Dice que no, que no se arrepiente. La primera dama, Cecilia Morel, contesta rápido cuando se le pregunta si lamenta haber terminado por respaldar una nueva candidatura del hoy Presidente Sebastián Piñera que lo llevó de regreso a La Moneda en marzo. No es un misterio que Morel era reticente a una nueva postulación. "Costó", reconoce, al hacer el balance del primer año del segundo mandato de su marido.
¿Cómo ha sido este año de regreso a La Moneda? ¿Cómo lo definiría?
En general, ha sido más tranquilo que la primera vez. Una viene con más experiencia, con más aplomo. La primera vez llegué a ciegas, no tenía idea a lo que venía. Y me marcó mucho el terremoto. Esa fue la verdad, que el terremoto fue un trabajo permanente durante los cuatro años. Después surgió Elige vivir Sano, a propósito de la Encuesta Nacional de Salud. No era algo que traía en mente como un proyecto. Yo quería ayudar en todo, pero no traía un foco determinado. En cambio, esta vez ya venía con una prioridad, que era el trabajar por los adultos mayores. Incluso, en la campaña me preparé intensamente y aporté al programa de gobierno en esta materia. Fui conociendo la red de personas que saben del tema de envejecimiento y hoy estamos en eso trabajando fuertemente. Y esa es la gran diferencia.
Y mirando en perspectiva, ¿ha sido un año duro?
Una viene más curtida. Antes fue duro por las circunstancias, pero fue, paradójicamente, muy motivador, porque significaba volcarse a ayudar a la gente. Esta vez hay esa sensación de venir como que sabes más lo que es la política, ya no te duelen tanto las críticas, ya sabes que la gente se manifiesta todos los días por alguna causa u otra, entonces también esa mirada tuya es más tranquila. Antes me preocupaba más. Y ahora siento que partimos muy bien, a mí me encantó el tema de las cinco mesas para los acuerdos nacionales que propuso Sebastián, saber cuáles eran las prioridades, saber tener un programa que, además, era muy afín de lo que han sido las necesidades de la gente manifestadas todos estos años y permanentemente refrendadas por las encuestas. Los equipos están más afiatados. Este es un gobierno que no es de una persona, sino que también tiene una misión que cumplir que es muy importante. Cumplir el mandato que sacó el 55% de los votos, que también eso es un espaldarazo bien potente. Sientes una responsabilidad por ese mandato, pero también sientes un respaldo de que estás muy alineado con la población, con la mayoría.
Hay un cierto consenso en que su rol como primera dama cambió. ¿Se siente más influyente?
Puede que yo esté..., es que me carga la palabra que se usa tanto: empoderada. Puede que yo esté más segura en ciertos aspectos. Mi escuela fue el primer período. El primer gobierno para mí fue una realización muy plena. Siento que ahí me di a conocer y ahora no es que yo esté más desplegada, sino que siento que soy más conocida, que es distinto.
¿Y no le pasa que su figura es más requerida? ¿Que los ministros piden que la acompañen más? ¿Que en la propia agenda del Presidente esté más presente?
Más que más demandada, siento que soy más conocida. Siento que hay un respeto y un cariño por mi persona de parte de los ministros muy alto, pero también siento que esta sensación más de equipo y de que uno no es una figura de adorno, y eso también es muy rico para mí, que no es el solo acompañar, sino que yo también pueda aportarles ojalá en algo, principalmente a relevar ciertos temas y a llegar a más gente con eso.
¿Por qué hizo de su eje, en este mandato, el tema del envejecimiento positivo, el plan adulto mayor? ¿Y cuáles espera que al término del gobierno sean metas consolidadas?
