El 11 de noviembre próximo, el sacerdote John O'Reilly terminará de cumplir su condena de cuatro años bajo el régimen de libertad vigilada tras haber sido condenado como autor de abuso sexual contra una menor de edad, estudiante del Colegio Cumbres.

En esa fecha, en paralelo, podría reactivarse el decreto de expulsión que está pendiente luego de que el gobierno pasado -tras revocarse su nacionalidad por gracia por parte del Congreso- intentara expulsarlo del país por tratarse de un extranjero que cometió delito en suelo chileno.

A siete meses de que cumpla el castigo que le impuso la justicia, el religioso ha enviado a su círculo cercano diversas misivas, correos electrónicos y mensajes de WhatsApp asegurando que llegó el momento de volver a hablar. Tras seis años de silencio, O'Reilly, en una serie de mensajes enviados a apoderados del Colegio Cumbres y a Legionarios de Cristo, reitera su inocencia.

Quienes han visto estas cartas aseguraron a Reportajes que el religioso hace un sentido análisis y destaca la pena que siente de haber perdido la nacionalidad chilena y vuelve a plantear que fue víctima de la madre de la familia que llevó su caso a tribunales y de haber sido mal asesorado. Asegura que la acusación que le hicieron de "pedófilo" es "horrenda" y que su condena se basó también en sesgos con las pericias realizadas por la fiscalía.

O'Reilly ha asegurado en su círculo más íntimo que una vez que termine su periodo de condena volverá a hablar para poder impartir "paz entre sus seguidores", pues asegura que su nombre no podrá "limpiarlo" en esta vida, pero sí en la que viene tras la muerte.