"Pensaba que iba a seguir escribiendo minutas durante cuatro años y lo hacía con mucho gusto. De ninguna manera había pensado dar un salto como este".

Sentado en su nueva oficina, ubicada en pleno Paseo Ahumada, el ahora ministro de las Culturas y las Artes, Mauricio Rojas Mullor, comenta -aún con algo de sorpresa- la noticia que el miércoles 8 le dio el Presidente Sebastián Piñera: "Creo que usted sería un muy buen ministro de las Culturas".

Rojas, de 68 años, ese mismo día comentó la decisión del Mandatario con su familia y en menos de 24 horas pasó de ser el director de Estudios del gabinete presidencial al secretario de Estado que reemplazó el cupo que dejó la periodista Alejandra Pérez.

"Me pareció algo imprevisto, pero extraordinario, y le dije inmediatamente que por supuesto, que contara conmigo. Más carga laboral no va a ser, porque con el Presidente ya había mucho que hacer", señala.

¿Por qué cree que lo escogieron?

El Presidente me conoce desde hace mucho tiempo, venimos trabajando juntos desde el 2013. He hecho un par de libros con él, estuve responsabilizado en la redacción del programa. El Presidente tiene todos los elementos de juicio para hacer una propuesta así y uno se siente tremendamente agradecido. Es una gran muestra de confianza.

Usted era el ghostwriter del Mandatario, quien redactaba sus discursos, por así decirlo, ¿qué tal fue esa tarea?

Fue una tarea que hice con mucho gusto. Un detalle sobre la idea de que yo redactaba los discursos, esa es una idea equivocada, porque el Presidente Piñera es una persona que interviene mucho en los discursos son sus discursos. Lo que uno le entrega es un insumo, un punteo, una sugerencia de estructura, pero el discurso es del Presidente, él los redacta. Uno le da una propuesta de texto y él seguro te la va a devolver llena de cambios. Si alguien quisiera redactarle los discursos va a quedar muy frustrado.

Como uno de los responsables del relato del gobierno, ¿comparte que este cambio de gabinete responde precisamente a los riesgos que vio el Presidente de que intervenciones como las de Varela echaran por tierra el relato que busca proyectar con su segundo gobierno?

No creo que el ministro Varela tenga diferencias respecto del relato del gobierno, basado en la justicia social, que, por lo demás, no ha tenido ni la más mínima alteración. ¿Por qué el Presidente decide cambiar a sus colaboradores? Ese es un juicio que hace el Presidente.

¿Usted cree que este cambio de gabinete -que es muy acotado- le va a dar un nuevo aire al gobierno? ¿Era necesario para revitalizar la tarea?

La verdad es que es difícil decirlo. El gobierno tiene un gran relato y lo fundamental para un gobernante es creer y vivir ese relato, especialmente cuando estás comenzando tu periodo. Y esa es nuestra tarea. No es tanto regirnos por la respuesta a corto plazo, porque esto no da frutos de un día para otro, menos la tarea que nosotros nos hemos propuesto. Es algo que necesita mucho trabajo. A veces hay cierta impaciencia. Entiendo que las personas quieren que lleguen ya los tiempos mejores, pero hay que reactivar un país para que tú vayas recibiendo los frutos, pero las cosas no son instantáneas.

Pero la gente vota en función de las expectativas que se le generan y quiere respuestas...

El Presidente lo dijo muy claramente, no vamos a dar respuestas populistas. Pasamos de una fase de instalación y ahora viene el momento de un despliegue de las grandes reformas que tienen que ver con la economía, con la salud, con la calidad de la educación. Ahora tenemos que hacer la verdadera diferencia en aquello que tiene una gran proyección.

Que se espera sea de más de cuatro años, en un nuevo gobierno de centroderecha...

Efectivamente, se necesita un tiempo de maduración. En principio, todo ser humano sabe que las cosas no son instantáneas, pero políticamente hay que tener -y el Presidente está muy consciente de eso, y lo dijo, que él entiende que las personas quieren más y el gobierno mismo quiere más. Y esa fase de despliegue viene ahora, y viene con mucha intensidad.

