El Presidente es muy respetuoso con sus ministras. Siendo que es muy exigente, es más cuidadoso en el trato y en el afecto con las mujeres. Siempre nos pregunta: ¿Cómo le ayudo? ¿Qué necesita? ¿En qué le colaboro? Cuando digo que no se pasen de listas es a las dirigentes de izquierda, que ven que cualquier cosa que diga el Presidente es una oportunidad para atacarlo.
Recibí amenazas de muerte por Estadio Seguro. Me pregunté si valía la pena seguir. Tuve que conversar con mis hijas para explicarles lo que pasaba. Recién el año pasado logré volver a ir al estadio.
Si una mujer vuelve a dirigir el país, maravilloso, y si es de centroderecha, mejor. Hay hartos liderazgos posibles. Uno ve que el cariño, la aprobación y las encuestas acompañan a Cecilia Morel. Sé que no está dentro de sus planes, pero me representa mucho.
El poder es un instrumento para cambiar la vida de las familias. Eso depende de cada persona. Esa es mi mirada del poder. Siempre tiene que ser desde un proyecto colectivo.
Me gusta el concepto de sororidad. Me gusta cuando se entiende como fortaleza entre mujeres. De repente, los comentarios y las conductas más machistas vienen de las mujeres. Es porque hay una cultura que te dice: los hombres sí, las mujeres no.
Me siento feminista. Siempre entendiendo el feminismo como la igualdad de derecho entre mujeres y hombres.
Cuando me llamaron para ser intendenta me dio un ataque de risa. Lo que pasa es que yo escuchaba a todos hablar por teléfono con el Presidente y recitarle todos sus avances. Yo era subsecretaria y apenas le contesté empecé a decirle todo sobre la tramitación del posnatal. El Presidente intentaba hablar, pero yo interrumpía. En un momento me dice: Cecilia Pérez, la estoy llamando para pedirle que sea la intendenta de la Región Metropolitana. Me dio un ataque de risa y no pude contestar.
El ministro más divertido es Andrés Chadwick. Tiene un humor con sarcasmo que nunca sabes si te está hablando en serio o en broma. Lo conozco hace años y nos vemos todos los días, pero igual caigo en sus tallas. Hay un par de ministros por ahí que son bien fomes, pero prefiero reservarme eso.
No me gusta maquillarme ni usar tacos. Eso es una de las peores cosas de la exposición. Los fines de semana puedo andar más relajada. Pero por mi cargo es una obligación maquillarse o usar un vestido distinto todos los días.
Recuerdo haber tenido mi primera Barbie a los 12 años. Crecí con dos hermanos hombres y mis juegos eran a la pelota y las bolitas. Siempre era arquera y me tiraban unos bombazos que me permitieron ser muy hábil. Hasta hoy, cuando hay un partido a beneficio, voy al arco.