Este año fue su debut. A sus 40 años se convirtió en el representante más joven del gabinete. Acostumbrado a estar en la segunda línea, por primera vez Gonzalo Blumel asumió un cargo protagónico y -fuera de todos sus pronósticos- se transformó en ministro de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres). Una tarea que él asegura haber disfrutado durante estos casi 10 meses de mandato y que le ha permitido conocer, a fondo, cómo funciona el Congreso y se expresan las distintas sensibilidades políticas.
Ministro, el Presidente Sebastián Piñera señaló que "la gente de izquierda promete el Paraíso, pero nos va a entregar al infierno", ¿lo comparte?
Más allá de frases que pueden surgir en el debate político, que siempre tiene momentos de mayor tensión, el fondo de este asunto es que la gente conoce la trayectoria del Presidente, que debe ser uno de los líderes políticos más abiertos al diálogo, más moderados, con mayor vocación de centro, por lo tanto, creo que hay que quedarse con el fondo, en la búsqueda de acuerdos, y esas frases, que son más bien parte de la anécdota, no son realmente relevantes.
¿Y no cree que frases como esa puedan dificultar la convivencia en el Congreso o la búsqueda de acuerdos con la oposición?
Siempre tenemos que cuidar la convivencia con la oposición, pero hay que quedarse con la invitación que ha hecho el Presidente a construir grandes acuerdos nacionales.
¿Cuánto ha afectado el caso Catrillanca a los logros en materia legislativa?
Lo primero es que el homicidio de Camilo Catrillanca es un episodio muy grave y muy complejo y el gobierno ha estado absolutamente comprometido con el esclarecimiento, la verdad y la justicia. El ministro del Interior (Andrés Chadwick) ha sido muy proactivo en esa materia y, lo segundo, esto solo ratifica la necesidad de hacer una reforma profunda en materia policial y ya hay varios proyectos discutiéndose en el Congreso para la modernización de Carabineros.
¿Pero ha afectado al gobierno?
En materia legislativa no ha producido gran efecto. Ha introducido una necesidad de hacer reformas y todos los sectores políticos han entendido que esto es un tema que tenemos que abordarlo conjuntamente. El problema de Carabineros es un problema para todos los chilenos, y sobre esa base vamos a construir acuerdos.
¿Daña al Ejecutivo tener un ministro del Interior cuestionado?
El ministro Chadwick ha enfrentado con coraje un desafío complejo y está introduciendo todos los cambios que se necesitan para poder sacar adelante a Carabineros de los graves problemas que enfrenta.
Aunque se desechó la posibilidad de una acusación constitucional, es evidente que el ministro del Interior no pasa por un buen momento político. ¿Cómo evalúan eso en el gobierno?
La acusación constitucional no tiene mérito ni fundamento, tal como lo han reconocido sectores de la oposición. El ministro Chadwick y el gobierno, además, han actuado comprometidos con la verdad. Esperamos que la oposición contribuya a resolver la situación compleja de Carabineros con visión de Estado.
El exgeneral director Hermes Soto obligó al Presidente a solicitar su destitución. ¿Cómo se evalúa esta situación?
El Presidente tomó la decisión de pedir su destitución en la necesidad de impulsar una reforma a Carabineros y es lo que corresponde.
¿Era necesaria la salida del general Soto?
Esa es una decisión que la califica el Presidente de la República.
Y usted, en particular, ¿cómo vivió la muerte de Catrillanca? Su bisabuela, Rosa Ancán, era hija de un lonko en La Araucanía...
Efectivamente...
Y su hermano mayor, Juan Enrique, puso en su Twitter una cinta negra, en señal de luto...
En lo personal, siento una gran sensibilidad con la problemática indígena que ha enfrentado el país, de hecho, nuestro programa de gobierno avanza enormemente en este tema. Con el Plan Araucanía es tremendamente importante lo que estamos haciendo, porque es la región más postergada del país y tenemos que ser capaces de sacar adelante esta agenda.
¿Y no cree que los nuevos antecedentes, como las imágenes que aparecieron de la muerte de Catrillanca, dificultan el Plan Araucanía?
