Se acabó noviembre y el asunto no pasaba de ser una anécdota, una variante más del clásico David contra Goliat, del humilde contra los poderosos. Se fue diciembre, y con ello la mitad de la Premier League, y la sorpresa se afianzaba, impávida frente al acoso de los grandes. Ha llegado fines de enero, con 23 de 38 fechas cumplidas, y Leicester no cae. No sólo es el líder, sino que les ha sacado tres puntos a sus escoltas, Arsenal y Manchester City, dos clubes que cuadriplican su presupuesto anual de 70 millones de dólares. Así las cosas, la opción del primer título se apodera de los sueños de los fanáticos.
Si la irregularidad ha sido la marca registrada de los conjuntos de Alexis Sánchez y Manuel Pellegrini en las instancias claves de la temporada, que les ha impedido el zarpazo definitivo, a los "Zorros" le ha sobrado constancia. Es el segundo elenco más goleador del certamen, tiene al máximo artillero, Jamie Vardy, y a uno de los mejores asistidores, Riyad Mahrez, un argelino de exquisita técnica, de notables diagonales y respetable zurdazo.
Nada mal para una escuadra que, a esta misma altura de la campaña pasada, la primera en la Premiership tras una década, era última, lucía la segunda valla más batida y acumulaba 14 derrotas, números que prácticamente sentenciaban su descenso, del que terminó salvándose gracias a una remontada final fantástica, con victorias en siete de sus últimos nueve encuentros. La bautizaron como el "Gran Escape". Eso sí, no alcanzó para que el técnico Nigel Pearson mantuviera el cargo.
Con el arribo del italiano Claudio Ranieri la idea era vivir una temporada menos agitada, sin la obligación de convivir con la soga al cuello, como generalmente han sido sus breves estadías en la División de Honor. A poco andar, los objetivos fueron mutando.
Mucho tiene que ver el actual momento con la presencia del entrenador italiano, cuyo largo currículo incluye a Fiorentina, Valencia, Atlético de Madrid, Chelsea, Parma, Juventus, Inter de Milán, Mónaco y Grecia. El espíritu de conjunto que trajo es una de las claves del éxito. Otra es la búsqueda constante de formas para que el plantel disfrute de los entrenamientos y los encuentros, sin presionarse por la posición que ocupan.
Pero la sensación de Leicester es Jamie Vardy, cuyas actuaciones le han permitido llegar, a los 29 años, por primera vez a la selección inglesa. Su historia es el reflejo de la campaña que cumple su equipo. Hace nueve años ganaba 100 mil pesos mensuales en el Stocksbridge Park Steels, en algo así como la Octava División, y a la par trabajaba en una fábrica de prótesis de fibra carbono. Al poco tiempo, andaba con una pulsera electrónica y cumplía arresto domiciliario nocturno tras una pelea en un bar.
A punta de goles se hizo camino por las distintas series hasta que los "Zorros", entonces en Segunda, se fijaron en él. Consciente de lo que debió bregar para estar donde está, el tipo lo da todo en la cancha, al punto de necesitar un tratamiento especial de recuperación, que consiste en mucha leche, proteínas, bebida antioxidante de cereza y meterse en una cámara frigorífica a -135 grados Celsius. De esa forma batió el récord del holandés Ruud van Nistelrooy de goles en fechas consecutivas.
¿Puede el Leicester entusiasmarse con la corona? Ranieri pasó de hablar de que la meta era la salvación a permitir el sueño de los hinchas de una ciudad de 450 mil habitantes. Sir Alex Ferguson, el mítico ex entrenador de Manchester United, lo cree posible, sobre todo si en estos días los tailandeses dueños del club invierten bien antes del cierre del libro de pases. Por ahora, incorporaron al internacional ghanés Daniel Amartey y al joven extremo Demarai Gray. Aunque quien los desvela es el seleccionado italiano Éder, de Sampdoria. Hace rato que debería haberse ido del baile, pero esta Cenicienta no piensa dejar la pista.