Me encantaría reencarnar en un caballo. Estoy plenamente identificado con los caballos. Son animales nobles, temperamentales, con coraje y muy serviciales. Así soy yo.
Nadie puede decir que la DC es un partido tibio o amarillo. Desde niño aprendí que para llegar a la sabiduría había que tomar el camino del medio. A Chile le ha ido peor cuando buscamos alternativas extremas. La única revolución que se hizo en nuestro país fue la revolución en libertad de Eduardo Frei Montalva.
Nadie sabe que yo quería ser mecánico. Si no entraba a Derecho, iba a entrar a estudiar mecánica al Inacap. A lo mejor, por eso tengo la obsesión de arreglar las cosas que funcionan mal.
Una vez, el exdiputado Daniel Farcas me trató de terrorista. Fue cuando nosotros alzábamos la voz para defender los derechos humanos del pueblo palestino. Nunca le di mayor importancia. No es una persona normal.
He conversado varias veces con Luis Dimas de fútbol. Palestino tiene la virtud de unir a hinchas fanáticos que van desde el cura Hasbún hasta Los Miserables. Y eso me encanta.
Heredé la resiliencia del pueblo palestino y mapuche. Tengo ascendencia familiar de esas dos culturas. También heredé el coraje y el amor por las raíces.
Santiago me molesta menos que a la mayoría de los sureños. Nací en Curacautín, un pueblo pequeño en la cordillera. Me gusta la energía que tiene el sur, la energía que te dan sus ríos y los bosques. Cada tres meses siento la necesidad de viajar a conectarme con mi esencia, en medio de las montañas.
Me da miedo y vergüenza la irrupción de José Antonio Kast en mi región, La Araucanía. Miedo por su discurso de odio y vergüenza, porque es un lugar donde deberíamos hacer un esfuerzo para mejorar el diálogo y la paz.
Cuando joven era de fiesta todos los fines de semana. Somos un pueblo alegre y, claro, nos gusta la fiesta. Tomaba moderadamente. Ahora, mis carretes son un asado con mis amigos.
El nacimiento de mis hijos me cambió la vida. Antes era más acalorado, apasionado y temperamental. Ahora veo la vida desde una perspectiva distinta. Estoy mucho más sereno y maduro.
Mi papá estuvo vinculado a la defensa de los derechos humanos después del golpe. Siempre fue un actor de la oposición. Eso llevaba a que lo hostigaran con cosas menos invasivas. Había días en que los carabineros lo controlaban 20 veces. Ese ejemplo fue vital para llevar una carrera política.
En el Parlamento hay varios ególatras insoportables. Los hay en todos los partidos. Hay demasiado juego de egos y eso no me gusta.
Estuve en la tierra de mi abuelo, en Palestina. La primera vez fue maravillosa, porque sentí la conexión con mis raíces. Y fue doloroso, porque fui a Belén, donde había nacido mi abuelo. Vi la ciudad encarcelada por muros. Y estuve en la Franja de Gaza, que es un centro de exterminio. Terrible.