¿Atribuye la baja de las encuestas a una especie de ansiedad?

No, la verdad es que esa baja en las encuestas no es para mí una cosa muy significativa. Creo que hay un momento llamado luna de miel, donde puede haber un apoyo que después debe moderarse. Es bastante natural lo que está pasando. Lo importante es que entendamos que ahora pasamos a una fase de gran importancia, que es crear las bases de un progreso sólido. Sería fácil lanzar un bono o algo así que la gente diga "me llegó algo", pero eso es populismo, política barata. Lo importante es hacer algo que permita que haya un desarrollo sostenido, y en eso estamos.

¿Le sorprendieron los dichos de la expresidenta Michelle Bachelet cuando dijo que veía a la economía "debilucha" bajo el actual gobierno?

No sé dónde encuentra la comparación, especialmente viniendo de su gobierno. Si ahora es debilucha, ¿qué habrá sido los últimos cuatro años? La verdad es que es una afirmación que prácticamente se transforma en una especie de broma.

¿Es de los que ven que ella sigue siendo una amenaza para la centroderecha, considerando que ya fue ratificada en la ONU como alta comisionada de derechos humanos?

La verdad es que no. Para ser sincero, creo que nosotros estamos iniciando y vamos a ser capaces de generar ese nuevo consenso de fuerzas realmente progresistas, que pueden edificar un crecimiento y un desarrollo a largo plazo del país.

Ministro, y en un país en vías del desarrollo, donde hay prioridades como la economía, la salud o la educación, a veces la cultura pasa a segundo plano. ¿Cuál es su desafío en esta cartera?

El compromiso del Presidente es que no pase a segundo plano. Porque el desarrollo debe ser integral: aquí no hay segundos planos. Para todo ser humano, la cultura, entendida en su sentido más amplio, es absolutamente necesaria para vivir, como son las necesidades materiales, porque tú tienes que saber que eres parte de algo, que tienes una historia, que le das sentido a tu vida. La cultura no es una especie de cosa que está allí afuera de lo importante. Por eso hablamos de desarrollo integral, inclusivo, sustentable. Y eso es lo que cada ministro debe hacer realidad, porque es el encargo que el Presidente nos hace. Y es importante comunicarlo, porque aún hay gente que ve al Presidente como si estuviera solamente preocupado de la economía.

¿Cree que Cultura ha sido una cartera a la que no se le ha dado la importancia necesaria?

Es una cartera muy joven, que se está formando y recibimos prácticamente algo que a mí me llama mucho la atención, que es que aquí se crea un ministerio sin nada, sin proceso. Y todo para hacerlo dentro de un mandato. Así es la historia, se recibió un cascarón vacío prácticamente. Da pena ver que se hacen las cosas así.

Bueno, en el caso de la ministra Pérez, se habló de problemas en la gestión de la cartera...

La verdad es que no puedo juzgar los problemas de la ministra. Pero, evidentemente que aquí hay un esfuerzo de gestión enorme. Hay que materializar un nuevo ministerio, que el decreto de formación es del 28 de febrero, para que el 1 empiece a funcionar. Y tienes que inventarlo todo. Por supuesto que hubo una cosa que ya existía, pero tienes que darle una coherencia, una consistencia. Por lo tanto, aquí hay un desafío que es interno, de que esto funcione.

¿Usted pudo reunirse con su antecesora, Alejandra Pérez? ¿Hubo algún traspaso de cartera?

Todo ha sido muy rápido hasta ahora y me he reunido muy brevemente con ella. Tengo un gran conocimiento y agradecimiento por su labor y espero que el lunes nos juntemos y conversemos todo lo que implica el traspaso mismo.

Ella comentó que los partidos políticos entorpecían la gestión del gobierno. ¿Cuál es su postura al respecto?

Son fundamentales. La democracia representativa no funciona sin partidos políticos: son el mecanismo de mediación. Y la relación con los partidos es muy importante. Ahí, entre esos papelitos que he colgado (indica un calendario en la pared), está ir al Senado, a la Cámara de Diputados, hablar con los partidos, pero también con toda persona relevante en este terreno. Les he encomendado a mis colaboradores empezar a reunirme con todo el mundo que es importante para la cultura. La labor misma tiene que ser muy inclusiva.

