Benito Baranda, ex director del Hogar de Cristo: "Siento rabia, tristeza, dolor... La imagen de Renato Poblete va a quedar más afectada cuando hable la víctima"

El exdirector del Hogar de Cristo dice que lo sorprendió la denuncia por abuso sexual en contra de Renato Poblete, y a un año de la visita del Papa Francisco a Chile, quien también fue el coordinador de Estado para ese viaje, señala que "hubo mucha desilusión".


"En lo primero que pensé fue en la víctima, en la persona que fue abusada. Y en el sufrimiento que vive hasta hoy". Benito Baranda acaba de llegar a Chile desde Haití, por una visita de América Solidaria. Baranda, antes de aterrizar en Chile, hizo una escala en Miami. Allí, ya conectado a internet, antes de embarcar, antes de apagar su celular, se enteró.

A las 16.48 del jueves 17, la Compañía de Jesús publicó un comunicado que remeció, nuevamente, a la Iglesia Católica chilena. Informaban sobre otra denuncia por abuso sexual. Por primera vez, los jesuitas hablaban de "delitos" graves en el ámbito sexual, de poder y de conciencia. La denuncia era en contra de uno de los sacerdotes más emblemáticos y reconocidos de la congregación: Renato Poblete.

–La denuncia me sorprendió muchísimo. Traté de recordar si había alguna persona, mientras yo estaba en el Hogar de Cristo… –dice Benito Baranda.

¿Alguna vez alguien se le acercó para denunciar al padre Renato Poblete?

En el periodo en que yo estuve en el Hogar no tuve conocimiento de denuncias.

El sacerdote jesuita, hoy denunciado por abuso, potenció y consolidó el Hogar de Cristo y fue su capellán por más de 20 años. Además, Poblete fue el impulsor de la canonización del Padre Alberto Hurtado. Benito Baranda, exdirector del Hogar de Cristo, conoció al jesuita allí, en la institución. Ambos le dieron un nuevo sello al Hogar de Cristo.

El 18 de febrero de 2010, Renato Poblete murió. Al día siguiente se realizaron sus funerales. En primera línea estaba Benito Baranda, era uno de los que cargaban el féretro.

Usted trabajó muchos años con Poblete, fueron muy cercanos. Algunos, incluso, dijeron que era su heredero natural, ¿qué significó para usted conocer esta denuncia?

Siento rabia, una profunda tristeza, un dolor enorme. Ese dolor es pensando en todos quienes hemos trabajado y trabajan en el Hogar de Cristo. Es un dolor enorme, porque entiendes que se vulneró quizás lo más preciado que tiene la acción del servicio hacia los demás, que es el respeto a la dignidad de cada ser humano.

La denuncia en contra de Poblete fue presentada a través de la Comisión de Escucha, encargada por monseñor Charles Scicluna. Y se refiere a situaciones abusivas entre 1985 y 1993 de carácter grave.

–El comunicado es muy duro. Pero esa persona tiene que salir a la luz, tiene que hablar públicamente. Le toca un camino durísimo, que me imagino lo ha vivido durante todo este tiempo. Las veces que alguien se ha acercado a mí para denunciar, lo he hecho saber y muchas de esas personas después han aparecido y para ellos ha representado un alivio gigantesco en su vida.

¿Cree que se darán a conocer más denuncias contra otras figuras emblemáticas?

A estas alturas, uno se espera cualquier cosa. Puede ocurrir de todo, porque mucha gente habló y, seguramente, van a iniciarse investigaciones en torno a lo que han hablado las personas que han estado silenciadas todo este tiempo.

¿Se puede hacer una reparación a la víctima en este caso? Considerando que Renato Poblete está muerto.

No es que pueda haber una reparación. Tiene que haber una reparación. Es un daño gigantesco a una persona y me imagino que en la Compañía de Jesús tendrán que buscar alguna alternativa.

¿Se siente decepcionado de Renato Poblete?

