Manifiesto de Katherine Salosny, conductora de televisión: "Algunos jefes me pidieron que me pusiera pechugas"


Tuve que soportar un juicio público muy duro. Mi casa estaba llena de periodistas todo el día. Me criticaron más por ser mujer. Tuve que ponerle el pecho a las balas y asumir este delito. Estoy muy arrepentida.

El psicoanálisis me salvó la vida. Estuve en el diván por 18 años, cuatro veces por semana. Llegó un momento en que tenía que hacer frente a los problemas que tenía. Me daban crisis de pánico por situaciones a nivel afectivo que me iban sucediendo. Cuando enfrentas la verdad, empiezas a aprender y puedes vivir contigo mismo de manera honesta. A eso me ayudo el psicoanálisis.

Trabajo con puros millennials y me encanta. A veces es insoportable, porque no tienen paciencia y son ansiosos, pero nos cagamos mucho de la risa. Conecto mucho con ellos. Es maravilloso.

Algunos jefes me pidieron que me pusiera pechugas. Eran otras épocas. Autoridades de canales en los que trabajé me decían que así me veía mejor en pantalla. Yo me negaba, me gustaban mis no pechugas. Alas mujeres se les exige mucho más en televisión. La imagen siempre ha sido un tema.

Después de aparecer en la Franja del Sí me arrepentí de inmediato. No es que años después me haya dado cuenta, me di cuenta que me había equivocado de inmediato. Estaba en una burbuja, en un mundo que no me permitía darme cuenta de las cosas que estaban pasando en Chile.

Voy a volver a actuar. El momento más feliz de mi vida fue cuando entré a teatro. Ahora estoy preparando una obra y estoy feliz. No actuaba hace ocho años. Espero que esto sea como andar en bicicleta y no se me haya olvidado. Estoy con pánico escénico. Es una vuelta con mucha adrenalina.

No soy buena para tomar. Soy sibarita, me encanta salir con amigas y tomarme mis champañas y de repente una copita de vino. Como cualquier persona normal. En la semana no tomo, trabajo, hago deporte y yoga. Han dicho cosas muy violentas sobre mí tras la detención que no son reales. Aprendí la lección. No hay que manejar cuando tomas.

Me gustaría vivir al lado del mar, con mi mamá. Ella tiene 80 años y se fue a vivir a Tunquén. Se sacó los sostenes, se dejó las canas y lleva una vida muy austera. Estuvo muy delicada de salud, pero ya se mejoró. Si hay algo a lo que le tengo miedo es a que se me vaya. Me da miedo su ausencia.

Mi amor platónico es Eddie Vedder. Tengo una colección de vinilos. Ya perdí la cuenta de cuántos tengo. Me gusta ir al Persa Bío Bío a comprar. El último fue el de la Mon Laferte, pero mi favorito es Pearl Jam.

No tengo rencores. Cuando mi padre fue sentenciado por abuso sexual fue todo muy violento. Hace mucho tiempo que no teníamos contacto. Tuve que escribir una carta al diario para decir que el abuso no era un espectáculo. Mi mamá tuvo una historia súper dura y mi papá también la tuvo. Entendí eso. El rencor te enquista los dolores.

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