Sin embargo, usted no milita...

No.

¿Y va a mantener su independencia?

Por supuesto.

Hay quienes lo vinculan a Evópoli.

Me cuesta mucho eso de cercanías particulares. Creo que un intelectual en cierto momento de su vida tiene que ser muy generoso para tratar de extraer ciertas verdades o ideas positivas en todas las partes donde están. Eso no es patrimonio de nadie, ni es exclusividad de nadie. Ese es un viejo pensamiento que tuve cuando era joven. Eso, afortunadamente en mi conversión, es en gran parte conversión a esa diversidad que siempre te dice que hay algo que aprender.

Se define como converso y, sin embargo, algunos lo consideran una debilidad...

Sí, hay personas que creen que no cambiar nunca en la vida es un mérito Pero, por lo menos mi experiencia de vida, es que este es un largo viaje de aprendizaje, especialmente viniendo de ideas tan peligrosas como las que yo tenía cuando joven. La idea del uso de violencia para conquistar un paraíso, todo ese tipo de cosas, que llevan a las terribles dictaduras que hemos visto.

Usted ha hecho público su paso por el MIR y se han generado comentarios respecto de que usted nunca perteneció a él, ¿cómo responde a eso?

Esas personas deberían investigar un poquito mejor. Les recomiendo leer Diálogo de Conversos. Ahí van a tener exactamente qué es lo que hacíamos. Miguel Enríquez estuvo dos veces en mi casa, se la facilitamos para que se reuniera el comité central del MIR, donde yo vivía, en la calle Catedral.

¿A qué atribuye usted el que se ponga en duda un aspecto de su pasado?

Yo creo que a veces te tratan de empequeñecer o enlodar por cosas. Hay algunas personas que creen que o tal vez les duele que alguien que realmente viene de ahí, que creyó, que se jugó, que estuvo dispuesto a todo un día reflexiona y dice ese era un mal camino y explica por qué, además, y te lo explica con la verosimilitud de alguien que ha estado allí. Yo creo que eso siempre puede causar un efecto un poco así, de ganas de negar este testimonio.

Rojas y polémica por sus dichos sobre Museo de la Memoria: "Hoy eso está muy lejos de lo que yo tengo, debo y quiero decir"

Fue una polémica instalada a menos de dos días de asumir el puesto. Las frases de Mauricio Rojas, hasta el jueves jefe de contenidos de la Presidencia y hoy Ministro de las Culturas, donde cuestionaba en un libro y una entrevista suya al Museo de la Memoria en duros términos generaron una controversia que, hasta el momento, ha generado fuertes reacciones en la oposición e incluso pedidos de su salida del cargo al que recién llegó.

En conversación con Reportajes de La Tercera -y en adelanto de una entrevista que será publicada este domingo-, Rojas busca fijar dos puntos centrales: que hoy no piensa lo mismo que en 2015 y 2016, fecha donde planteó sus cuestionamientos al museo que está bajo su administración, y que jamás ha justificado ni negado las violaciones a los derechos humanos cometidas en el régimen de Augusto Pinochet.

"Esos dichos están sacados de entrevistas anteriores, no sé exactamente de cuándo son, y no reflejan mi posición actual. Primero, nunca he minimizado las violaciones de derechos humanos que se cometieron en Chile. Eso yo lo he condenado siempre, fue absolutamente inaceptable fueron violaciones sistemáticas y terribles que me afectaron muy cerca: mi madre estuvo en Villa Grimaldi, por lo tanto, tengo una cercanía directa con eso. Y hoy toda expresión que nos divida, que nos confronte, es para mí algo que no tiene lugar. Debemos buscar todo lo que nos una y dejar de lado lo que nos ha dividido y buscar un espíritu distinto para avanzar, por lo tanto, esos dichos no reflejan mi posición actual, ni menos son una forma de minimizar, justificar o aceptar hechos que son absolutamente condenables", expresó Rojas.

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