La dura travesía del clan Frei tras la muerte del expresidente
La investigación por el homicidio del expresidente Eduardo Frei Montalva -en 1982- ha sido un largo y tortuoso camino que ha dividido a la familia del exmandatario: hijos y nietos han tomado parte en la disputa que ha incluido recriminaciones cruzadas, reuniones reservadas y que -por estos días- tiene a Eduardo y a Carmen -el expresidente y la exsenadora- casi sin dirigirse la palabra.
A fines de noviembre pasado, el juez Alejandro Madrid recibió un regalo y un mensaje del pleno de la Corte Suprema. De manera excepcional, los ministros enviaron a un funcionario judicial a reforzar el equipo de dos actuarios que trabajan con el magistrado en la investigación del crimen del expresidente Eduardo Frei Montalva para ayudarlo en la tarea de la redacción de la sentencia de primera instancia. El presente -sin embargo- iba acompañado de un mensaje: esperamos que el 1 de marzo vuelva a integrar sala normalmente, le transmitieron los supremos a Madrid, quien cumplirá 19 años investigando el caso.
Si todo sale como el juez espera, la sentencia estaría lista a fines de la semana que se inicia. Será un fallo extenso, de entre 400 y 500 páginas. El magistrado dividió el trabajo para avanzar más rápido. Mientras sus actuarios, Marco y Fernanda, redactan la parte expositiva, donde están los antecedentes que constan en los 62 tomos que acumula el expediente, él se ha dedicado a la parte resolutiva. Es allí donde establecerá las conclusiones del caso y dictará las condenas a los seis procesados como autores, cómplices y encubridores de este crimen. Es también en esos capítulos donde Madrid podría referirse a las actuaciones que tuvieron otras personas mencionadas en la investigación, como el exministro DC Patricio Rojas, cuya militancia fue suspendida por la colectividad en diciembre pasado, y el subsecretario de Redes Asistenciales, Luis Castillo.
Madrid no concederá entrevistas. Los planes son que el día del fallo solo haga un punto de prensa para explicar la resolución del que, sin duda, será el caso más importante de su carrera judicial y luego tomará distancia. Se irá de vacaciones, las que comienzan oficialmente el lunes 4 de febrero. Por eso, aunque no hay fecha fijada, entre los abogados intervinientes y en fuentes judiciales coinciden en que la sentencia se daría a conocer el viernes 25 o, a más tardar, el 1 de febrero, último día hábil en la agenda del juez.
Pero Madrid tuvo en cuenta otra razón para escoger esos días. En la DC había interés porque la sentencia del primer homicidio de un expresidente en la historia de Chile se diera a conocer el pasado viernes 19. Eso habría cambiado la puesta en escena del acto-homenaje que la DC realiza cada 22 de enero, día de la muerte de Frei Montalva, en la Plaza de la Constitución, ocasión en la que está contemplado que hablen el timonel, Fuad Chahin, y dos miembros de la familia Frei: los exsenadores Eduardo y Carmen.
Si se hubiese conocido el fallo, en cambio, la alternativa que barajaba la directiva DC era un acto masivo en el ex Congreso, al que serían invitados dirigentes políticos de todos los partidos.
Pero el juez Madrid, señalan sus cercanos, no estaba dispuesto a cometer el error de 2009, cuando, a solo días de la elección presidencial en la que Eduardo Frei Ruiz-Tagle compitió con Sebastián Piñera, lanzó una sentencia trascendental sobre el caso, al cambiar, por primera vez, el rótulo de la investigación de muerte a homicidio de Frei-Montalva y dictar acusación contra los seis implicados en el caso, levantando suspicacias respecto de su accionar.
El último encuentro
Para los hijos y nietos del expresidente Frei Montalva será el final de un largo y tortuoso camino que los ha dividido como familia. En el clan Frei hay dos estrategias respecto de cómo enfrentar este proceso, dos vías a las que se han ido plegando los demás miembros de la familia en distintas etapas de la investigación y que ha terminado por distanciar no solo a los hermanos. Desde hace algún tiempo, admiten miembros de la familia, Carmen y Eduardo, líderes de ambas visiones, prácticamente no se hablan y han tenido que recurrir al exministro DC Genaro Arriagada, cercano a ambos, como puente para coordinar acciones.
