Mirar hacia arriba
"El computador de escritorio está muerto. Bienvenidos a la nube de internet, donde grandes instalaciones a lo largo del mundo almacenarán toda la información que llegarás a usar". Así comenzaba un artículo publicado en octubre de 2006 por la revista Wired...

"El computador de escritorio está muerto. Bienvenidos a la nube de internet, donde grandes instalaciones a lo largo del mundo almacenarán toda la información que llegarás a usar". Así comenzaba un artículo publicado en octubre de 2006 por la revista Wired, titulado The Information Factories, firmado por George Gilder.
Ya desde entonces la nube comenzaba a tomar forma como una figura literaria para describir la nueva arquitectura de la red. Era la promesa de un sistema de almacenamiento sin límite imaginable y de acceso universal.
Pero ahora esa proyección es una realidad ineludible, porque está tomando forma un modelo que la convierte en un campo de batalla decisivo para los negocios. Las compañías bajan costos y mejoran eficiencias. Las grandes empresas tecnológicas se enfrentan por pintar la nube con sus colores.
Esta realidad tiene el potencial de cambiar algunos aspectos que definen cómo vivimos. Cómo trabajamos y nos organizamos, cómo vemos películas y qué relación tenemos con la música que escuchamos. Pero quizás lo más revolucionario puede ser su impacto en la manera en que se crea el nuevo conocimiento. La investigación científica encuentra en la nube un nuevo horizonte. Desde acá parece ser infinito.
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