Manifiesto de Maitén Montenegro, cantante y actriz: "En Sábado Gigante eran 22 productores y solo dos éramos mujeres"
Mi familia fue mi madre. Para alguna gente mi infancia podría ser una experiencia negativa, porque todo lo que sea anormal en Chile lo tildan como algo malo. Mi papá era un artista destacado en su época y pasaba viajando por todo el mundo. Estuvimos juntos muy pocas veces, era una relación esporádica. A veces no lo veía en años. Soy afortunada de ser hija de alguien así. No era el típico papá que te iba a llevar al colegio, que te daba seguridad, pero nunca lo vi como algo malo. Era lo que tocaba por venir de una familia de artistas.
Cuando salí de la televisión parecía que me había suicidado. La gente en Chile lo veía así. Hace más de 10 años que estoy en el país, pero siempre me preguntan si estoy de vuelta. Ahora tomé la decisión de volver, a través del programa Rojo, porque siento que estoy aportando al arte.
Me hice cargo de mi hogar a los 11 años. Mi vida siempre se vio envuelta en decisiones que se tomaron solas. Nunca me imaginé haciendo algo que no fuera relacionado con el mundo artístico. Cuando tienes 11 años estás en un plano neto de supervivencia, de buscar las formas de salir adelante.
Nunca viví diferencias de trato por ser mujer.
Cuando tú empiezas a trabajar a los 13 años estás en una permanente desventaja. Siempre me convocaron para presentar ideas en distintos proyectos. Y si eran buenas ideas, me quedaba con el trabajo. Nunca me detuve a pensar si habría tenido mejor resultado siendo hombre. En Sábado Gigante eran 22 productores y solo dos éramos mujeres. Pero nunca vi machismo en eso. Eso no descalifica para nada a la gente que sí ha vivido este tipo de situaciones, pero yo tuve la suerte de que el género no influyera en mi trabajo.
Nunca he visto a Don Francisco acosar a una persona. No habría trabajado con una persona que tuviera toda la cantidad de problemas que algunos dicen. Fuimos colegas por casi 40 años, habría tenido muchas oportunidades para haber tenido una vivencia negativa y no tengo nada que sumar a ese tipo de denuncias.
La televisión intenta verse juvenil, pero los jóvenes no ven televisión. Es un fenómeno muy raro de analizar. La gente que ve televisión está entre los 50 y los 35 años, pero quienes están animando siempre tienen que verse jóvenes.
Los millennials son una generación confundida. Los papás de esta generación estuvieron perdidos, porque hubo mucha información que no fue traspasada. Los millennials tienen muchas ganas de conseguir las cosas con inmediatez y han descuidado la dedicación y el sacrificio para hacerlo.
Aparecer en la campaña del No me trajo problemas. Tenía una obra de teatro recién estrenada y nos amenazaban siempre. La gente del teatro decía que había una bomba y que había que evacuar el lugar. Tenía la convicción muy fuerte para volver a la democracia.
Mi hija cumplió su sueño de bailar con Britney Spears. Cuando la llevaba a la academia de baile me decía que quería bailar con ella. Tenían una cercanía escénica muy especial. Luego bailó con Jennifer Lopez, con Beyonce en el Super Bowl. Son hitos que me tienen muy orgullosa.
Tengo una colección de Betty Boop en todas sus formas. Tazones, poleras, libros, cuentos, lo que sea, me gusta tenerlo. Me encanta esa caricatura, es muy diva. La empecé a coleccionar en los 90.
Sobre Mon Laferte, cuando tú eres algo, lo vas a ser siempre. Tú tienes que aprovechar las oportunidades. La vitrina de Rojo le sirvió para darse a conocer, aunque tuviera que cantar cosas que no le gustaban. Creo que esa es la labor del artista. Al final, lo importante de la carrera es el tránsito que recorres y no el fin del camino. Me maravilla que haya encontrado una identidad. Qué pena que la haya tenido que buscar en otra parte. Lo que persigo es que el artista chileno surja aquí. Eso significa arriesgar.
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