La última vez que los hermanos Frei-Ruiz Tagle estuvieron juntos en una actividad social fue el 22 de junio pasado, en casa de Carmen, en la celebración de sus 80 años. Algunos de ellos se volverían a ver días después en el tribunal, durante las audiencias del plenario del caso de su padre.
Las diferencias al interior de la familia se han convertido en un tema tabú. Si algo habían cuidado todos estos años era no ventilarlas en público. Por lo mismo, fue grande el enojo de los miembros del clan con su cuñado y tío, el doctor Juan Carlos Beca -esposo de la ya fallecida Isabel Frei Ruiz-Tagle-, cuando a fines de diciembre pasado concedió una entrevista a El Mercurio en la que señaló que él nunca ha creído que se trató de un homicidio.
Beca, médico pediatra, presenció las dos cirugías que se realizaron en la Clínica Santa María a Frei Montalva y convenció a su esposa y a uno de sus hijos de que la muerte del exmandatario fue consecuencia natural de esas intervenciones. Un convencimiento que manifestó en distintas oportunidades al resto de los hermanos Frei Ruiz-Tagle a partir del año 2000.
Ni Juan Carlos Beca ni su esposa, Isabel Frei, colaboraron en el proceso judicial, pese a que el médico fue citado en dos oportunidades a declarar en 2005. Según fuentes judiciales, no se le volvió a citar, pues Beca no habría tenido ninguna relevancia en las cirugías a las que fue sometido Frei Montalva.
En privado, la familia Frei sí ha tenido ocasión de plantear sus diferencias. La última vez fue el 8 de septiembre pasado, en el living de la casa de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, en calle Baztán, en Las Condes, justo en momentos en que arreciaban las críticas en contra del exsenador por haberse desmarcado de la solicitud de renuncia en contra del subsecretario Castillo.
Pese a la arremetida, Eduardo se ha negado a tomar distancia del gobierno de Piñera, ni a renunciar al cargo de embajador ante Asia-Pacífico, ni a su nombramiento, en noviembre pasado, como presidente del Consejo de Políticas de Infraestructura.
"La respuesta de lo que hace cada persona se la tienen que preguntar a ellos mismos. Yo hablo por mí misma, pero obviamente hay situaciones que no me gustan", dijo Carmen Frei al ser consultada sobre la cercanía de su hermano con el gobierno.
Próximos a la familia sostienen que el empresario y exmiembro del directorio de TVN Francisco Frei, el hermano más cercano a Eduardo, estaba tan molesto, que buscó apoyo en la familia para enviar una carta pública criticando el manejo que ha tenido su hermana Carmen del caso y acusándola de abusar de las vocerías sobre el crimen de su padre.
La molestia de las familias de Francisco y Eduardo con su hermana Carmen está marcada por otro episodio. Según señalan cercanos al expresidente, los hermanos se enteraron por la prensa de que los Ortega Frei preparaban una serie de televisión basada en el libro Magnicidio, escrito por Carmen Frei, y cuya protagonista era la vicepresidenta de la falange.
Fue en ese contexto, señalan fuentes de la familia, que el expresidente Frei llamó a algunos de sus sobrinos para invitarlos a un encuentro. Los tres hijos de Eugenio Ortega y Carmen Frei no fueron convocados y solo se enterarían de esta cita mucho después.
Cuando se vieron las caras ese 8 de septiembre habían pasado cerca de cinco años desde que hermanos y sobrinos se habían reunido por última vez en un encuentro social. Y habían transcurrido muchos años más desde la última vez que se habían juntado a conversar sobre la muerte de Frei Montalva.
