"Y me fui a las pailas". Fulvio Rossi está sentado en el living de su departamento. El exsenador y actual traumatólogo en el Hospital del Salvador, 48 años, alto, vestido con camisa clara y pantalones café, con un peinado despreocupado, pero perfectamente preocupado, deja en el aire esa frase que podría resumir su vida.

Se ríe, como quien sabe algo, pero no quiere decirlo. Con su mano derecha, Rossi se saca los anteojos de marco rojo que hacen contraste con sus ojos azules. Y ahora, como si le hubiese quitado un filtro a su vida, dice la verdad.

–Yo era senador y me fui a la mierda.

De revés en revés

En uno de los pasillos del Hospital del Salvador, el movimiento no se detiene. Es el sector de traumatología en el que hace más de un año trabaja Rossi. Llega un cuarto para las ocho de la mañana, cuatro días a la semana. Su especialidad es rodilla.

Pero su debilidad es otra: el codo. La podría explicar un bolso rojo, marca Wilson, que se asoma siempre en su auto. Adentro hay cuatro raquetas de tenis. Adentro está, también, el pasado: el de un exsenador, un médico y un tenista en potencia. El de un niño que conoció el tenis por primera vez por su padre, que lo llevó a un club en Iquique cuando tenía ocho años. El de un traumatólogo que hoy, dice, sufre de "codo de tenista", un malestar que se produce por el exceso de uso.

–Jugué tenis hace dos días. Gané un partido de campeonato.

Probablemente fue gracias al tenis, y no a la política, que Rossi conoció varias cosas. El dolor, la derrota y los reveses. A los 11 años le ofrecieron irse a Santiago a la escuela de talentos deportivos. Sus papás le dijeron que no: era demasiado chico.

Su madre, dice, era sobreprotectora y él era temerario. Se arrancaba a la playa, no le pedía permiso a nadie. Ya de niño se metía al mar. Iba siempre contra la corriente.

Excepto a los 17, cuando estaba en primer año de Medicina en la Universidad Católica y vivía en una pensión. El resto de su familia seguía en Iquique. Un día le avisaron que su madre estaba enferma. Ya en el norte, él quiso quedarse. Ella le pidió que terminara su carrera y volviese a Santiago. Rossi lo hizo sabiendo que su madre iba a morir en cualquier minuto. Así fue, murió al mes siguiente.

Luego de eso, al menos en el plano político, Rossi volvió a nadar contra la corriente. Fue el primer presidente socialista de la FEUC. Fue diputado durante dos períodos consecutivos por Iquique. Luego, fue elegido senador por la misma zona. Y se convirtió en el senador más joven de la época.

Pero en febrero de 2015 vino el caso SQM, donde fue acusado de facilitación de boletas ideológicamente falsas; en noviembre de ese año su desafiliación del PS, la idea de irse a EE.UU. a estudiar y dejar la política. Se arrepintió, decidió ir a la reelección. Su hermana, cuenta, le dijo que no. Sus amigos, también. Pero aunque Rossi escucha, la decisión siempre es de él.

Wenceslao Unanue, amigo, lo explica así:

–Fulvio es terco. Siempre va contra todo porque es una persona que, en general, siempre ha salido triunfador. Es una persona que no tiene miedo. Y yo diría que la primera vez que pierde fue para la reelección.

Drop shot: dejar caer

Fue el 19 de noviembre de 2017 cuando Rossi vivió uno de los momentos más significativos de su vida. Y también uno de los más tristes.

A fines de 2015, ya eran varios los que comentaban que Rossi iría por la reelección en Tarapacá. Pero recién el 5 de agosto de 2017 anunció su candidatura.

El timing no fue coincidencia. Rossi se inscribió apenas dos semanas antes de que venciera el plazo. Lo hizo como independiente y no necesariamente porque así lo quisiera, cuentan sus cercanos.

Primero, pensó que el PS –donde militó desde los 14 años– haría un gesto. Rossi, independiente, pero apoyado por el PS. No pasó. Tampoco quedó como libre competidor por la zona. Su expartido decidió llevar dos candidatas por la misma circunscripción.

Y además estaba la encuesta.

Meses antes de lanzarse a la reelección, Rossi quería ver cuáles eran sus posibilidades reales de ganar. Mandó a hacer una encuesta. Cara a cara, a 500 personas.

El porcentaje de votos ni siquiera alcanzaba los dos dígitos. Rossi no le dijo a nadie.

El día de las elecciones obtuvo 22.181 votos. El 24,25 por ciento, la segunda mayoría regional. Pero con el cambio al sistema proporcional, Rossi no logró ser reelecto.

–A mí me robaron la elección. Hay personas que mintieron descaradamente en el propio partido. Cuando tú estás en el suelo, los que tienen cuentas pendientes se aprovechan –asegura el exsenador.

¿Quiénes?

Algunos dirigentes del partido. Hay gente muy miserable en el PS. Lo he conversado con algunos parlamentarios que comparten ese juicio, que hay mucha miseria humana. Son personas que todo lo hacen pensando en sus intereses. Son capaces de herir al que está al lado con tal de lograr sus metas. Y tú no puedes a cualquier costo tratar de lograr tus metas.

¿Siente que fue un costo? ¿Lo dejaron caer?

Lógico. Eso es más que evidente. Estoy convencido que hubo una negociación política en los casos de financiamiento de campañas. Tenía que caer alguien de este lado y fui yo. Estoy convencido. Lo que me falta es saber quién apretó el gatillo, pero tengo superclaro que se tomó una decisión política. Era "ustedes entreguen a este muchacho y eso se cierra".

