Manifiesto Presidencial de Carolina Goic: “Me pidieron ser reina de belleza”
"Mi marido es súper moderno. Ha asumido un rol importante en nuestra casa. Desde mi primera candidatura a diputada decidimos que tenía que estar en las cosas cotidianas y lo ha hecho con mucha generosidad y lo disfruta, no tiene ni un dejo de machista".
Tenía 39 años cuando me diagnosticaron cáncer. El día que cumplí 40 mis hijas me pelaron. Ese día fue lúdico y bonito. Les dije: ‘Ya, chiquillas, a jugar a la muñeca, a cortarle el pelo a la mamá’. Puse a mis hijas y a mi sobrina, las tres con tijeras. A uno le preocupa más que la imagen el efecto del cáncer sobre tu gente cercana. Para mí no tener cabello fue una liberación, porque había mucha especulación sobre cómo se verá la senadora, entonces fue decir ‘así estoy, y así soy’.
Algunos me pidieron ser reina de belleza. Me siento bonita. En la calle me dicen harto ‘es más linda que en la tele’, y yo les digo que me encanta que me digan eso. Cuando me tiran un piropo en la construcción, yo lo saludo y lo agradezco.
Rezo todos los días, dos veces, en general, al comienzo y al final del día. Soy súper creyente. Soy una mujer de fe. Para mí, la fe es un pilar fundamental. Me cuesta entender el mundo sin creer que uno tiene un propósito. Rezar es estar conectado con un sentido que es más trascendente. Uno siempre tiene que dar gracias porque tienes un día más y agradecer al final del día por lo que hiciste.
No me siento alguien fome, al contrario. Me encanta bailar, soy fatal para cantar, pero igual lo hago. Aunque nunca fui tan carretera, ni tan polola. Me tomo todo con humor, me río harto de mí. Soy una persona relajada y las cosas que hago las vivo a concho. Esa es mi filosofía. Siempre tengo ánimo, todos se sorprenden de mi ánimo y de la energía que tengo. Aunque algo que me enoja es cuando se pierde el tiempo porque te equivocaste en la ruta, eso me molesta, pero lo controlo.
Espero algún día poder tener un taller en el campo y dedicarme a la orfebrería. Creo que es fantástico trabajar con los metales y hacer joyas. Me hubiera gustado ser artista plástica, me encanta el diseño, pintar. Antes pintaba muy bien, pero lo que más me ha gustado es la orfebrería
Probé marihuana una vez cuando estaba mochileando en el Valle del Elqui. Cuando joven era medio “lana”, usaba faldas y chalecos largos. Fue una etapa con el pelo liso y largo. Siempre me ha gustado escuchar baladas y me encanta bailar salsa, merengue, música tropical. Puedo pasar de la salsa a Silvio Rodríguez.
Tengo prácticas que ayudan a compensar el estrés. Hago acupuntura, idealmente una vez a la semana, y me ayuda como un tema preventivo para el cáncer. También he hecho yoga. Trato de llevar una alimentación sana: no como carnes rojas, como muy poca azúcar, harinas que sean menos refinadas. Como muchas legumbres, frutos secos. Hice una dieta que se llama la dieta del pH, que busca disminuir la acidez en tu cuerpo y adquirí el hábito, y hace bien, es sin lácteos.
Mi marido es súper moderno. Ha asumido un rol importante en nuestra casa. Desde mi primera candidatura a diputada decidimos que tenía que estar en las cosas cotidianas y lo ha hecho con mucha generosidad y lo disfruta, no tiene ni un dejo de machista. Las chicas le decían el “mapi”. Para mí nunca fue un tema la diferencia social con él. Cristián era de la población La Bandera, de la comuna de San Ramón, y pololeamos, pero nunca fue un tema.
Soy súper matea. En el colegio siempre tuve las mejores notas y en la universidad también. Cuando hay una votación me leo todo el proyecto. Estudio, siempre hago lo que debo hacer.
Si es que no paso a segunda vuelta, mi principal compromiso es con mi región. Estoy en la mitad de mi periodo como senadora. Es volver a estar ciento por ciento en el trabajo legislativo.
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