No sé si la palabra es "decepción", porque yo no soy de las personas que idolatran a los seres humanos. Entiendo que las organizaciones las construimos muchísimas personas.

¿Cómo queda, después de esta denuncia, la imagen de Renato Poblete?

Muy afectada. Y va a quedar más afectada todavía cuando hable la víctima. Porque es una persona que fue violentada profundamente en su dignidad, por alguien que se suponía estaba para salvaguardar esa dignidad.

"No conozco en el mundo una intervención del Papa tan contundente como ocurrió en la Iglesia Católica chilena"

Hace poco más de un año, Benito Baranda tenía un rol clave: había sido designado por la entonces Presidenta Michelle Bachelet como el coordinador de Estado para la visita del Papa Francisco a Chile.

Al día siguiente de que el Airbus A321 con la leyenda El Vuelo del Papa despegó, con Francisco a bordo, Baranda fue prudente a la hora de dar un diagnóstico. Todo había salido, explicó entonces, según lo planeado. Y en términos de la coordinación y de seguridad, fue así. Sin embargo, hoy Baranda piensa distinto.

–En la fotografía inmediata de la partida del Papa hubo mucha desilusión entre las personas que estábamos alrededor.

Una imagen tomada desde el aire, de la Playa Lobito, en Iquique, captó lo que ni siquiera el Papa entendía. "¿Comenzamos?", habría consultado, un tanto confuso, Francisco cuando vio la poca convocatoria. Se esperaba un millón de personas, contando a los argentinos que supuestamente cruzarían la frontera. Ni siquiera alcanzaron las 100 mil.

¿Fue un fracaso la visita del Papa?

Diría que en términos de asistencia de las personas no hubo tanta gente en las calles. En el caso de Iquique impactó mucho la ausencia de los argentinos. Se estimó al menos un millón de argentinos. Se esperaba que ellos se movilizaran y como gesto de castigo a la no visita del Papa a Argentina, no vinieron.

¿Hubo una lectura equivocada de cómo la gente se sentía respecto de la Iglesia?

El Estado lo que hizo fue trabajar con la Iglesia y responder a sus solicitudes para la seguridad del Papa. A mí no me tocó ver directamente (la poca gente que concurrió), porque tenía que viajar de ciudad en ciudad para anticiparme a la llegada del Papa. Pero, claro, no era la cantidad de gente que se esperaba.

¿Se comentaba eso dentro de la organización de la visita?

Sí, lo comentábamos. Los carabineros lo decían, porque ellos te daban las cifras.

¿Faltó análisis?

De parte de la Iglesia. Yo soy parte de la Iglesia, pero en ese momento tenía un cargo de Estado. No nos correspondía hacer ese análisis. Eran ellos los que estimaban la cantidad de personas. Yo creo que no se comprendió la profundidad de la crisis.

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Papa Francisco acompañado del exobispo de Osorno, Juan Barros, durante la visita papal a Chile[/caption]

El error

-Al poco tiempo se vieron las consecuencias de esa última frase que dijo en Iquique.

Las palabras a las que alude el exdirector del Hogar de Cristo son las que dijo el Papa cuando le preguntaron por el exobispo de Osorno. "El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar. No hay una sola prueba. Todo es calumnia. ¿Está claro?".

–Ese comentario lo supe después, cuando el Papa ya se había ido. Tuve una profunda tristeza y rabia –dice Baranda.

¿Rabia por qué?

Por las palabras que dijo el Papa en La Moneda. Hace un acto de humildad muy grande, que no sé si lo ha hecho en otro palacio de gobierno del mundo. Entonces, que arruine eso con la opinión que da en Iquique da mucha rabia. En su impulsividad, sin razonar mucho, él responde desde la guata. Eso causó mucho daño a la percepción ciudadana acerca de su visita, siendo que a lo mejor mucha gente hasta ese momento tenía cierta molestia en relación a la presencia de Barros, pero no en relación a la visita del Papa. Ahí se genera una ola de críticas que impide ver lo que el Papa nos comunicó. Ese es un lujo que no se lo puede dar un líder de la envergadura del Papa.

