Solo 20 minutos duró el debate entre los 17 supremos que de manera unánime y categórica (17 votos a 0) rechazaron el miércoles 17 la petición de remoción del fiscal nacional, Jorge Abbott, presentada por algunos parlamentarios del Frente Amplio y la ex Nueva Mayoría. Así concluía una fase de tres meses en que un juez supremo, Héctor Carreño, debió recolectar prueba oral y tramitar la inédita arremetida en contra de la máxima autoridad del Ministerio Público, a quien se le acusaba por supuestos actos de falta a la probidad.
Era tal la falta de fundamentos, dijo una fuente de la Corte Suprema, que no hubo grandes intervenciones. Sin embargo, tres supremos -Ángela Vivanco, Arturo Prado y Carlos Aránguiz- sostuvieron que se debía condenar a los diputados requirentes a pagar los costos del proceso por no haber tenido justificación para una petición de este tipo. Pese a que muchos pensaron que era lo correcto, los otros 14 supremos rechazaron dictar esa condena. Principalmente para que los parlamentarios no pudieran victimizarse después señalando que la condena en costas era un acto de revancha por haber acusado a tres jueces de la sala penal. Otra fallida arremetida de ese sector.