. K. Chesterton, incorpora el dibujo a la medicina


Virgina de la Lastra es médico cirujano, con especialidad en microbiología clínica, médico y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, donde imparte el ramo agentes infecciosos para alumnos de tercer año y clases de infectología para alumnos de quinto año, ambos de Medicina. También es jefa de la Unidad Prevención y Control del Hospital de la Dirección de Previsión de Carabineros de Chile (Dipreca).

Pero la medicina no es su única pasión, también lo es el arte y las ilustraciones médicas y el legado de G. K. Chesterton, el reconocido escritor británico, su más decidora fuente de inspiración.

“Todo partió el 2005. Estaba preparando el último examen de pregrado de la carrera de Medicina, cuando di con un libro viejo y roñoso de un tal G. K. Chesterton llamado Ortodoxia. Ese libro cambió mi forma de ver el mundo. Lentamente y sin retroceder, Chesterton invadió todo: mi consulta, el enfoque hacia el estudio de mi especialidad, mi posterior trabajo en el laboratorio, en el hospital, en la sala de clases, mi vida personal, y de pronto, vi que no tenía más opción que estudiar a este intruso seriamente”, señala de la Lastra,

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Esta imagen, fue utilizada en la asignatura de agentes infecciosos. "Acá les muestro a mis alumnos una especie de cruzada infectológica para que se entusiasmen en aprender lo necesario para derrotar a los patógenos", señala Virginia.

En 2014, partió a Houston, Estados Unidos, con el fin de estudiar Master of Arts in Apologetics en la Houston Baptist University (HBU), donde se integraban los conceptos de imaginación y razón.

La académica de la Uandes, revela que un año después comenzaría la ruta de la ilustración. “Embarcada en esta aventura, en 2015, asistí a una conferencia sobre Chesterton. Ahí hice una efusiva queja sobre la fealdad de las tapas de los libros de Ortodoxia. Yo encontraba que eran tristes y poco atractivas, que solo mostraban cruces e iglesias, todas formales y solemnes.

“Mis amigos, con admirable paciencia, me pidieron que les hiciera un bosquejo de mi idea de la tapa y, torpemente, dibujé una propuesta. Fue una enorme sorpresa cuando, finalizada la conferencia, me preguntaron si podían publicar ese dibujo en la Gilbert Magazine (revista inspirada en el autor). Entonces pensé que, si tenía talento, debía trabajarlo; e integré la ilustración en mi estudio”, relata.

Después de este primer paso en la ilustración, Virginia ilustró todos sus ensayos en la Houston Baptist University (HBU), “y mis profesores me alentaban a seguir haciéndolo. Comencé a estudiar el arte de Chesterton, quien también dibujaba. En mi tesis, analicé su arte e ilustré algunas de sus ideas. Luego doné mis dibujos a la American Chesterton Society y me sorprendí al ver que había gente que los compraba. Después, les dibujé unas tarjetas de Navidad (¡y se vendieron!), y así fue como comencé a ilustrar para ellos y a participar en diferentes proyectos”, señala.

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En esta ilustración se aprecia a un grupo de bacterias, específicamente, un bacilo con todos sus flagelos perítricos revoloteando y unas cocáceas paseando. "Esta imagen la uso en una actividad llamada "En búsqueda de tu bacteria interior", en donde mis alumnos de medicina deben inventar una bacteria", explica Virginia.

Técnica y coronavirus

Las ilustraciones, además de formar parte de revistas, publicaciones y libros, hoy son parte de sus clases de medicina y de programas para adolescentes, “es una forma maravillosa de comunicación y de dar a degustar lo que uno enseña, ya que con la imaginación uno puede mostrar la realidad en una forma que no la habíamos visto antes. Por ejemplo, uno rara vez piensa que el concepto de tamaño en realidad no existe. El tamaño de algo siempre es un concepto que es relativo a otra cosa. El Universo puede ser enorme o pequeño, no lo sabemos, porque hasta dónde yo sé, no tenemos otro universo contra el cuál compararlo”, analiza la médico cirujano.

A pesar de la contingencia por coronavirus, Virginia reconoce que aún no ilustra el nuevo virus. “Como trabajo con el coronavirus en el hospital, prefiero dibujar lo que me recuerde que el mundo es más amplio que el Sars-CoV-2. En estos momentos, si tuviera que dibujarlo -me tendrían que obligar porque le tengo una especial antipatía- lo dibujaría como un agujero negro del espacio”.

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La imagen muestra un oligodendrocito mielinizando, los axones de las neuronas. "Esta función es fundamental para la conducción eléctrica del impulso nervioso", explica la académica.

“De alguna manera, creo que ha absorbido (el coronavirus) cosas que son mucho más importantes. No solo le ha quitado el lugar a otros microorganismos que yo encuentro igual o, incluso, más fascinantes, sino que también, nos ha llevado a considerar a las otras personas como potenciales armas biológicas. Solo mis sobrinos y alumnos me podrían inducir a dibujarlo y lo dibujaría bien ridículo”, señala.

Con respecto a su manera de trabajar las ilustraciones, explica que ha pasado por varias técnicas. “empecé usando lápices de colores y acuarela (ver foto principal), pero cuando volví a Chile, se hacía aparatoso enviarlos a EE. UU., así que exploré los medios digitales. Ahí, descubrí el Ipad y, actualmente, uso el programa Procreate”.

“Para enseñar, yo dejo de lado el tamaño, y en vez de dar clases de microorganismos, hago clases de monstruos. Este simple hecho hace un mundo de diferencia. Además de ser muy entretenido achicarse y tomar la perspectiva de la célula, es mucho más fácil recordar monstruos que recordar bacterias. Finalmente, uno llega a la conclusión de que las bacterias son monstruos, solo que no las vemos”, profundiza.

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