Tras mi salida de Chilevisión estuve encerrado dos meses en mi casa. Fue una situación horrenda. No podía salir, no quería ver a nadie y no me servían los abrazos. Cuando te pasan situaciones límites, la gente te pide muchas respuestas. Y uno a veces no tiene respuestas para lo que sientes. Durante ese tiempo no fui capaz de ver televisión. Ahora estoy intentando volver a confiar en la gente, no quiero pensar que para trabajar en televisión haya que ser deshonesto. Estoy mucho más relajado que antes, ya no hay nada que la audiencia no sepa de mí.
Cuando llegué a Santiago me hicieron leso varias veces. Crecí en Constitución, una ciudad muy acogedora, donde todos se conocen y no hay desconfianza. Vine a estudiar a Santiago y fue un gran cambio. Una vez iba en micro y me saqué la cresta, porque no estaba acostumbrando a andar en micro. Me bajé con el vehículo en movimiento, terminé debajo del paradero y me rompí el codo. Ahí entendí lo que había implicado llegar a Santiago.
Fue impactante ver la demolición de mi casa. Para el terremoto de 2010 la casa quedó en el suelo. Ahí vivían mis papás y ellos se levantaron de la nada para salir adelante. Aprendí mucho de esa fortaleza. Me acuerdo perfecto el día de la demolición. No quedó nada.
Estuve de intercambio un año en Estados Unidos. Fue un cambio bien grande. Era un colegio al sur de Minneapolis, no había internet y mis compañeros me preguntaban si en Chile existían los autos o si teníamos televisores. Eso me molestaba, me sentía distinto. Era el único que tenía el pelo oscuro y que hablaba en español. Tengo grandes amigos de esa época. Ahora tú vas al colegio y hay una bandera de Chile en la entrada.
Siempre supe que mi destino era animar un matinal. Cuando entré a Periodismo tenía claro que lo mío era la tele, que quería estar en un matinal y que ese matinal era el Buenos Días a Todos.
Felipe Avello es el mejor comediante de Chile. Me acuerdo de haber tenido grandes discusiones en SQP sobre su capacidad. Me decían que era un periodista y yo respondía que era un comediante y había que darle espacio. Avello hacía stand up cuando eso no existía. El próximo año debe estar sí o sí en el Festival de Viña del Mar.
Hago meditación tres veces al día. Al principio pensaba que no me iba a servir, que me iba a quedar dormido, pero he descubierto un montón de beneficios. Medito en la mañana, antes de trabajar; luego en la tarde, y termino en la noche. También hago Bikram Yoga, salgo a correr y a nadar. Son cosas que me permiten desconectarme.
No soy muy vanidoso. Antes llegaba antes al canal para que me maquillaran, y cuando iba a un lugar me preocupaba de usar la tenida perfecta. Ahora estoy más relajado, salgo con lo primero que encuentro, y si tengo algo importante, voy con mi polera y mis jeans.
El feminismo debe ser radical. No creo que las radicalizaciones sean malas, porque eso nos obliga a todos a avanzar. Si el movimiento no fuera radical, el feminismo no generaría prensa ni debate. Cuando una mujer dice que le incomodan sobremanera los piropos, ¿por qué no la puedo respetar?
En un cumpleaños un tipo me corrió mano. Me habían invitado a un restaurante en Bellavista y lo hizo un tipo que estaba curado. Pensé que se había confundido, me di vuelta y le pregunté qué le pasaba. Y me responde: "Ay, que eres mala onda". Después me quedé en blanco y me fui del cumpleaños.
Me estoy preparando para debutar en teatro. Hace años fui a ver una comedia y había un personaje de un taxista que tenía un TOC, ahí dije: "Me gustaría hacer ese rol". Este año un director le ofreció una obra a mi productora. Y me dijo que yo era ideal para hacer uno de los personajes. Acepté sin pensarlo.