Era un grupo que estaba demasiado abandonado y que se fue invisibilizando. Se había venido acumulando una deuda muy grande con los adultos mayores. Como no marchaban, al igual que los niños, no eran escuchados. Me sentiría muy contenta con que el programa que lanzamos -"Adulto Mejor"- se mantenga en el tiempo, que lo que estamos haciendo a nivel de los ministerios quede establecido como políticas públicas, como parte de la labor del Estado. El "envejecimiento positivo" y "ciudad amigable" son términos de la Organización Mundial de la Salud, que tiene todo un enfoque acerca de que lo más importante es producir un cambio cultural respecto de cómo vemos la tercera edad. En el tema de la "ciudad amigable", para mí sería satisfactorio que quede establecido, así como la accesibilidad de los jardines infantiles, todo el tema de la accesibilidad y todos los nuevos requerimientos de las ciudades al tema del adulto mayor. Me importa mucho que las ciudades empiecen a adaptarse, que las personas puedan salir seguras a la calle y moverse, porque si tú no tienes una ciudad por la que ellos se puedan desplazar tranquilamente, los aíslas más y les impides esto que también queremos, que es un envejecimiento sano y activo. Cada ministerio tiene la obligación hoy de dar a conocer todos sus servicios y a dar un acceso oportuno a los adultos mayores. Tienen que comunicar mejor, explicar mejor cómo obtenerlos y facilitar a las personas llegar a esos beneficios. Eso me gustaría que quedara establecido. Me pasó con Elige Vivir Sano, que dimos un paso y se tenía que seguir con otros pasos. Todas estas plazas activas que se construyeron, que nosotros aumentamos en el gobierno pasado en un 2% del Fondo de Desarrollo Regional, era para que los gobiernos regionales hicieran más programas de Elige Vivir Sano.
¿Y qué pasó?
Pasó que si bien hubo medidas, se perdió como el impulso y el mensaje. Hubo avances, pero cuando tú le quitas el paraguas, por decirte, la fuerza del mensaje, de que tenemos que hacernos cargo de los hábitos de vida de cada uno, se pierde. Y eso es lo que yo no quisiera que se pierda.
Se viene la discusión por las pensiones, que es un tema fundamental para el adulto mayor. ¿Va a tomar un rol activo en esa discusión?
Mi rol va a ser darlo a conocer, es un poco pedagógico. Yo puedo explicar ciertas políticas públicas, ahora la parte técnica, la parte dura, corresponde a otras autoridades.
¿Por qué, en general, las primera damas privilegian actividades de corte social y no necesariamente materias más duras o contingentes? ¿Esa es su decisión?
No, no. Yo siento que muchas veces la gente me dice 'tu cargo', y les digo que no es un cargo, es un rol. Me ha gustado mucho en Chile que siempre se ha respetado la personalidad de quienes han estado en este rol y eso es porque es un rol libre también. Si miras mi trayectoria, siempre estuvo ligada a lo social, yo no he estado en lo duro, me encanta la ciencia, me apasiona, pero no es mi expertise; en economía, cero expertise...
Pero este año estalló el tema del #MeToo, por ejemplo. ¿Por qué no se la jugó por tener una voz más presente en ese debate?
Siento que las mujeres ya tienen una voz potente, entonces yo me sumo más a aquellas voces que están más calladas, que les ha costado más poner fuerte su tono. Yo feliz me sumo a muchas demandas de las mujeres, si es que yo comparto obviamente, pero como te digo, me he abocado más a los grupos más vulnerables y menos empoderados, menos visibilizados.
¿Le importan las encuestas?
No mucho, pero sí las analizo y las miro. En el caso de la CEP, lo que más me llama la atención es el grado de felicidad, que es casi el 80% de los chilenos que se declara bastante o muy feliz. Es una maravilla. Eso fue lo que más me impresionó, para que veas la sensibilidad o los énfasis, eso a mí me llegó muchísimo.
Lo que es evidente es que al gobierno ya se le terminó lo que se llama la "luna de miel". Hoy la desaprobación es más alta que la aprobación. ¿Cómo se explica usted ese fenómeno?
Siento que ambos factores están muy parejos. Valoro mucho que Sebastián esté entre los tres políticos mejor evaluados siendo el Presidente, es más fácil ser bien evaluado hoy que cuando estás de lejos, en un podio más distante y no como cuando te toca tomar las medidas o enfrentar los problemas. Hoy día tener una aprobación de cerca del 40% es un éxito muy grande, entonces yo no lo veo como lo han planteado, que bajó y subió..., es verdad que hemos bajado desde el principio, nos han tocado situaciones muy duras y lamentables, como en La Araucanía y otras, pero siento que es mucha más la gente que ve que está progresando el país más que el año pasado. Así que me quedo con eso: que Sebastián esté entre los tres políticos más calificados, me quedo con la felicidad de la gente, me quedo con esto de que se está progresando. Soy cero socióloga, lo digo humildemente, pero creo que en mi opinión hay una sensación ambiente más negativa de lo que existe en realidad, y que en eso influyen mucho las redes y esto que se llaman las posverdades.
