Habían pasado pocas horas desde que se suspendieron las elecciones internas de la UDI, el domingo 2, y la presidenta del partido, Jacqueline van Rysselberghe, no resistió más la presión.

Miembros de la lista de su contendor, Javier Macaya, y varios de sus partidarios copaban las redes sociales y los chats internos con críticas a la falta de "idoneidad" y "capacidad" de la directiva para organizar los comicios y la responsabilizaban por la suspensión.

La senadora -en tanto- no solo apuntó sus dardos a la empresa a cargo de gestionar el sistema de votación electrónico, Evoting, que colapsó a poco de iniciadas las elecciones, sino que también aprovechaba de recordar que los comicios estaban a cargo del Tribunal Supremo del partido encabezado por Ernesto Illanes.

Visiblemente alterada por los cuestionamientos, Van Rysselberghe tomó el celular y alertó a dos de los personeros más influyentes de la UDI, Pablo Longueira y Juan Antonio Coloma, del ritmo que estaba tomando la situación. "Es el partido el que se pone en riesgo", fue el mensaje de la senadora que busca un segundo mandato en las filas gremialistas.

Aunque el recado fue el mismo para ambos, quienes conocieron de los diálogos señalaron que el tono con Coloma fue más tenso. El hijo homónimo del senador es candidato a secretario general de la lista que encabeza Macaya.

Van Rysselberghe pidió a Longueira y Coloma hacer gestiones para calmar los ánimos de sus críticos. También viralizó un video a los militantes UDI en el que señalaba que "la más perjudicada" con la suspensión de las elecciones era ella misma.

Quienes han estado cerca de la timonel gremialista en los últimos meses señalaron que la jornada del domingo terminó por superarla. Desde hace tiempo -aseguran estas fuentes-, Van Rysselberghe ha resentido que se cuestione su liderazgo y -en particular- haber sido tratada sin ningún tipo de miramientos pese a su condición de timonel.

Y es que el fallido proceso de elecciones internas no hizo más que agudizar una crisis de convivencia que desde hace varios meses se vive al interior de la UDI, tensionando aún más la relación entre sus dirigentes más importantes.

"Sobre mi cadáver".

En la UDI fijan la reunión de directiva del lunes 19 de noviembre como el punto más álgido de las elecciones internas que enfrenta a Van Rysselberhge con Macaya.

En esa oportunidad se discutió el padrón de los comicios y la senadora pretendía que se les permitiera votar el pasado domingo 2 -fecha original de las elecciones- a todos aquellos militantes "suspendidos", es decir, aquellos que en medio del proceso de refichaje del 2015 optaron por no reinscribirse en el partido.

Según los presentes, Macaya estaba disponible para acceder a la petición -que elevaba de 43.000 a cerca de 100.000 los votantes de los comicios- con una condición: que Van Rysselberghe compartiera los datos personales de esos correligionarios para ser contactados y poder darles a conocer su propuesta para el partido.

Pero la senadora se negó. "Sobre mi cadáver", fue su respuesta. En el entorno de la presidenta UDI consideraron un exceso la petición del diputado, en circunstancias que -según aseguran- ella ha invertido tiempo y dinero propio en la confección de un padrón de militantes lo más completo posible.

La discusión -entonces- subió de tono e incluso llegó -a ratos- a garabatos.

Y es que entre los cercanos a Macaya acusan que Van Rysselberghe ha manipulado mañosamente la información de los militantes UDI para correr con ventaja en las internas. En esa línea, aseguran que el padrón que le fue entregado al diputado por la directiva tenía todos los números telefónicos de los militantes refichados completamente alterados.

Un par de semanas después, la senadora apostó su última ficha: a través de la prensa hizo un llamado público a Macaya para que permitiera que los militantes "suspendidos" tuvieran la oportunidad de votar en la elección. La respuesta del también jefe de la bancada de diputados fue dura: "La UDI de siempre no se comunica por la prensa", le escribió Macaya en un mensaje de WhatsApp, "tu comando tiene información que yo no tengo" y "los datos de los militantes son de propiedad de la UDI y no tuyos", remató.

Sin tradición de elecciones abiertas -es la segunda oportunidad en que los gremialistas definen a sus autoridades-, la disputa entre Van Rysselberghe y Macaya ha traspasado en varias oportunidades el tono al que habían estado acostumbrados en la UDI. No pocos atribuyen ese escenario a que -quizás como nunca- está en juego la posibilidad de un recambio profundo en el mapa de poder del partido.

El destape de Novoa

Faltaban pocos minutos para que comenzaran las elecciones del domingo 2 cuando el diputado Macaya recibió un inesperado llamado telefónico.

Al otro lado de la línea, el expresidente de la UDI y exsenador Jovino Novoa le deseaba éxito en los comicios.

El gesto del también fundador de los gremialistas supuso un giro en la prescindencia que había mantenido Novoa en los comicios. A diferencia de 2016, cuando el exparlamentario declaró su completo respaldo a Van Rysselberghe, esta vez quiso mantenerse al margen. "Trabajaré con cualquiera de los dos que gane", dijo a La Tercera hace unas semanas.

Con todo, las fuerzas se medirán finalmente el próximo domingo 16. Esta vez se realizarán con lápiz y papel y cada militante deberá sufragar en su respectiva comuna de votación. Y la mejor prueba de que al menos entre los contrincantes la relación está quebrada es que pese a que la tradición del partido indica que el candidato de la lista perdedora se sume a la mesa directiva ganadora, esta vez ni Macaya pretende ser parte de la eventual directiva de la senadora, ni Van Rysselberghe tiene pensado formar parte de la posible mesa liderada por Macaya.