Por supuesto que significa una dificultad muy importante. Por lo mismo, vamos a redoblar los esfuerzos para sacar adelante el Plan Araucanía, por algo el ministro (Alfredo) Moreno ha estado esta semana en la región, promoviendo el diálogo y la reconstrucción de las confianzas que se han visto afectadas por el caso Catrillanca.
2019, el año de las reformas
Antes de asumir como Segpres usted citó una frase del expresidente Ricardo Lagos, "a los ministros primero hay que verlos actuar… el resto es prejuicio", ¿qué lecciones ha sacado este año?
Lo fundamental tiene que ver con la construcción de acuerdos. El diálogo sigue siendo un desafío muy importante y urgente, que resulta complejo. El clima social y el debate político siguen estando muy polarizados, lo que hace difícil la construcción de acuerdos.
En ese sentido, ¿cuál es su autocrítica?
Como aprendizaje nos tenemos que tomar el tiempo necesario para construir confianzas y establecer una relación colaborativa con la oposición. Dada nuestra condición de minoría en el Parlamento tenemos que redoblar los esfuerzos en el diálogo y construcción de acuerdos. No podemos atolondrarnos en la discusión de los proyectos de ley, de hecho, en salario mínimo, puede que nos haya faltado más espacios de diálogo, más paciencia para poder generar un acuerdo y no haber llegado a tener que usar la figura del veto presidencial. Por eso, ahora hemos estado dialogando, construyendo acercamientos con la oposición para poder recoger qué es lo que esperan de las reformas, cuál es la mirada que tienen y a partir de eso, en particular en enero, nosotros queremos agilizar la discusión de la modernización tributaria, de pensiones, poder ya avanzar en la tramitación y aprobación de esos proyectos.
En varias oportunidades se criticó su falta de experiencia política, ¿le dolían esas críticas?
Es natural que, en mi caso, y en cualquiera, siempre va a haber un proceso de aprendizaje cuando uno asume un cargo nuevo.
¿Le molestó que lo apodaran baby Blumel?
No, para nada, me lo tomo con humor.
Una de los primeros cuestionamientos que enfrentó el gobierno fue la llamada "sequía legislativa", ¿cómo vivió ese momento?
En primer lugar, nunca hubo sequía legislativa, sino que hubo realismo legislativo, porque para hacer buenas reformas hay que tomarse un tiempo.
El comentario era que no se estaban discutiendo los proyectos del gobierno...
Eso tuvo que ver con el frenesí legislativo de la administración anterior que mal acostumbró avanzar con un ritmo de reformas que no es sustentable. La agenda legislativa tiene que tomarse tiempo para poder avanzar bien y lo que hemos visto, hoy día, es que hay iniciativas de la administración anterior que tenemos que seguir revisando y corrigiendo producto de una tramitación legislativa que muchas veces no fue prolija. No por avanzar más rápido vamos a tener mejores reformas. Hacer buenas reformas toma tiempo y tenemos que hacerlo en forma seria y responsable.
¿Y este gobierno con qué tiempo espera sacar las reformas estructurales? Porque usted ha dicho que debe ser "con premura".
Esperamos que el 2019 sea el año para concretar las reformas y los grandes acuerdos nacionales. Construir acuerdos sigue siendo un desafío presente y el 2019 nos vamos a tomar el tiempo necesario para lograrlos, para construir confianzas y teniendo algo presente: nuestras reformas no son una carrera de cien metros, son un maratón a cuatro y ocho años, por lo tanto, vamos a tener que redoblar el esfuerzo en materia de construcción de acuerdos y nos vamos a tener que tomar todo el tiempo necesario para construir y generar los consensos que permitan ir consolidando las reformas fundamentales para el gobierno. El próximo año va a ser un buen año para fortalecer nuestro programa, sobre todo las reformas para la clase media.
¿Cómo cree que se viene el debate?
Es un debate que va a requerir mucho diálogo, porque obviamente hay posiciones que son divergentes en la oposición. Lo que es relevante es que se han ido apagando las voces que decían que se iban a restar o que iban a rechazar la idea de legislar, y lo que nosotros tenemos que ver es cómo encontramos los caminos que nos permitan compatibilizar lo esencial de nuestra reforma con aquellos aspectos que para la oposición son importantes para poder sumarse al diálogo y a la construcción de los acuerdos.
¿Cómo ha sido lidiar con una oposición fragmentada?
