En la obra El aumento, del francés Georges Perec, una voz indica lo que un oficinista debe hacer para negociar una mejora de sueldo. "Usted ha reflexionado seriamente, ha tomado una decisión y va a ver a su jefe de servicio para pedirle un aumento".
Esa es la primera notificación de una secuencia que va describiendo, obsesivamente, todas las alternativas y los obstáculos que surgen al dar ese primer paso. El gran experimentador de la palabra que fue Perec (1938-1982) desarrolló en esta pieza de 1970 un diagrama de actividades, al modo de una maquinaria burocrática, en que cada voz representa un componente distinto: la proposición, la alternativa, la hipótesis positiva, la hipótesis negativa, la elección y la conclusión, además de un personaje que encarna la rubeola, enfermedad que ronda en distintos momentos de la historia.
La directora chilena Carolina Sagredo (Rosas... armar un recuerdo) toma el texto de Perec prácticamente al pie de la letra, pero acierta con la decisión de trabajarlo como un monólogo, a cargo de José Soza. El actor asume entonces el entramado completo, con los avances y los retrocesos, la vacilación, las suposiciones, la espera del jefe, las reiteraciones, la humillación, la enfermedad y el humor oscuro que van moldeando este brillante juego de lenguaje. Porque la obra, cuyo nombre completo es El aumento (o cómo, sean cuales fueren las condiciones sanitarias, psicológicas, climáticas, económicas o de otra índole, poner de su lado el máximo de oportunidades cuando usted le pide a su jefe de servicio un reajuste de salario), aborda el tema del poder y la crueldad del sistema económico, pero es también una reflexión sobre la retórica y las potencialidades de la palabra.
La conmovedora actuación de Soza es potenciada con un diseño escenográfico y de iluminación a cargo de Eduardo Jiménez y Anne Laure Jullian. Lo que vemos son algunas mesas, una silla y una serie de figuras geométricas rojas en el suelo, que grafican el diagrama del autor de La vida instrucciones de uso. Más atrás una hilera de trajes negros, como el que lleva puesto el protagonista, colgando del techo. Y un catre con ruedas en otra esquina del cielo. Pocos elementos, pero administrados con precisión en la hora y cuarto que dura el monólogo. Un montaje tan perturbador como recomendable.
"El aumento": hasta el 10 de abril en Matucana 100.