Ese sábado, en el living de su casa, Eduardo fue el primero en hablar. "Los he citado porque quiero explicar mis razones respecto de por qué no he apoyado la petición de salida del subsecretario Castillo", dijo. Agregó que creía en el respeto de las instituciones, que la salida o no del subsecretario es una facultad del Presidente Piñera y que no "estaba de acuerdo" con que se ataque la figura de Piñera en medio de la espera del fallo por el crimen de su padre (...). "Lo esencial aquí no es la situación en torno a Castillo, sino que lo importante es conocer, ante todo, la verdad judicial", habrían sido las palabras del exsenador, según miembros de la familia que asistieron a ese encuentro.
Durante las dos horas que se prolongó la reunión, los sobrinos pudieron manifestar su opinión y quedaron de manifiesto las diferencias que existen al interior del clan.
"Esto no debe ser un tema público", "por qué reflotar o "por qué los diputados de la DC tienen que presentarse en el Congreso con la foto del abuelo", planteaban las hermanas Frei Larraechea en defensa de su padre, postura que, según asistentes a la cita, fue respaldada por los hijos de Francisco Frei.
Según fuentes de la familia, la tesis del exmandatario es respaldada por Pedro Urzúa Frei -hijo de Mónica Frei y de Pedro Urzúa Meyer- y quien fue jefe de gabinete del ministro de Minería durante el gobierno de Lagos. Sin embargo, su madre Mónica, aunque no se ha involucrado mucho en el caso, es cercana a Carmen Frei, lo mismo que sus hermanas Mónica y Paula Urzúa Frei. El distanciamiento de los Urzúa Frei de los Frei Larraechea, afirman en el clan, también se debió a líos sentimentales.
En la vereda opuesta a la estrategia de Eduardo Frei frente al caso también está la familia Frei Toledo. De hecho, en la reunión en casa del exsenador los hijos de Jorge Frei dejaron en claro su respaldo a la labor de Carmen Frei y su esposo Eugenio Ortega -quien falleció en 2013-, a quienes reconocieron la tenacidad de haber llevado adelante la investigación y de haber empujado la causa, por años, casi en solitario. "Para mí es un orgullo ver cómo mi tía Carmen ha enfrentado este tema", dijeron los hermanos Frei Toledo, según fuentes del clan.
Los hermanos Frei Toledo también se mostraron partidarios de exigir la salida del subsecretario Castillo, quien fue director del Hospital de la UC a comienzos de 2000, en la época en que el centro hospitalario no daba a conocer la existencia de los exámenes tanatológicos realizados al cuerpo de Frei Montalva sin la autorización de la familia.
"Esto no es solo una defensa y lucha por el padre o abuelo, sino que se trata de un expresidente que también pasó a ser víctima de los derechos humanos y representa el sentir de todo un país", argumentaron los Toledo Frei, reconociendo el trabajo que ha hecho su tía Carmen para que el exmandatario DC sea considerado dentro de las listas de ejecutados políticos de la dictadura.
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26 de JULIO de 2018 / SANTIAGO
Jorge Frei(i), Francisco Frei(ci), Carmen Frei(cd) y , el ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle(d), antes de ingresar al tribunal a declarar en etapa de plenario de la indagatoria por el crimen de su padre, el ex presidente Eduardo Frei Montalva, en enero de 1982.
FOTO: HANS SCOTT / AGENCIAUNO[/caption]
La búsqueda de un abogado
Fue a partir de 1990 cuando Carmen, y en especial su esposo, el sociólogo y dirigente DC Eugenio Ortega, comenzaron en solitario y en reserva a realizar indagatorias para intentar resolver las dudas que tenía la familia sobre las circunstancias de la muerte de Frei Montalva. Ortega iba mucho más allá de hacer análisis y atar cabos, incluso, en varias oportunidades se arriesgó a reunirse con eventuales testigos, entre ellos exagentes de los servicios de seguridad y médicos de los servicios de sanidad del Ejército y la ex Dina -una de esas citas fue al costado de un cementerio en Rancagua- para averiguar cosas. Una obsesión que lo siguió hasta su muerte.
Para entonces, Irene, la mayor de las hermanas y cercana a Carmen, compartía estas inquietudes -desde hace algunos años, sin embargo, está internada con alzhéimer-, Eduardo era Presidente de la República y, según él ha señalado, optó por no involucrarse para que no se criticara que estaba usando su cargo para influir en la justicia.