¿No ve usted un problema en el tema de las expectativas?
Claro, pero ahí es donde veo una posverdad tremenda en el tema económico. Porque cuando tú aprendes que detrás de cada punto de crecimiento hay cientos de miles de trabajos. Cuando tú sabes, por experiencia humana, que cada trabajo significa dignidad, desarrollo, felicidad para esa persona y para su familia..., las cifras son de verdad, se ha crecido más de tres veces que el año pasado, se han creado buenos empleos, en fin, objetivamente, positivas y, a lo mejor, la gente se ha demorado porque quizás hay un desacople en lo que son estas cifras y se demora en ir traduciéndose en empleo exacto. Echar a andar los motores de nuevo es muy difícil, es como volver, es cuando tú pierdes el entrenamiento: si tú corrías maratón y pasas un año sin correr o dos años, te vas a demorar un año o dos o tres en volver a retomar el ritmo, esto es lo mismo. Echar a andar..., y ya se echó a andar, y fuertemente.
¿Cuáles le parecen que son los momentos más complicados del año para el gobierno?
Lejos, lejos, lejos, lo de Camilo Catrillanca, que es un hecho de verdad muy lamentable y trágico que nunca se espera que ocurra. Ha habido que actuar porque ha pasado toda una crisis que ya se venía arrastrando de antes, que también han sido los problemas que hemos heredado, de estas crisis institucionales, de Carabineros, que estamos en plena reestructuración. Ha sido lo más complicado, porque, además, siento que ha sido súper injusto no que nos toque, porque a cualquier gobierno le puede tocar, sino porque yo me acuerdo en el gobierno anterior Sebastián tuvo un vínculo muy estrecho con La Araucanía. Esa es una de las regiones donde Sebastián saca la más alta votación. Se avanzó muchísimo, se disminuyó la pobreza en cerca de cuatro puntos, en fin, hubo grandes avances. El hecho de que Sebastián fuera en su primera visita, al día siguiente de llegar a La Moneda, y que dentro de las cinco mesas de los grandes temas haya un tema específico que era el de la paz en La Araucanía demuestran el compromiso, amor de verdad y ocupación por el problema en La Araucanía. Estábamos en un período un poquito más pacífico en cuanto a hechos violentos. Y esto produjo indudablemente un retroceso enorme que yo espero se supere. Pero tengo confianza en que con el trabajo que se está haciendo se vuelva a retomar el Plan Araucanía con mucha fuerza.
¿Cuál es su evaluación de la reacción del gobierno?
Yo siento que reaccionó inmediatamente, que ha dado la cara siempre en todos los momentos, que aquí se ha removido la gente apenas se saben las irregularidades. Se ha llegado a medidas tan grandes como remover al Gope, que en el fondo no estaba ayudando al objetivo de la paz, desgraciadamente fueron perdiendo legitimidad. Yo no puedo decir que la perdieron toda, porque para alguna gente era muy importante que ellos estuvieran. Pero yo siento que la lamentable situación ocurrida con lo de Camilo Catrillanca, además de ser un obstáculo para el gobierno, que indudablemente fue una contingencia tremenda, trágica y que por supuesto afectó a toda su familia y círculo cercano, yo siento que a los que más ha dañado es a la propia Araucanía. Se volvió a encrispar el ambiente, la gente vive con temor, aumentaron las desconfianzas. Y esta tragedia que algunos, lo sabemos, la instrumentalizaron políticamente.
¿Cómo ha visto al Presidente en esta crisis?
