Durante el desarrollo del acuerdo por la paz y una nueva Constitución se estableció que el plebiscito de entrada será con voto voluntario decir. Sin embargo, se zanjó que en caso de que exista un plebiscito de salida, esto es, aprobar o rechazar el eventual nuevo texto constitucional, esta elección sí sería con voto obligatorio.
Sin embargo, a la fecha hay quienes plantean el reestablecer el voto obligatorio de entrada, o sea para este 25 de octubre, en tres meses más. El último en apoyar esta medida fue el empresario Andrónico Luksic, quien el 19 de julio publicó en Twitter una serie de reflexiones sobre el plebiscito, enfocado en el concepto de “plebiscito seguro”, contingente en los últimos días. “Urge analizar a tiempo todos los componentes que se requieren para asegurar participación y legitimidad (...) De lo contrario, ¡caeremos siempre en la crítica a la poca legitimidad de la carta fundamental! El resultado debe sustentarse en una mayoría contundente que vaya a votar. Incluso, además del voto obligatorio de salida, debiésemos considerar también el voto obligatorio de entrada”, escribió Luksic.
¿Hay tiempo para tomar esta medida a tres meses del sufragio? Si se plantea como un hipotética opción, ¿cuáles son los mecanismos para lograrlo? Los académicos y expertos María Cristina Escudero (doctora en Ciencia Política, académica del Instituto de Asuntos Públicos, Universidad de Chile), Claudio Alvarado (director ejecutivo de IES y docente de Derecho UC), David Huina (abogado, presidente del Tribunal Supremo de RN), y Sebastián Aylwin, (master of Science en Governance of Risk and Resources de la Universität Heidelberg, Alemania) exponen aquí sus miradas a los dichos y sus implicancias.
María Cristina Escudero: “Un voto obligatorio de entrada habría ayudado a equilibrar proceso y frenar posibles cuestionamientos de legitimidad”
La doctora en Ciencia Política señala primero que todo cualquier cambio que se quiera hacer al respecto deberá tener un alto quórum, el famoso 2/3 para poder siquiera pensar en su implementación. Además agrega: “En su momento fui partidaria a que se incluyera inmediatamente la obligatoriedad del plebiscito de entrada”, por, “lo importante que es este plebiscito como una salida institucional a los problemas que se han ido planteando desde octubre a la fecha”, dice.
La académica, quien integró la mesa técnica del proceso constituyente, indica que el voto obligatorio de entrada ayudaría a “equilibrar lo que son los dos plebiscitos del proceso”. Afirma que “la razón por la cual no se hizo fue porque no existió un acuerdo político en el momento en el cual se tomó el acuerdo por la Paz Y por una nueva Constitución del 15 de noviembre”, y señala que fue desde centroderecha donde no se quiso el voto obligatorio de entrada. “Entonces habría que ver si es que cambiaron de opinión, porque de verdad la importancia que tiene este plebiscito habría sido muy positivo que ambos plebiscito tuviesen voto obligatorio”.
Escudero agrega que se ha demostrado en el país que con el voto voluntario la abstención ha ido creciendo, “y si nosotros queremos tener la certeza de lo que va a ocurrir en ese plebiscito, deberíamos trata de hacer un aporte a que no existieran críticas al plebiscito. Porque después la abstención se puede interpretar de muchas maneras, y van a haber muchas personas opinando qué significó, sí hubo mucho o poco (interés), si fue legítima o no, y la verdad es que nos ahorraríamos todo eso si el voto fuera obligatorio”.
David Huina: Tema quedó zanjado y lo importante en este momento es lograr un plebiscito seguro, y “no agregar ningún elemento de incertidumbre o de desconfianza”
Huina, abogado, presidente del Tribunal Supremo de RN, señala que dado el contexto de pandemia actual hay que minimizar cualquier cambio. “Sé que estamos en un momento complejo desde el punto de vista de la salubridad, pero hay que trabajar para que el proceso tenga los menos cambios, de tal manera de no agregar ningún elemento de incertidumbre o de desconfianza o, si usted quiere, ilegitimidad al proceso”, expone.
“Creo que quedó bien zanjado de esa forma y por lo tanto no introduciría modificaciones, menos hoy día a tres meses del plebiscito, y especialmente en el momento excepcional en el que estamos. Estamos viendo cómo hacer un plebiscito seguro y a la vez discutir o llevar a la mesa un cambio en el voto obligatorio no lo recomendaría de ninguna forma”, afirma Huina, quien participó al igual que Escudero en la mesa técnica del proceso constituyente.