Recién a fines del 2000, cuando comenzó a conocerse la trama de ocultamiento de la autopsia de Frei Montalva guardada en la UC, se marcó el punto de inflexión en la mayoría de los miembros de la familia Frei.
Es en ese momento cuando Eduardo, a nombre de la familia, contacta al exsubsecretario de Justicia de Frei Montalva y exdirector jurídico de la Vicaría de la Solidaridad, Alejandro González Poblete, para pedirle que les recomendara un abogado, porque "la familia quería iniciar acciones legales para esclarecer las circunstancias de la muerte de su padre".
Pocos días después, cuentan quienes conocen el inicio del caso, en la oficina del entonces senador vitalicio, en Pedro de Valdivia 555, Eduardo Frei y Eugenio Ortega Riquelme, acompañados por Raúl Troncoso -exministro y hombre de confianza del expresidente- y del propio González se reunirían por primera vez con otra de las figuras que serían clave en el esclarecimiento del crimen del expresidente Frei Montalva: el abogado Álvaro Varela.
Quienes conocen de esa reunión dicen que cuando Varela les preguntó a Eduardo Frei y a Eugenio Ortega qué antecedentes tenían, la respuesta lo sorprendió: "Nosotros creemos", le respondieron.
A partir de ese momento, la tarea de Varela, quien recibió un mandato firmado por Irene Frei -Carmen y Eduardo eran senadores, por lo que la familia decidió que no firmaran el escrito para evitar el nombramiento de un juez de corte que podría no haber sido partidario de llevar adelante esta investigación-, fue empujar la labor del juez Madrid.
Durante todos estos años, afirman quienes conocen el proceso, Eugenio Ortega y Carmen Frei trabajarían estrechamente junto al abogado Varela, e incluso muchas de las diligencias y escritos se redactaban en casa de la exsenadora. También acompañaban a Varela en algunas gestiones cruciales; entre las que se desconocen se cuenta un encuentro que sostuvieron en La Moneda con el entonces Presidente Ricardo Lagos, el subsecretario de Interior Jorge Burgos y el director de Investigaciones Nelson Mery, a quienes les contaron los antecedentes de que disponían y les anunciaron que presentarían una querella. "Échenle para adelante", les dijo Lagos.
Carmen y Eugenio Ortega fueron los primeros integrantes de la familia Frei en declarar en el caso. Lo hicieron en julio de 2003. Ambos recibieron en su casa a los detectives por más de cuatro horas. Eduardo, en cambio, declararía por escrito, recién en diciembre de 2009, solo días antes de que Madrid calificara el caso de homicidio.
Pese las críticas que ha recibido, el expresidente nunca ha dejado de apoyar la investigación. A lo menos realizó dos intervenciones directas en momentos clave del caso. A comienzos de 2004 citó a su casa al entonces director de la Policía de Investigaciones para reclamarle que hubiera quitado todos los recursos -auto, oficinas y computadores- a los miembros del equipo a cargo del esclarecimiento de la muerte de su padre. En 2016, tras la exhumación de los restos de Frei Montalva, se reunió con la Presidenta Michelle Bachelet y con la embajadora de Estados Unidos en Chile para que se hicieran gestiones con miras a que los laboratorios de los ministerios de Defensa de Estados Unidos, Suecia, Reino Unido y Finlandia, expertos en la investigación sobre el uso de armas químicas, periciaran los restos del exmandatario chileno. Por esos exámenes se pudo descartar el envenenamiento por gas mostaza y talio.
Tras 19 años de investigación que han desgastado a la familia, el juez Madrid está a punto de cerrar un primer capítulo. Falta aún un largo camino judicial. Con la sentencia, el caso pasará a segunda instancia en la Corte de Apelaciones. Serán varios años más, tantos, que las familias ya han comenzado a preparar a los nietos de Frei Montalva que tomarán la posta. Al menos en una cosa todos están de acuerdo: Ningún miembro de la familia irá tras una indemnización del Estado.
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