Octubre del año pasado probablemente será un mes que el ingeniero y estudiante de medicina canadiense Philip Edgcumbe (29) no olvidará. Un grupo de científicos encabezados por él recibió el máximo honor en el Visioneers Summit, encuentro organizado por la Fundación XPrize en California para premiar a equipos que propongan soluciones a problemas globales. En este caso, se trataba del alzheimer, enfermedad degenerativa que afecta a casi la mitad de las personas de más de 85 años en el mundo.

"Esperamos evitar la devastación que de otra manera causaría estragos en decenas de millones de personas en las próximas décadas debido a la mayor longevidad en el mundo, y, al hacerlo, desbloquear una gran cantidad de potencial humano", dijo el científico en ese momento.

"Lo que me parece emocionante hoy en salud es que hay cada vez más información disponible. La salud va a cambiar de manera dramática gracias a la tecnología exponencial, smartphones y análisis de datos".

Cada año la Fundación XPrize (cofundada por Peter Diamandis, el mismo fundador de Singularity University) entrega un monto determinado y un plazo de seis meses para que el equipo líder identifique problemas surgidos en la sociedad civil para resolverlos, en un modelo conocido como crowdsourcing. El objetivo es triple: atraer inversión privada, crear resultados significativos reales con metas medibles y cruzar las fronteras nacionales y disciplinarias.

Ingeniero biomédico, científico y estudiante de medicina de la Universidad British Columbia (Canadá), Edgcumbe estará en Chile el 14 y 15 de marzo para hablar sobre su proyecto en la SingularityU Chile Summit '18, evento de formación ejecutiva a cargo de la academia y aceleradora de negocios Singularity University, ubicada en Silicon Valley. Edgcumbe fue parte de un equipo que construyó un microscopio ultrarrápido para escanear actividad sináptica en las neuronas. Además, fue el experto médico de una startup que desarrolló una aplicación para la detección del Alzheimer en etapas tempranas.

En 2014, Edgcumbe recibió el premio Outstanding Young Scientis en la International Conference on Medical Image Computing and Computer-Assisted Intervention. En 2016 pasó una temporada en Silicon Valley en Singularity University.

—¿Cómo pasaste del emprendimiento a la medicina?

—Tengo suerte de que Canadá apoya un entrenamiento para convertirse tanto en científico como en médico, rol bastante único en el sistema médico. Es un puente entre la investigación en laboratorios y el cuidado de los pacientes. Tengo la suerte de estar entrenándome en este programa. También me interesa aplicar la ingeniería y la innovación científica en la salud. Siempre quise tener un impacto positivo en la salud de las personas, no sólo ejerciendo como médico, sino comprendiendo realmente los desafíos en la salud, saber cómo trabajar en las soluciones. A menudo la gente en la salud está muy ocupada en el día a día. Este concepto de médico-innovador-científico es muy emocionante porque es una convergencia de distintas formas de pensar y diferentes enfoques tecnológicos.

—¿Cuán importante es para un país de ingreso medio, como Chile, esta conexión entre científicos e innovadores?

—Lo que me parece emocionante hoy en salud es que hay cada vez más información disponible y la salud va a cambiar de manera dramática gracias a la tecnología exponencial en smartphones y análisis de datos. En la tecnología exponencial hay seis pasos clave: digitalización, decepción (es decir, que no parece crecer demasiado rápido), desmonetización, desmaterialización, disrupción y democratización. Cuando se democratiza, todos tienen acceso a ella, y eso es lo que está pasando ahora con muchas tecnologías asociadas a los smartphones. Yo creo que estamos a punto de ver eso en diversos servicios asociados a la medicina. Muchos de los equipos que los médicos usan para realizar diagnósticos, desde equipos para medir el corazón, análisis de sangre, etc., van a seguir esta tendencia exponencial de seis pasos hasta que se democraticen. Entonces el crecimiento exponencial tiene un potencial tremendo para democratizar la salud a través de smartphones. Al adoptar esa innovación y pensar a futuro en cómo la gente en Chile puede usar la tecnología en la salud se puede dar un gran salto con la infraestructura existente en el mundo desarrollado. Creo que por eso es importante que los ingenieros, desarrolladores y otros especialistas trabajen en conjunto con los médicos porque hay mucho potencial que se puede desbloquear para enfrentar los desafíos de la salud.

"La gente está viviendo más, y el principal factor de riesgo del alzheimer es la edad. Si bien hemos visto progreso en los avances de respuestas a otras enfermedades, no ha sido igual con el alzheimer".

—¿Por qué quisiste enfocarte en el alzheimer?

—Es el gran agujero del siglo XXI, en términos emocionales, económicos y sociales. Lo que realmente me inspiró a trabajar en él es que, hoy en el mundo hay 30 millones de casos de alzheimer y se proyecta que para 2050, si no tenemos una cura o solución, subirá a 130 millones de personas.

—¿La razón es sólo el envejecimiento…?

—La gente está viviendo más, y el principal factor de riesgo del alzheimer es la edad. Y si bien hemos visto progreso en los avances de respuestas a otras enfermedades, no ha sido igual con el alzheimer. Se trata de una enfermedad terrible que daña no sólo las relaciones de las personas, sino también quiénes son. La realidad es que, como alguien que está en el mundo de la medicina, he visto muy poco progreso en este trastorno. En los últimos 15 años, sólo en Estados Unidos hemos visto cerca de 450 intentos que han fracasado en términos de tratar el Alzheimer. Además es un problema muy desafiante desde el punto de vista científico. El gran problema es en que el sistema tradicional de innovación ha fracasado y por eso estoy tan entusiasmado con trabajar en él, porque creemos que usando crowdsourcing, poniendo un gran premio y pidiendo a la gente de todo el mundo que contribuya a través de sus ideas a tratarlo en las etapas más tempranas, se puede tener un gran logro, porque estamos resolviendo una de las fallas del sistema. Por eso el XPrize para el caso del Alzheimer tiene un gran potencial.

—¿Sientes que el tratamiento del alzheimer hoy es visto como una prioridad por los gobiernos y la industria?

—No le dan la prioridad que debieran darle, dada la magnitud de la enfermedad y cómo va a afectar a toda la economía del todo el mundo. Pero si se mira en comparación con lo que se dedica a cáncer o VIH, está muy por debajo. Nuestras asesoras senior fueron Maria Shriver (periodista y fundadora del Movimiento del Alzheimer Femenino) y Lisa Genova, quien vendió más de 2,5 millones de copias con un libro sobre este mal y dio una charla TED el año pasado sobre el tema, que tuvo más de 2 millones de visitas en internet. Lisa y yo dimos la charla inaugural en el encuentro de XPrize. Esperamos que el XPrize lleve a más investigación en esta área, y más importante, que atraiga a la gente que no está directamente relacionada con la investigación médica convencional a participar en el XPrize de Alzheimer.

—¿Crees que vas a ver una cura para esta enfermedad durante tu vida?

—Estoy muy confiado de ello. Con la tecnología exponencial y los avances que estamos viendo en la salud, estoy confiado en que veré una cura durante mi vida, e incluso muy pronto. Se han hecho muchos avances, con la llegada de la medicina de precisión, la genómica, mejor imagenología. Vamos a encontrar algo.