El 5 de octubre, una inédita tripulación viajará a la Estación Espacial Internacional. Dos de los tres pasajeros no es astronauta: el director Klim Shipenko y la actriz Yulia Peresild, quienes pasarán una semana y media en la estación filmando escenas para la película rusa Challenge. Peresild interpreta a un médico cirujano que debe realizar una operación de corazón a un cosmonauta enfermo.
No es el único viaje previsto de una estrella de cine. También se está preparando un documental japonés y una película estadounidense, protagonizada por Tom Cruise.
Estos viajes podrían transformarse en una vía habitual de financiamiento, para los altos costos que implica mantener la estrucutura orbitando la Tierra
La estación consta de un cojunto de módulos en una intrincada configuración cruzada. Hay seis módulos rusos en el segmento orbital de ese país, mientras que el segmento orbital de EE.UU. tiene 11 módulos administrados por EE.UU., Japón y la Agencia Espacial Europea (ESA). Las naves espaciales como Soyuz y Dragon se acoplan regularmente a la estación para traer tripulación y suministros, y devolver a otras a la Tierra.
Por lo general, hay entre tres y seis tripulantes viviendo en la estación. El trabajo principal son los experimentos científicos, pero como algunas partes de la estación tienen más de 20 años, también se requiere mucho mantenimiento.
En las películas, las estaciones espaciales, a menudo lucen como “de la era espacial”, con interiores minimalistas futuristas, según explica Alice Gorman, profesora asociado de arqueología y estudios espaciales, de la U. de Flinders (Australia) en un artículo reproducido por el portal científico The Conversation.
Por el contrario, dice la académica, la Estación Espacial Internacional es un desastre, más que en 2001: Una Odisea en Espacio. Hay cables por todas partes, paredes repletas de equipos, herramientas, paquetes de comida y notas, y más de 6.000 objetos perdidos por la tripulación.
Después de Valentina Tereshkova, la primera mujer en el espacio en 1963, solo otras cuatro mujeres rusas han abandonado la Tierra.
Svetlana Savitskaya fue la segunda cosmonauta femenina en 1982. Sus compañeros de tripulación en la estación espacial Mir le obsequiaron un delantal cuando llegó, bromeando que trabajaría en la cocina. Gorman dice haber escuchado a un entrenador de cosmonautas que “el espacio no es lugar para una mujer”.
Sin embargo, en Rusia, la medicina se considera una profesión femenina. Dado que el cosmonauta veterano Sergei Krikalev fue despedido por oponerse a los planes de la película (más tarde fue reinstalado), Gorman se pregunta cómo será la recepción de Yulia Peresild.
Otro de los desafíos que plantea Gorman, es la higiene personal, que es un verdadero problema en espacios de microgravedad como el de la Estación Espacial. Se debe enseñar a la tripulación a usar los complicados inodoros espaciales, que usan bombas de vacío para succionar todo del cuerpo hacia los tanques. La orina se recicla para aumentar el suministro de agua de la estación; como dice el chiste, el café de ayer se convierte en el café de mañana.
Según Gorman, incluso, “la política de la caca espacial”. En 2009, las tensas relaciones entre Moscú y Washington dieron como resultado que las tripulaciones rusas y estadounidenses tuvieran prohibido usar los baños entre sí. La tripulación se quejó de que no poder usar el baño más cercano interrumpía su trabajo.
Peresild y Shipenko han estado entrenando desde mayo en la Ciudad de las Estrellas, en Moscú, y esto presumiblemente también incluye el entrenamiento para ir al baño. La Nasa solo instaló el primer inodoro apto para mujeres en 2020.
En el segmento ruso donde se llevará a cabo el rodaje, hay un viejo inodoro diseñado para la anatomía masculina. En los cuerpos femeninos hay menos separación entre la orina y la caca, por lo que la Nasa diseñó su nuevo inodoro para tener esto en cuenta. ¿Peresild utilizará el baño de la Nasa con preferencia? Será la primera mujer rusa en comparar la tecnología de los baños espaciales.
¿Qué pasa después?
Después de este vuelo, Peresild y Shipenko serán oficialmente viajeros espaciales, y los primeros cineastas profesionales en el espacio. Se unirán a las filas de un grupo de élite que ha viajado a la órbita.
Aunque en el último año se han visto numerosos civiles que acaban de llegar al espacio en vuelos suborbitales, incluidos Jeff Bezos, Richard Branson y la tripulación “civil”, todavía significa algo vivir en el espacio.
Al menos 45 películas sobre viajes espaciales han recibido nominaciones al Oscar a los mejores efectos visuales, pero en el caso de Challenge, los efectos visuales serán reales.
“Esta película se construye en torno a la historia de una persona común y corriente (...) Un médico que no tenía nada que ver con la exploración espacial y que nunca pensó en ello se le ofrece viajar a la EEI (...) y salvar la vida de un cosmonauta”, dijo el director y actor Klim Shipenko antes de la partida de la tripulación hacia el cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, el pasado 16 de septiembre.
“No voy a protagonizarla, pero aun así tendré que averiguar cómo se produce una película en un lugar tan inusual como el espacio exterior”, dijo el comandante Anton Shkaplerov, el único de los tres viajeros espaciales que es astronauta de profesión.
Peresild dijo que ha aprendido a ser su propia maquilladora y diseñadora de vestuario. “No estará al mismo nivel que en la Tierra, pero lo haremos lo mejor posible. Estamos preparados para ello”, señaló.
“Es un poco tarde para tener miedo porque hemos llegado tan lejos, hay Baikonur por delante y muchas cosas (por hacer) y, para ser honesto, no queda tiempo para el miedo”.
El director Shipenko, que mide 1,90 metros, dijo que su altura hace que el entrenamiento dentro de la nave espacial -y el próximo viaje- no sea muy cómodo.
“Está bien. Volaré ahora como está, pero cuando hagamos la secuela sobre viajes a Marte, deben prometerme que habrá un mejor asiento”, bromeó el director