Yo lo admiro. Lo admiro, lo admiro, lo admiro. Lo encuentro con mucha valentía, con mucho carácter. Fui la primera en decirle 'no vayas ahora a La Araucanía', pero no, él da la cara; va a Quintero..., yo también le dije que no fuera. Y eso es lo que yo admiro: que él da la cara, que no le importa eso de bajar en las encuestas... por eso a mí me da risa cuando dicen 'gobierna según las encuestas'. Al revés: se expone permanentemente a quemarse en ciertos temas, como Quintero, como La Araucanía. Vuelvo a eso de que Sebastián es súper valiente, no se arruga en decir sí, acá estoy, incluso si cometo un error lo corrijo. Está más dialogante, está más abierto, con un aplomo que me sorprende.
Pero en esta crisis le ha tocado tomar decisiones difíciles respecto de su propio sector, tuvo que remover al intendente..., tuvo que hacerse cargo del retiro del Gope.
Siento que Sebastián no esquiva las decisiones duras. Admiro que tiene, por un lado, rapidez para ver con claridad los problemas y, segundo, que una vez que lo ve con claridad, reacciona inmediatamente.
Le ha tocado defenderlo, se enojó con la imitación de Kramer...
Ay sí, pero no es que me enojé, es que no lo encuentro un tema tan importante la verdad, pero obviamente uno tiene sensibilidad, porque, claro, que tú seas el centro de todo un número es un poco exagerado, pero da lo mismo. Ya pasó, no es un tema que trascienda tampoco.
Una de las cosas que parece no han cambiado es el humor del Presidente, muy criticado. ¿Cómo se toma usted que ahora dijera que no tomaba desayuno porque usted andaba de gira?
La más enojada era la niña Blanca que trabaja con nosotros en la casa, le decía 'oh, pero nos dejó pésimo'. Se reían y se lo decían. Bueno..., es un plano difuso de hasta dónde el humor corresponde o no corresponde. Sé que Sebastián el humor lo tiene muy agudo. Tiene cosas muy simpáticas y divertidas y tiene mucho humor, tiene un humor irónico.
¿Usted lo trata de contener?
Cuando dice cosas públicas tiene que pesquisar que no todas las personas tienen el humor ni la capacidad de descifrar ese lenguaje tuyo. Entonces, como que tú tienes que saber un poco con quién y dónde tú dices ciertas bromas, porque en algunos casos van a ser mal tomadas.
Entre las figuras mejor evaluadas hay varios que son de centroderecha, están Joaquín Lavín, Manuel José Ossandón, ¿usted tiene alguna preferencia para la sucesión de Piñera?
No, no, la verdad que no. Ahora, me gustaría que surjan muchos liderazgos, ojalá de este gobierno, me encantaría que surgieran nuevos liderazgos también. No voy a nombrar...
Debiera nombrar...
A mí, por ejemplo, me encanta Gonzalo Blumel. Me encantaría que la gente joven como él, porque además lo encuentro muy completo, muy culto, tiene una cosa muy profunda, de comprensión de un punto de vista más filosófico, sin ser filósofo; tiene una cosa muy humana. Me encantaría que personas como él, no sé si precisamente él, que surgieran.
¿Y qué opinión le merecen figuras como José Antonio Kast?
Siento que José Antonio está representando una sensibilidad que no quisiera que siguiera agrandándose. Tiene algunos aspectos, pero creo que es un fenómeno un poquito a nivel mundial que yo creo que la gente también en este mundo tan cambiante, con tantas inseguridades, con tanto problema de repente se refugia en posiciones que son más categóricas, porque te dan más seguridad. Buscan seguridad en un mundo tremendamente inseguro.
¿No le gustaría que esa fuera la sucesión de este gobierno?
La verdad es que preferiría a alguien que continuara con el programa de este gobierno, porque, además, la principal misión que tenemos es cumplir el mandato que la gente nos dio y también está pensado a largo plazo. Para nosotros, la proyección de la centroderecha es muy importante.
¿Y cómo va a administrar su propio capital político?
Siempre digo, y no es por tirarme para abajo, que uno lo que hace es como el lado amable del gobierno, aunque en este gobierno quiero trabajar mucho porque nuestros adultos mayores tengan una mejor calidad de vida y eso también puede tener costos, porque hay que ser responsables y decir siempre que no vamos a poder resolver todos sus problemas en cuatro años. . .
Pero eso no es excluyente con intentar una candidatura. ¿Usted descarta una carrera política propia?
Sí, sí. No está en mis planes.R