Sí, este es un Congreso diverso y en la oposición no hay una acción unitaria. En un comienzo hubo sectores que se mostraron muy poco dados al diálogo y predominó una agenda más bien obstructiva, de oponerse a proyectos solo porque venían del gobierno, pero eso empezó a cambiar en los últimos meses y eso tiene un valor, porque es importante que tengamos una buena oposición, que tenga claro que el gobierno tiene un mandato democrático que cumplir y que lo vamos a cumplir. Además, la ciudadanía ha valorado los acuerdos, premiando a aquellos liderazgos más proclives al diálogo y también castigando con mayor desaprobación a quienes han estado en una posición menos abierta y más obstructiva.
¿Como quiénes?
Es cosa de mirar los últimos datos de las encuestas. Quienes están arriba son los liderazgos más moderados y abiertos y quienes están abajo, lo contrario.
¿Cuál marcaría usted como las iniciativas más sentidas del gobierno que lograron ser aprobadas y las que no lo han logrado?
La agenda legislativa está avanzando. Hoy día tenemos más de 70 proyectos de ley con urgencia legislativa, de los cuales hay 60 proyectos enviados por el Ejecutivo; desde el 11 de marzo a la fecha, cerca de 30 leyes ya han sido aprobadas, algunas con acuerdos, y eso es valioso reconocerlo, por ejemplo, el pago a 30 días, que es un proyecto que tenía más de 15 años de discusión en el Congreso y se pudo aprobar con amplio acuerdo, y bueno, el desafío que tenemos pendiente son aquellas reformas de mayor envergadura, como la reforma a las pensiones, como la modernización tributaria, donde estamos trabajando para construir los acuerdos que permitan hacer avanzar esas reformas.
La primera dama, Cecilia Morel, señaló que espera que surjan muchos liderazgos de este gobierno, y apuntó específicamente a usted, ¿qué le parecen sus palabras?
Agradezco el cariño y las palabras de la primera dama, pero la única expectativa que tengo es ser un buen ministro y cumplir mi tarea mientras tenga el respaldo y el apoyo del Presidente de la República.
Se sumó a los "Blumelovers"...
Es un gesto con mucho cariño que hace la primera dama.
¿Cómo se proyecta políticamente?
Hoy, mi única prioridad es hacer bien mi trabajo como ministro.
¿Le gustaría que el próximo candidato presidencial fuera de Evópoli?
Me gustaría que el próximo Presidente fuera de Chile Vamos.
¿Le han pedido asumir alguna candidatura?
No.
¿Le gustaría?
No, mi única preocupación es ser un buen ministro y punto.
En el comité político del lunes 17 se abordó la preocupación que genera la figura de José Antonio Kast, ¿cuál es su opinión?
José Antonio Kast tomó un camino distinto y no forma parte de la coalición ni tampoco del gobierno. Es una opción legítima, él apoyó al Presidente en la segunda vuelta y se valora, pero él está siguiendo su camino y al gobierno no le corresponde opinar.
¿No cree que pone en riesgo a Chile Vamos?
Más que preocuparnos de lo que ocurre por fuera de la coalición, nosotros como gobierno y Chile Vamos, tenemos que tener presentes las razones por las que ganamos la elección y fueron dos: la unidad y ofrecer un proyecto futuro, basado en principios como libertad, justicia, solidaridad y progreso.
La primera dama también señaló que Kast representa una sensibilidad que ella no quisiera que "siguiera agrandándose", ¿lo comparte?
Recoger la diversidad que hay en nuestra sociedad es lo que constituye el corazón de lo que nosotros tenemos que proponer como proyecto político, y eso significa, desde mi punto de vista, ir ampliando la coalición más que estrechándola.
¿Hay espacio entonces para Kast?
Hay espacio para todos los que tienen vocación de centroderecha, eso incluye gente de derecha y gente de centro. Pero quienes forman parte de la coalición lo resuelven los partidos, no el gobierno.
¿Cómo ve el surgimiento de figuras que se declaran pinochetistas, como la diputada Camila Flores?
Chile Vamos es una coalición con vocación de mayoría, pero que tiene que perseverar en el proyecto que tiene el Presidente Piñera, que es avanzar hacia una centroderecha moderna y moderada.