¿Cómo llevar a cabo un plebiscito seguro entonces? Para el abogado no existe una sola fórmula. Eso sí, descartaría las que “significan cambios más, por llamarlo así, revolucionarios, como el voto anticipado (...) creo que nosotros todavía no estamos preparados para un voto anticipado en los locales de votación como los que se hacen por correo”.
¿Cuáles medidas si? Huina enumera el ampliar los locales, aunque, “eso haga variar los costos y la cantidad de personas de las que se requiere participación. En la constitución de las mesas analizaría el poder hacerlo con tres vocales para disminuir la congestión en las mesas de votación. Hoy día se exigen cinco vocales y yo lo reduciría a tres. Respecto del tema apoderados también lo bajaría para mantener lugares más expeditos, con mesas más expeditas y con un apoderado por opción, nada más”, indica.
Algunas otras, de acuerdo al profesional, sería privilegiar locales amplios, la obligación de tener lápiz, y dividir a los electores por jornada, “en donde las jornadas sean mañana y tarde extendida, o una jornada de votación en un día y al siguiente la otra, obviamente ambos en días feriados”.
Claudio Alvarado: Cercanía de inicio de campaña y plebiscito hacen “inviable” la propuesta, pero es un debate que hay que retomar a futuro
El director ejecutivo del IES y académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, cree que establecer en este tiempo el voto obligatorio de entrada ya es “inviable, no hay ninguna posibilidad, y lo digo siendo un partidario en abstracto del voto obligatorio”.
El abogado explica que son principalmente dos factores que complican su implementación. “Estamos a un mes de que partan las campañas. Va a ser muy difícil ya implementar todo lo que se requiere dadas las circunstancias de la pandemia. Entonces, no hay ninguna viabilidad fáctica de hacer este tipo de cambios u otros”. Alvarado afirma que era partidario de cambiar la fecha, pero dado que lo más probable es que se mantenga para octubre, “me parece que lo único que hay que hacer es facilitar las cosas con la regulación disponible para que esto funcione lo mejor que se pueda”.
Pese a esto, reitera que es partidario del voto obligatorio en el sistema electoral chileno. “Me parece importante reponerlo, pero justamente una de las instancias para discutir esas cosas va a ser el órgano constituyente. Si es que gana el Rechazo habrá que discutirlo en el Congreso conforme a las reglas vigentes”, y si gana el Apruebo la instancia será el proceso constituyente, resalta.
Alvarado tiene una visión negativa del impacto que ha tenido el voto voluntario. “El voto voluntario fue un completo desastre, es uno de los factores que a nivel de sistem político ha aumentado la brecha entre la ciudadanía y política”, opina.
Sebastián Aylwin: No es prudente cambiar a esta fecha a un voto obligatorio para así dar “señales de certezas” y garantías al proceso
Aylwin, quien fue representante de Comunes (FA) durante la mesa técnica del proceso constituyente reitera lo dicho por Escudero, que fue desde el oficialismo en que no se quiso avanzar a un voto obligatorio que fuera en ambas instancias: entrada y salida. “Este debate siempre ha estado de alguna manera abierto en donde los partidos de Chile Vamos y de la oposición son los que se han enfrentado y de alguna manera esto siempre se tiene que resolver mediante una reforma constitucional con los quórum necesarios que requiere”.
De todas formas, el jurista señala que dado lo acotado de las fechas, “es difícil que haya un cambio en ese sentido”, dado que el proceso ya “está muy cerca y es bueno ir entregando ciertas señales de certeza, de un procedimiento que está regulado, que genera garantías para todos los sectores, y por eso quizá no sea necesario, no sea prudente hacer modificaciones”.
A Aylwin lo más importante es que, dado que estamos en una pandemia, se pudiese tomar medidas de resguardo, porque si no se garantizan las condiciones sanitarias, muchas personas decidirán mejor no ir a votar, “creo que eso sería lamentable, pero por otro lado sería muy delicado imponer una multa o una sanción”, si hipotéticamente se estableciera el voto obligatorio.
Más allá de esta contingencia, el jurista cree que para los próximos sufragios debiera replantearse debatir sobre el voto obligatorio. “Sería bueno establecer el voto obligatorio como una fórmula para volver a vincular a la sociedad con la política, que es finalmente uno de los problemas trascendentales que estamos viendo en este momento. La sociedad siente que la política no la escucha, y muchas más razones tendrá para eso si es que además hay una mayor participación electoral”.