Sus amigos cuentan que la derrota significó para el exsenador pasar de mil revoluciones a cero. Mientras era político, de lunes a jueves estaba en el Congreso. Ese mismo día partía a Iquique. Tenía actividades de jueves a domingo. Era un nivel adrenalínico.

–Fue duro. Entre los amigos tratamos de ayudarlo a llenar un poquito el tiempo. Decíamos "metámoslo a un gimnasio". Conseguía una asesoría y alguna otra cosa –cuenta un amigo.

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El exsenador Fulvio Rossi.[/caption]

Tie break

En un principio, usted negó cualquier relación con SQM.

Respecto de mi campaña yo señalé claramente que había conseguido recursos.

Cuando en septiembre de 2015 aparecen los mails que le envió a Patricio Contesse, exgerente de SQM, usted reconoce que pidió aportes. Pero cuando recién estalló el tema, en febrero de 2015, usted dijo que no tenía relación con SQM.

Yo la relación que tenía con SQM es la misma relación que tenía con Collahuasi. Empresas mineras de mi región. Hoy está la ley de lobby, pero antes era muy normal que una empresa minera le contara a los parlamentarios y a otras autoridades cuáles eran sus proyectos. Era totalmente normal.

Viéndolo con la perspectiva del tiempo, ¿usted hace un mea culpa por no haber reconocido desde el minuto uno que sí hubo un vínculo?

Yo podría haber dicho muchas cosas.

Usted negó esa relación con SQM.

No negué esa relación. Nunca dije que yo no tuviese relación. Digamos, de tener un diálogo, una conversación. De hecho, la fiscalía tenía correos donde se muestra la preocupación de la empresa SQM por las acciones que yo estaba llevando a cabo.

Después de los 4 años que han pasado, ¿le parece que en ese momento podría haber sido imprudente pedirle financiamiento a la empresa del exyerno de Pinochet?

No, yo no tenía ningún nexo. Personas de la Concertación me sugirieron que consiguiera financiamiento a esos candidatos por esa vía. Eso fue hace 10 años, para mí era una empresa que aparecía financiando todas las campañas de la Concertación.

¿Pero hay un aprendizaje?

He aprendido, pero no voy a condenar acciones que en su minuto no me parecieron tener reparos. Porque uno vive en un tiempo y en un contexto histórico. En ese contexto, era algo totalmente normal. Hoy uno podría decir que es imprudente, pero con los ojos de 2019...

Tanteo

La semana pasada, cuentan sus cercanos, Rossi envió un mensaje a sus amigos. Estaba emocionado, iba a realizar su primera operación de prótesis a la rodilla, esta vez como jefe de la cirugía.

A pesar de que después de titularse como médico, estudiar traumatología y la subespecialidad de rodilla, trabajó tanto en la ex Posta Central como en el Hospital San Borja Arriarán, el exsenador tuvo que pasar por todo el proceso para estar nuevamente en primera línea.

La reinvención comenzó, eso sí, en junio de 2018, por una invitación de Jaime Mañalich, exministro de Salud del primer gobierno de Sebastián Piñera. Había conocido a Rossi mientras estaba en la comisión de la cartera en el Senado. Hicieron buenas migas. Luego de la derrota, se juntaron.

-Fue en una conversación más personal, cuando Fulvio no fue reelegido, y hablábamos de la necesidad de él de reinventarse, de qué podía hacer. Entonces llegamos a esta conversación de que él era traumatólogo, ahí le ofrecí la pasantía –dice Mañalich.

Durante un mes, Rossi estuvo en la Clínica Las Condes, mientras Mañalich era el gerente general. Incluso, cuenta Wenceslao Unanue, le ofrecieron quedarse. Pero el exsenador dijo que no y prefirió el Hospital del Salvador.

Match point

El pasado domingo 5 fue un día especial para un fanático del tenis como Rossi. Ese día, en Munich, Alemania, Christian Garín ganó su segundo título ATP. Según sus amigos, el exsenador, que es socio y entrena en el Estadio Nacional, no se perdió un minuto del partido. El día siguiente, lunes 6, fue otro gran día para el tenis: el ATP confirmó que Garín estaba número 33 en la clasificación mundial.

Pero no sería la única alegría de Rossi esa semana. Tampoco la más importante.

–El martes le envié un WhatsApp. Le dije que me alegraba enormemente que lo hubieran sobreseído –comenta José Antonio Viera Gallo, exministro.

El 7 de mayo la Corte Suprema decretó el sobreseimiento definitivo de Rossi tras ser investigado en el marco del caso SQM.

–Cuando en 2017 perdí la reelección, después de 16 años en la política, murió una parte de mí. Es duro, además, sentir que vas en una carrera ascendente y te caes, como caerse en un precipicio. Esto ha sido un duelo permanente. No lo he digerido bien porque me acostumbré a las malas noticias. No he tomado conciencia de que se terminó este infierno –dice Rossi.

¿Volvería a la política?

Hoy no está en mis planes la política. Me han ofrecido un montón de candidaturas, pero no es el momento para pensar en eso. Si me preguntas: "¿Usted se va a retirar de la política?", no te puedo responder eso. Lo que sí he estado pensando, dándole vueltas, es demandar al Estado. Pero no es una decisión tomada.

¿Hay alguna decisión que le pese hoy?

Hay una frase que dice "si yo tuviese que volver a vivir la vida, la volvería a vivir de la misma manera". Yo no la volvería a vivir de la misma manera, por mil razones. Es demasiado soberbio. Uno comete siempre muchos errores.