Todas las personas que están ahí, pero de cera, dieron su autorización. Mandaron una foto, algunos entregaron pertenencias para la ropa, y otros, como Michelle Bachelet, coordinaron para que fuese su propia peluquera la que cortara el pelo a la réplica de su clienta.
Pero hay otros que prefirieron esperar a ver cómo quedaban las primeras estatuas antes de dar su sí para ser inmortalizados en el museo de Las Condes. Ricardo Lagos, por ejemplo, quiso dar un tiempo para mirar las estatuas de sus pares antes de lanzarse a la aventura. De hecho, cuentan que su cabeza comenzó a trabajarse por si se entusiasma.
Lo mismo Pedro Carcuro, Don Francisco y la cantante Myriam Hernández, quien estaría pensando en entregarse al museo que creó Joaquín Lavín.
Pero hay otros que ya dieron su autorización: tres capitanes de la selección ya ficharon en su versión de cera: Gary Medel, Iván Zamorano y Elías Figueroa. Eso, aunque ahora puede cambiar con el despido del escultor.