¿Qué fue lo primero que pensó cuando vio al exobispo Barros al lado del Papa?

–Yo hace mucho tiempo vengo diciendo que él es una persona enferma. Porque creo que él no tiene un adecuado juicio de la realidad. Eso ha empeorado en él y creo que le causó mucho daño a la Iglesia.

"La visita fue un hito para la Iglesia Católica chilena"

Toda la logística, el plan, la seguridad, la coordinación con Carabineros, todo eso estaba pensado por una idea superior. Que la visita del Papa Francisco iba a marcar un antes y un después en Chile.

Hubo un hito que nunca en la historia, ni siquiera la visita de Juan Pablo II, causó un trastorno tan grande en la Iglesia Católica chilena. No existe ningún momento en la historia de la Iglesia una intervención tan fuerte del Vaticano y un cambio tan grande de obispos. Yo creo que esto se va a recordar como el momento más traumático de la jerarquía eclesiástica y el cambio más grande en la Iglesia Católica.

En esta crisis, ¿ha estado a la altura la jerarquía eclesiástica?

Hablando ya no como coordinador de Estado, sino como miembro de la Iglesia, no. No ha estado a la altura.

¿Por qué?

Porque no han tomado conciencia del daño provocado. Cuando todo lo asocias a una persecución, a la prensa, a un grupo de personas fanáticas que te están atacando, lo que estás desconociendo es que tú eres el principal actor de la construcción de una desconfianza y de una crisis. Y tú, como líder, causaste un daño profundo a la Iglesia.

¿Tienen esa conciencia los obispos?

Hay obispos del pasado que no. Uno los escucha y es insólito. Yo les recuerdo que el texto más claro del Evangelio es cuando dice: "El mal no viene desde afuera, viene de adentro". Ellos lo provocaron, lo armaron, protegieron a las personas. Todas las medidas que están tomando hoy son tardías.

"La Iglesia no va a volver a ser creíble como antes"

Para Benito Baranda, la opinión y el peso moral que alguna vez tuvo la Iglesia Católica son cosa del pasado.

¿Podrán los sacerdotes volver a ostentar ese poder y esa voz que tenían antes?

No.

El problema, dice Baranda, es el poder que se le dio a la jerarquía de la Iglesia. Es un poder que no debieron haber tenido nunca, un poder omnipotente, vitalicio, que nunca habían tenido. Un poder que es insólito en el mundo moderno. Ninguna organización moderna lo permite y la legitimidad de las acciones de esas personas se vinculan a la confianza que se tiene sobre las instituciones. Y si esas personas, sus acciones, comienzan a ser incoherentes, incongruentes en relación al Evangelio, al final daña la institución.

¿Este es el peor momento de la Iglesia Católica en Chile?

Sin duda, la crisis más grande.

¿Una crisis de confianza? ¿De credibilidad?

Yo creo que la más grande es de credibilidad. Esa es la que cuesta más recuperar.

¿Puede la Iglesia volver a ser una institución creíble?

No, yo creo que no va a volver a ser creíble como lo era antes. Estamos en una sociedad abierta, secularizada. Quizás va a recuperar niveles de credibilidad como el resto de los países, un 40% o un 50%.

¿Cuánto demora ese proceso?

Años. Va a costar mucho. Viene un periodo muy duro para la Iglesia, porque, además, van a seguir apareciendo cosas.

¿Debe llegar a Chile el Informe Scicluna?

Por supuesto. No puedes tener esos informes como secretismo. A no ser que la persona se resista a que salga su testimonio y eso puede quedar en reserva. Pero el resto de los testimonios, todos, tienen que aparecer y van a empezar a aparecer. Va a ser muy duro lo que viene.

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