Las palabras juegan un rol primordial en la vida de Rosabetty Muñoz. Al mismo tiempo, relata que las palabras y su significado cumplirán un papel tajante en la nueva Constitución, al momento de expresar qué es lo que realmente queremos como país. Por ese rol de las palabras y por el “sueño de transformar el país” nació su deseo de ser constituyente.
Muñoz es poeta, profesora de castellano, ganadora del Premio Pablo Neruda y proveniente de Ancud, en la isla de Chiloé. Hoy va por otros desafíos: Busca ser una de las representantes constituyentes del distrito 26, compuesto por comunas como Castro, Ancud, Puerto Montt y Palena.
¿Qué la motivó a estar presente en la papeleta de candidatos constituyentes?
Pienso que se trata del tremendo sueño de transformar el país. Me parece un desafío precioso y además está el tema de la palabra. Es decir, creo que en una Carta Fundamental lo que se juega realmente es el uso de las palabras y su significado. El significado profundo que es para la gente el pensar qué es lo que realmente queremos. Y creo que las palabras son fundamentales. A mí me encantaría participar, por ejemplo, en escribir una Constitución mucho más sencilla, que la pueda entender cualquiera.
Usted es poeta y ha explicado que las palabras tienen un efecto sanador. ¿Qué expresiones y palabras utilizaría al momento de escribir el derecho a la educación?
El derecho a la educación debe ser libre, gratuito, riguroso en términos de formar seres humanos y no solamente personas para que sirvan al engranaje económico, volver a creer en los sueños. Por ejemplo, creo que la palabra sueño es muy importante en la educación. El bien común creo que es muy importante en la educación; responsabilidad con respecto a los demás, la austeridad, es decir, volver a creer en que los objetos y las cosas tienen que ser usadas con control.
¿En qué términos debería asegurarse el derecho a la cultura al momento de escribir la Constitución?
Debería ser considerado un derecho fundamental, eso sí que tiene que estar explícito. Tenemos la obligación de generar condiciones para que haya una efectiva participación cultural, política y social. Cada persona tiene que ser tratada como potencialmente creadora, pensadora y ciudadana activa. Esa cultura que es amplia, no la cultura que se entiende como sinónimo de arte, sino que la cultura que construimos todos. Hay comunidades que tienen culturas muy particulares y que creo que sería necesario que en la Constitución sean valoradas y consideradas.
Uno de los pilares de su propuesta es que se asegure el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencias. ¿Por qué motivos sería primordial incluir esto en la carta fundamental?
Pienso que como no es un cambio que se vaya a producir por decreto, no es que haya un artículo en la Constitución que diga “no más violencia para las mujeres” y lo vayan a cumplir todos. Hay que partir en la educación como columna vertebral y allí establecer ese principio, ese valor de que toda vida es respetable.
¿Cómo se construye a través de la Constitución un país que “respeta su espacio natural”?
Hay muchas formas, pero la primera de todas es que creo que vamos a tener como primer artículo lo que entienden los pueblos originarios por el buen vivir. Porque el buen vivir implica, por ejemplo, que uno considere que vive en un ambiente natural al que no tiene por qué explotarlo completamente, sino que tiene que retribuir. Ya en términos más específicos, hay que proteger nuestros recursos naturales de todo el extractivismo, que es impresionante este sistema económico como lo ha hecho.
Como candidata que busca representar a territorios como Chiloé, ¿cuán esencial es que se discuta la descentralización de los territorios?
Es fundamental. Hay rasgos de las comunidades que han sido formados por la convivencia, por la manera de entender la realidad. Esas comunidades tienen que tener autonomía para tomar decisiones que les atañen directamente y que conocen mejor que nadie. Es evidente que un Estado que reconoce que hay varias culturas conviviendo, tiene que respetarlas.
¿Cuál es su posición frente a la posibilidad de establecer un Estado plurinacional?
Es absolutamente necesario, se tienen que reconocer sus posibilidades y facultades de determinar asuntos que son propios de esas comunidades. Pienso que si un Estado se declara multicultural, que tiene muchas comunidades diversas que conviven, va a solucionar varios temas y si lo hace dando facultades, por supuesto, para que haya participación real y se tomen decisiones en los territorios.
¿Qué oportunidades vislumbra en el hecho de escribir una nueva Constitución, en estos tiempos de crisis social y sanitaria?
Esa es la parte que más me cuesta porque estamos en una dicotomía, en un problema tremendo, nunca había habido en la historia ni en todo el mundo la posibilidad de escribir una Constitución paritaria. Son sueños que son enormes, un proyecto de país crearlo todo de nuevo en las ideas, las conversaciones, el impulso, la pasión por hacerlo. Sin embargo, estamos viviendo en un tiempo tan desgraciado, con gente que lo está pasando pésimo. Y uno los invita a este sueño en un momento coyuntural muy complejo y difícil, pero como en muchas épocas de la humanidad durísimas, creo que tiene que permanecer en nosotros ese impulso de mirar el porvenir con esperanza.