Científicos de la Universidad de Nottingham Trent y MRC Harwell descubrieron que el gen, previamente asociado con un IMC más bajo en las personas, podría activar y desactivar la función de otros genes en la región del hipotálamo del cerebro que influyen en el equilibrio energético y el crecimiento corporal.
Es la primera vez que los investigadores pueden comprender el papel y el mecanismo del gen ‘ZFHX3′ en este proceso.
Argumentan que comprender la vía específica en el cerebro a través de la cual ocurre esto podría ayudar a allanar el camino para nuevas terapias dirigidas para perder peso.
La obesidad es una pandemia mundial y un factor importante que contribuye a las muertes evitables en todo el mundo y es responsable de la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y algunos cánceres.
En su estudio, el equipo de Nottingham descubrió que los ratones con el gen mutado tenían una menor ingesta de alimentos, pesaban menos, tenían una longitud corporal más corta, una menor masa grasa y niveles más bajos de insulina y hormona leptina.
Durante el transcurso del estudio, los ratones con el gen mutado comieron aproximadamente un 12% menos que los ratones con un gen no mutado y al año de edad pesaban aproximadamente un 20% menos.
Los niveles hormonales más bajos, que se observan tanto en personas como en ratones con menos grasa corporal, sugieren que tienen una regulación más saludable del azúcar en la sangre y, por lo tanto, tienen menos probabilidades de correr riesgo de enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.
El trabajo implicó observar qué partes del cerebro mostraban cambios en la expresión genética y reveló que todas estaban involucradas en la regulación del peso.
Si bien todo el mundo tiene el gen, se cree que la mutación específica que se cree que impulsa este mecanismo (que ocurre de forma natural) existe en sólo el cuatro por ciento de las personas.
”El hipotálamo es una región del cerebro clásicamente asociada con la regulación del apetito y el gasto de energía”, dijo en un comunicado la Dra. Rebecca Dumbell, investigadora de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Nottingham Trent.
Ella dijo: “Por primera vez, hemos demostrado la función de este gen para alterar el crecimiento y el equilibrio energético con una mutación que altera la proteína similar a una variante que se encuentra con baja frecuencia en la población humana.
”Existe un gran componente genético relacionado con nuestro apetito y crecimiento, pero no se comprende completamente. Comprender lo que sucede en quienes tienen la mutación allana el camino para explorar nuevos objetivos potenciales de intervención para la pérdida de peso para todas las personas”, señaló la espcecialista.
”Esta mutación provoca una menor ingesta de alimentos, masa grasa y hormonas metabólicas, y todo esto podría ayudar a brindar protección contra las enfermedades metabólicas”, agregó.