- Please, take out your math book.
Paula (8 años) siempre tiene una asistente al lado por si no entiende las instrucciones en inglés de su profesora. Va a sus primeras clases en un colegio bilingüe y algunas cosas le cuestan. Quiere aprender, pero en ocasiones necesita ayuda. El resto de sus compañeros, de tercero básico, están acostumbrados a esas clases en dos idiomas. Es uno de los atributos del Colegio William Kilpatrick, de Las Condes.
Paula está empezando a transitar por todo ese mundo nuevo. Llegó en marzo a un lugar que no conocía, con mayores posibilidades y más exigente en lo académico.
Ella es una de las niñas Machuca. Fue elegida para el proyecto de la Municipalidad de Las Condes que financia cupos de integración social en colegios privados de la comuna.
- Lo primero que se me vino a la cabeza fue la película. Que la podían discriminar, que podía sufrir. Lo primero que le dije a la asistente social fue eso.
Alejandra (24) es la madre de Paula y pidió mantener sus identidades reales en reserva, para evitar algún problema con los compañeros de su hija o con otros apoderados. Aunque la experiencia ha sido buena, todavía quedan algunos resquemores.
Las dos vivieron por un tiempo en el Cerro 18, en Lo Barnechea. A principios de año se cambiaron a un block en Av. Fleming con Vital Apoquindo, en Las Condes. El traslado obligó a la familia a un cambio de colegio.
- Mi hija estudiaba en El Arrayán y no podía ir a dejarla tan lejos todos los días. Por eso preguntamos en la municipalidad si nos podían ayudar.
Le respondieron que podían integrarla con un nuevo plan que estaba en la mente del alcalde Joaquín Lavín: el Plan Machuca.
Alejandra aceptó, pese a las dudas que le causaba la posibilidad de ser discriminadas. Lo hizo porque de otra manera tendría que haber matriculado a su hija en un colegio de otra comuna y, probablemente, de menor calidad.
- Acepté la propuesta. Era un colegio particular, obviamente iba a tener otro tipo de trato con sus compañeros, iba a ser todo mejor.
Paula se ha integrado sin problemas al colegio Kilpatrick. Según dice su madre, la niña se ha dado cuenta de que está en un lugar con mayores recursos. Lo toma con naturalidad y sus compañeros también.
El compromiso al matricularse fue simple: integrarse a todas las dinámicas y obtener buenas calificaciones. La niña debe ir junto a su madre a todos los paseos y actividades propuestas por el colegio. Eso, dijeron en la municipalidad, ayudará a una mejor adaptación.
Además, Paula está recibiendo clases de reforzamiento y nivelación en inglés, matemáticas y lenguaje.
En el nuevo colegio hay un computador por alumno y las comunicaciones y tareas se envían por correo electrónico. Diferencias que han asombrado a madre e hija.
En sus primeros días hubo una clase que llamó especialmente la atención de Paula: en educación física los llevaron a hacer trekking a un cerro de Las Condes. Ese día, la niña llegó muy entusiasmada contando su aventura.
-En el anterior colegio todo era súper distinto. Solo era de básico y estaba en los cerros de El Arrayán. Había niños que estaban en 2° básico y no sabían leer. Era otra exigencia.
En apenas dos meses los cambios ya se empiezan a notar en Paula. Al menos así lo ve su madre.
- Este proyecto ha ayudado muchísimo a la Paula. Era una niña súper tímida. Siento que la están estimulando para que sea una niña súper... que se sepa defender, que sepa lo que quiere. Ahora se expresa mejor. Eso me tiene feliz.
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El lunes 4 de marzo se dio inicio al llamado Plan Machuca.
El proyecto busca la integración de niños de familias con pocos recursos económicos de Las Condes en colegios privados y con matrículas, que de otro modo serían inaccesibles.
La iniciativa tuvo resistencia en varios sectores políticos y en especialistas. Algunos temían la discriminación.
"Hubiera esperado una historia al revés del alcalde Lavín. Que él hubiera dicho que su compromiso es que las escuelas municipales de la comuna de Las Condes alcancen tal nivel de calidad, que sean los alumnos de colegios particulares pagados los que estén peleando por ir a las escuelas municipales", dijo la ministra de Educación, Marcela Cubillos.
El proceso empezó, según contaron en la municipalidad, con el envío de una carta de Joaquín Lavín dirigida a 50 colegios particulares de la comuna. El alcalde invitaba a los establecimientos a ofrecerse voluntariamente a este nuevo plan.
