La medianoche del sábado 9 el celular de Gabriel Silber (DC) comenzó a sonar y no paró más. La totalidad de los diputados -excepto él- habían recibido un correo electrónico anónimo en el que se acusaba al parlamentario DC de violencia intrafamiliar. "Al principio, no le di importancia", afirma Silber. Pero la avalancha fue imparable. El martes 12, el diputado presentó una denuncia ante la PDI para determinar a los responsables y renunció a su postulación a la presidencia de la Cámara de Diputados.
¿Cómo ha sido la reacción de sus compañeros en el Congreso frente a la acusación anónima de la que ha sido objeto?
Si bien se comenzó a tender una suerte de cortina de dudas, de preguntas, a las pocas horas pudimos despejar que no tengo ningún tipo de denuncia ni las he tenido en mi vida privada ni en mi vida pública. Así es que quiero agradecer, al final del día, la solidaridad transversal de muchos colegas al entender que este es un tema que si se instala como un precedente para otro tipo de decisiones que se tomen en política, termina siendo un daño a la democracia.
La decisión de declinar su postulación a la presidencia de la Cámara ¿fue suya, de su partido, compartida?
Todos saben lo difícil que ha resultado lograr el acuerdo de la oposición en torno a la mesa de la Cámara y sentíamos que la ventana de tiempo que se abría con esta denuncia podía echar abajo un acuerdo que tardó meses en cristalizar. Como siempre, apelé a que el acuerdo de la oposición era un proyecto más importante que mi persona, entendí que lo lógico era dar un paso al costado. Esa decisión fue conversada con Gabriel Ascencio, jefe de la bancada. Entendimos que era lo más sano en esas horas.
Lo que pasa es que al renunciar a su opción, acordada en conversaciones con sus camaradas, se da veracidad a la denuncia…
Yo creo que mi principal reivindicación moral va a ser aquella que haga la justicia. Y lo segundo, que lo he conversado con mis pares de bancada, que estoy disponible para el próximo año.
¿Por qué usted o su esposa no negaron derechamente la existencia de algún episodio de violencia intrafamiliar?
En un primer término encontramos una infamia desmentir un anónimo y optamos por la vía judicial. Pero ahí fuimos enfáticos en descartar que es absolutamente falso este anónimo y su contenido. Frente a una denuncia, por falsa o infundada que sea, uno a lo menos tiene el derecho a la defensa. Acá la paradoja era que ni siquiera esta posibilidad tenía, no tenía ni la posibilidad de hacer mis descargos, ni enfrentar a esa persona, porque no conocía su rostro.
¿No le parece que está sentando un precedente peligroso al dar un paso al costado en su postulación frente a un anónimo? Este tipo de denuncias podrían transformarse en un arma habitual para generar hechos políticos…
Tiene que haber una reflexión colectiva donde debe primar el principio de inocencia. Y por sobre todo, entender que una denuncia anónima puede cambiar una decisión política importante. A eso súmale que temas como la violencia de género no pueden utilizarse maliciosamente para fines políticos. Aquí se vio lo peor de la política y espero que nunca más vuelva a ocurrir.
Por eso era importante mantener su opción si señala que la denuncia es falsa. ¿Por qué no someterse al escrutinio de sus propios pares? ¿Tan mal piensa de sus compañeros parlamentarios que piensa que van a creer en un anónimo?
Había muy pocas horas para decidir y creo que la dilación que pudo existir en esta decisión ponía en serio riesgo el acuerdo de la oposición. Entendí que el proyecto de la oposición o la búsqueda de consenso no podía pasar por el destino de una persona, aun cuando esta se tratara de mí. Muchas veces se instalan esta suerte de cacería de brujas, donde uno requiere algo más de tiempo para despejar aún un anónimo o una fake new. Entendí que había un bien mayor.
Es decir que a usted le parece que la mantención de las autoridades de la Cámara en manos de la oposición es más importante que su honra personal, su imagen pública…
Mi honra es mi principal patrimonio en este caso a cuidar, lo hago de frente, o sea, de frente a todos los chilenos. Me asiste la conciencia de espíritu en esta materia y mi principal reivindicación será la que hagan los tribunales, e insistiré el próximo año -ya con la tranquilidad en este caso- a postular a la testera.
O sea se inmoló…
Hay veces en las cuales en política uno tiene que tomar este tipo de decisiones. Yo fui uno de los principales promotores del acuerdo, apelaba a la generosidad y a la altura de miras, incluso a la renuncia para que este se llevara a cabo. Qué mejor renuncia que la que hago en primera persona al poner mi cargo a disposición y dar un paso al costado.
¿Siente rabia, siente pena?
Uno primero siente frustración. Este es de los momentos más amargos que he vivido en mi vida del punto de vista político y personal. Ni en mis peores días, en este caso en política, pensé pasar por esta suerte de thriller político, que finalmente terminó siendo casi una historia de terror. También ha causado daño a mi familia y a mi entorno cercano, pero como dijo Churchill: en política, a diferencia de la guerra, aquí se puede morir, pero también pararse muchas veces.
¿Cuándo la vida personal de un político debiera ser objeto de escrutinio público?
Quienes estamos en política sabemos que nuestra vida es parte de ese escrutinio, pero en la medida en que se funden respecto de hechos verdaderos. Hasta de una denuncia por falsa que esta sea uno puede defenderse, de allí a instalar una mentira, en este caso fundada en un anónimo, creo que es una barrera que como democracia o como sociedad no podemos pasar a llevar
El presidente de su partido, Fuad Chahin, admitió que usted pasaba por una crisis matrimonial. Eso era conocido y lo ponía en una situación quizás de exposición…
Acá son dos cosas radicalmente distintas: uno puede efectivamente tener una crisis del punto de vista personal, pero en caso alguno se condice con la naturaleza o cargos sobre los cuales se me quisieron enlodar.
¿Había sido amenazado en privado por esta situación?
No.
Usted y su partido han hablado de una operación política. ¿Estaba digitada en su contra o en contra del acuerdo de la Cámara?
Como toda caza de brujas, yo me enfrenté a un enemigo cuyo rostro no conozco. Lo que sí llama la atención es que luego de meses de trabajar y lograr articular un acuerdo en torno a la oposición, donde estábamos poniendo la pieza final, alguien deliberadamente quiso romperlo y echar todo abajo. Por eso, yo también entendí la necesidad de anteponer, justamente, mi interés personal con el interés de la necesidad del acuerdo de la oposición y allí veo, obviamente, una operación política más que respecto a sacar a Gabriel Silber, impedir la cohesión o convergencia de las fuerzas de oposición que hoy día existen en el Congreso.
¿Quiénes estarían detrás de esta operación?
No me gustaría caer en el rumor o las teorías que lleva adelante la investigación, pero siempre dividir es gobernar y aquí se estaba logrando cierta cohesión o sentido de unidad interna. Y obviamente, el que esta se haya fracturado o intentado romper a días de cristalizarse, obviamente, es una ganancia para un sector político.
¿Oficialista o de oposición?
Prefiero no apuntar a nadie.
¿Qué posibilidades tiene de que se llegue a identificar a los responsables?
Opto por defenderme con los medios que el estado de derecho le entrega a cualquier ciudadano y vamos a llegar al final y tocar todas las puertas que haya que tocar, porque la verdad al final del día debe imponerse.