Ciencia: McCartney, Osama y la verdad
Que Paul está muerto, que bin laden está vivo, que los vinos caros son mejores, que hay que tocar madera para protegerse. El sesgo de confirmación entorpece el avance del conocimiento. Y distorsiona los debates sociales relevantes. <br>
¿Qué tienen en común Osama bin Laden y Paul McCartney? Así se titula la última columna de Peter M. Nardi en la revista Miller-McCune. El autor alude a los rumores de la muerte de McCartney -y posterior suplantación por un aventajado doble- que han poblado la prensa desde fines de los 60'. Con Bin Laden ocurre lo opuesto: hay quienes especulan que está vivo (o que estaba muerto hace mucho, o incluso que nunca existió), y que la supuesta operación que le dio muerte sería un montaje. El artículo habla del muy comentado y estudiado "sesgo de confirmación". Se trata de una típica conducta humana irracional que nos hace seleccionar, entre todas las evidencias disponibles sobre algo, sólo aquellas que confirman una creencia. Así, por ejemplo, no importa que hayamos estado la semana pasada en frente del ex Beatle, escuchándolo cantar "And I love her" con la misma voz, los mismos gestos, la misma vitalidad que en los tiempos de la película A hard day's night. El que ha decidido creer la retorcida historia de su muerte, dejará pasar este detalle: que Paul -o "Paul"- aparezca descalzo en la carátula de Abbey Road es una "evidencia" mucho más relevante para él.
Pero no hay que llegar tan lejos para encontrar este tipo de actitudes en cada uno de nosotros.
Yo la encontré en mí gracias a la moda de las aguas minerales con sabor. En un comienzo, me sorprendí de la calidad de los saborizantes que utilizaban. Luego decidí experimentar: adivinar el sabor sin leerlo en la botella. Sorprendentemente, la tarea ya no era tan fácil. Era claro que al leer en la botella (o al ver el color en otras bebidas coloreadas), uno se hace una idea del sabor a esperar. Un experimento famoso al respecto es la cata de vino a ciegas, en la que los participantes sólo conocen el precio. Tenderán a encontrar mejores a los más caros (incluso cuando se los engaña sobre el precio). Cuando el precio no es conocido, la correlación precio-calidad se pierde rápidamente.
La columna de Nardi termina con la hipótesis de que no importa que las fotos del cadáver de Bin Laden se den a conocer. La mayoría de aquellos que creen que se trata de una farsa, lo seguirán haciendo. Lo mismo ocurre con la mayoría de las teorías conspirativas y, más aún, con la creencia de lo sobrenatural.
La lucha interna contra el sesgo de confirmación es fundamental en la investigación científica: significa aceptar e incorporar nuevas evidencias y ser capaces de cambiar nuestras posturas en base a éstas.
Después de todo, la verdad científica no existe. La ciencia es siempre una mirada provisional, que avanza por aproximaciones sucesivas. Se creía, por ejemplo, que la Tierra era plana; luego se propuso que era una esfera, y hoy sabemos que tampoco es una esfera (se achata hacia los polos), pero sabemos que es una aproximación mucho mejor que la de un plano.
Es este ejercicio científico de aproximación sucesiva a la verdad, de lucha contra el sesgo de la confirmación, el que se echa de menos en muchas discusiones públicas (por mencionar un par: la generación de electricidad y la del aborto terapéutico). Incluso lo echamos de menos en la fundamental discusión ¿Lennon o McCartney? Mi experiencia es que la mayoría de los melómanos contestan Lennon. Recuerdo a un conocido crítico de cine, que en un artículo sobre Lennon hablaba de la importancia de "Helter Skelter" como un tema de aquel. Quizás la falacia era necesaria para afirmar su teoría. Quizás por eso Paul McCartney la interpretó en Chile la semana pasada. Para demostrar que su rock está en las alturas máximas del género. Y que está vivo. No hay sesgo que resista esa evidencia.
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