Fueron 11 los colegios que dijeron estar dispuestos a abrir sus vacantes. Hubo varios que estuvieron interesados, pero que necesitaban más tiempo para estudiar la medida.
La Municipalidad de Las Condes se comprometió a pagar todos los gastos de los niños que fueran matriculados. Incluidos la mensualidad, el transporte y la alimentación.
Finalmente, el 11 de marzo se matricularon tres niños. Los nuevos "Machuca" de Las Condes. Los tres van a colegios distintos: el Colegio William Kilpatrick, el Colegio Seminario Pontificio Menor y el San Juan Evangelista.
- El proceso ha resultado bien. Estamos contentos por los niños y sus familias. Los acompañamos en el día a día-, dice Joaquín Lavín.
Además de las clases, los niños asisten al Centro de Aprendizaje de la municipalidad para recibir apoyo pedagógico, especialmente en inglés.
-Creo que la integración es esencial, tiene que ver con conocer cómo son las distintas realidades, porque la vida es así, diversa, y cada persona entrega su aporte a la sociedad. No sacamos nada con estar segregados o creer que algunos son de aquí o de allá, eso no enriquece, es discriminador y nos aleja de ser un país desarrollado.
En la municipalidad adelantan que hay conversaciones con distintos colegios para seguir aumentando el plan de integración durante el próximo semestre. Entre ellos están el Colegio Institución Teresiano, del Sagrado Corazón-Monjas Inglesas, el Saint Andrew y el Nuestra Señora de Loreto.
El plan también ha tenido eco en el Parlamento. El 21 de marzo fue ingresado al Congreso un proyecto de ley de integración escolar que está siendo impulsado por Evópoli.
Para su aprobación será fundamental observar la experiencia que Las Condes está teniendo con estos tres niños.
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Perla Araya (27) llegó junto a Luis Felipe (6) al primer día de clases con algunas dudas. Iba a entrar a primero básico en el Colegio San Juan Evangelista. Entraron al lugar y se sorprendieron de inmediato por el tamaño del establecimiento.
Luis Felipe entró a la sala para su primera clase y Perla se quedó afuera un rato. Otra apoderada se acercó y le preguntó si era la mamá del alumno que venía por el plan de integración. Le respondió que sí, que era la mamá de Luis Felipe.
- Ella me contó que su hijo también era nuevo. Me pidió mi teléfono y me dijo que nos hiciéramos amigas. Nuestros hijos estos días también se han hecho amiguitos-, recuerda Perla.
Al colegio privado llegaron luego de preguntar en la municipalidad por algún cupo luego del anuncio de Lavín. Eran los últimos días de febrero y no habían encontrado matrícula para Luis Felipe. Entonces le ofrecieron entrar a un colegio en que la matrícula, según Perla, sale $ 300.000 y la mensualidad, $ 280.000.
- De otra manera sería imposible estar acá-, dice la madre.
En el colegio, Perla y Luis Felipe han debido acostumbrarse a algunas diferencias respecto del colegio anterior. Ahora tienen que rezar todos los días. Hace poco debieron comprar una tablet, ayudados por la municipalidad, para participar de algunas actividades escolares.
Antes de este plan de integración, Luis Felipe estudiaba en una escuela de lenguaje. Ahora, en el San Juan Evangelista, tiene el apoyo de un psicólogo y un fonoaudiólogo.
Los cambios en el niño se han notado desde el principio.
- En el colegio les dan un sticker a los niños que se portan bien y tienen buenas notas. También les pasan un peluche para que lo cuiden. Luis Felipe llegó el fin de semana anterior con el sticker y el peluche. Estaba feliz.
Por esos días, el niño se tomó en serio la responsabilidad de cuidar al peluche. Durante todo el fin de semana no se separó del premio y le lavaba los dientes. Tampoco quería bañarse, por miedo a que el sticker que lo distinguía como uno de los buenos alumnos de su curso se borrara.
El único miedo de Perla era repetir la experiencia de los anteriores niños Machuca. Que el resto de los alumnos y apoderados no los integraran. Que fueran discriminados. Pero eso no ha pasado.
- Todo ha sido súper bueno. El otro día nos invitaron a un asado en el parque. Estamos felices.
A Luis Felipe lo que más le gusta son las canchas de fútbol que tiene su nuevo colegio. Son cuatro, en total. Lo que más quiere ahora es empezar los talleres deportivos y jugar en esas canchas. R