Entre un descubrimiento científico con potencial aplicación terapéutica y su transformación en un producto farmacéutico hay un largo y costoso camino, y es poco frecuente que una empresa chilena lo transite. Sin embargo, hoy son dos al menos las drogas chilenas en proceso de la primera fase de su prueba clínica —experimentación en humanos— en Estados Unidos, tras lograr la aprobación de la FDA, la autoridad regulatoria de ese país. Una  es la droga contra el cáncer desarrollada por Andes Biotechnologies —abordada en un reportaje de Qué Pasa hace dos semanas—, y la otra es la de Algenis, empresa financiada con capitales chilenos privados y estatales —a través de Corfo—  y también extranjeros. Su producto, la gonyautoxina, es un anestésico local desarrollado a partir del trabajo del científico Néstor Lagos en la Universidad de Chile, quien a principios de los 90 comenzó a trabajar con las toxinas que provocan la marea roja en los mariscos. La aplicación terapéutica para la que será probada la gonyautoxina —un inyectable que ya concluyó la primera parte de su fase 1 en un centro médico de Indiana— es en una patología para la cual, hasta ahora, no hay drogas específicas:la fisura anal, un problema común en los niños menores de 1 año y  en las mujeres mayores de 40. Algenis —que hasta ahora ha invertido aproximadamente US$ 10 millones en su producto— tiene algo más en común con Andes Biotechnologies: en su directorio tiene a Pablo Valenzuela, y entre sus principales inversionistas está el fondo de inversión chileno Aurus.